Y también la prensa… nadie sabe como de Tlaxcala a nivel nacional solamente se publican notas malas… a ver, cuándo van a sacar algo bueno, condenados periodistas muertos de hambre…

El ayuno discursivo duró más allá de la celebración navideña. Reactivó, sin embargo, al momento de entregar 283 mil chamarritas a igual número de criaturas ajenas a estos niveles de corrupción.

¡Quién fuera niño, para enfundarse en una manchichamarra sin prestar al acto a penas lo necesario!

El asunto es que una parte creciente del pueblo lo está tomando en serio. Y lo analiza. Y lo reprueba.

Pero el responsable de esta pachanga cambió los parlamentos, y hasta se hizo el ofendido en el asunto de la invasión a la sede parlamentaria. Casi le creemos aquello de que Orlando May es una blanca paloma. En cambio, esos majaderos legisladores… ¿cómo se atreven a quererle meter el pié?

Y esos salvajes reporteros, ¿qué les anima a publicar pura cosa mala del estado?… «pinches muertos de hambre». No lo dijo, pero qué tal lo pensó…

1.- El gobierno estatal gastó 67 millones de pesos en la manufactura de 283 mil 830 chamarritas. El costo por unidad alcanzó los 236 pesos… una locura, al ver la pésima calidad y el volúmen. Según fabricantes de San Miguel Xoxtla, el paraíso regional de la chamarra, estas prendas no cuestan más de 120 pesos.

2.- El ganador de esa transacción fue Tonchis (hermano de Manchis). Cómplice solidario del negocio también lo fue el empresario chiautempense Juan Carlos Jiménez.

3.- Tome usted nota: el primero recibiría,dicen, un ostentoso Rolex, nada más por pasar la chamba; usted sabe que aquí hay comisiones… diezmos que a veces, como en el caso de Secoduvi superan el 24 por ciento. Eso fue otro cantar… el relojito nada más fue para impresionar en las posadas.

4.- El segundo empresario facturaría para su empresa la insignificante cantidad de 27 millones de pesos.

5– Los restantes 40 millones de pesos se repartirían entre otros cuatro empresarios, también chiautempenses, donde la fiebre de la manchichamarrita, muy bien, generó un importante movimiento. Aplausos. Pero hay que rendir cuentas, señores. Se trata de dinero público usado en vulgares negocios con sobreprecios exorbitantes.

6.- Los 67 mdp se adjudicaron al citado carnal, en abierta rebeldía al marco legal. «Aquí la ley soy yo, les cuadre o no»…

De acuerdo con el artículo 36 de la Ley de Adquisiciones de Tlaxcala, el Gobierno se abstendrá de recibir propuestas o celebrar contrato alguno en las materias a que se refiere esta Ley, con las personas siguientes:

I.    Aquéllas en que el servidor público que intervenga en cualquier etapa del procedimiento de contratación tenga interés personal, familiar o de negocios, incluyendo aquéllas de las que pueda resultar algún beneficio para él, su cónyuge o sus parientes consanguíneos hasta el cuarto grado, por afinidad o civiles, o para terceros con los que tenga relaciones profesionales, laborales o de negocios, o para socios o sociedades de las que el servidor público o las personas antes referidas formen o hayan formado parte.

Caja de cristal. Cero negocios. Ni amigos ni parientes. Cae más rápido un hablador que un cojo.

Tal vez por este motivo, insisto, dicen,apenitas protagonizó tremendo agarrón con Asención Orihuela (el padre político de Mario Armando Mendoza).

La cosa estaría así: Chon persuadiría al más prencipal para abandonar la actitud autoritaria en su administración: «eso le preocupa demasiado al Señor Presidente…»

Para acabar pronto, Chon perdió a su pupilo el poderoso subsecretario técnico (quien se asió a la pierna de su nuevo padre… no político sino putativo) Y desconoció a su inventor Chon Orihuela. Y lo dejó ir.

Así es el poder. Unos ganan y muchos pierden. Hoy le tocó a Chon.

Pero, ¿cuánto vale el michoacano por sí mismo?

Sin embargo sigue quitando, poniendo y disponiendo de la firulilla necesaria para mover al estado entero.

Ahora, que sea efectivo… ese es otro tema (digo, nadie ignora que en ese ámbito es malito, malito).

Y ya que estamos en asuntos del terreno autoritario, conviene saber que el año pasado el gobierno decidió por sus pistolas presentar a Plácido Domingo en el Estadio Tlahuicole.

El evento fue un fiasco. Vendedores que no dejaron escuchar la música. Miles de boletos regalados… un rotundo fracaso en la taquilla. Pero:

1.- El gobierno pagó 18 millones de pesos al cantante español para cubrir el contrato.

2.- Tuvo pérdidas increíbles, con un estadio dividido en varias secciones: los que pagaron a fuerza; los que tuvieron que ir bajo amenaza de descuento en el reloj checador. Los miles de presentes, a quienes les llegó gratis el boleto.

Dicen que un beneficiario de esta mal negocio sería el empresario Rafael Herrerías Olea, lo cual no nos consta.

Los perredistas-marianistas

¿Cuánto costó el voto de Alejandra Roldán?

Nuestras fuentes nos revelaron que además del vulgar embute, «el prócer de la lucha social» en Tlaxcala, Ubaldo Lander Corona, lograría la firma de un infladísimo contrato de arrendamiento para seguir prestando su feíta propiedad, allá por la Ribereña, a una dependencia del manchigobierno.

Ese contrato es leonino. Nos dicen que no puede ser anulado.

Así se vende la Izquierda. Bueno, lo correcto es decir, así se saca provecho a navegar con bandera de rojillo.

Lander, defensor de causas nobles, obligó a su pupila Roldán Benitez a plasmar la rúbrica en aquella polémica manchiley, apoyada por la chiquillada sindical (como el sindicato Justo Sierra, y su casa junto con 500 billetes que recibió el singular líder de este.