La Paredes cambió el son por la Bossa Nova y aquí, cortó a muchos el cordón umbilical, entonces fuerzas como la UAT, comienzan a llenar importantes huecos.

Se trata de una importante herramienta electoral en pleno reacomodo de fuerzas, una vez que Beatriz Paredes Rangel, ha dejado un hueco tras no superar la prueba ante el nuevo priísmo y su incompatibilidad con alguien que había ido a por todas.

Es la universidad pública de Tlaxcala, de pensamiento diverso pero con una sostenida química orticista que, llegado el momento le ha demandado conformar un amplio frente. Y vale la pena advertir un mayoritario respaldo ante el agreste panorama marianista y sus múltiples embestidas de la sinrazón, destruyendo esto y aquello sin siquiera advertir el adelantado destierro a causa de la rabieta como estilo de vida.

Así que la operación beatricista, otrora encargada de buscar equilibrios muy a su arbitrio, ha dejado vacante el puesto para que alguno de los pupilos de la carnosa enviada a tierras cariocas la supla, no esa especie de dación a Mariano, Héctor y Alfonso, la misma oportunidad como se los procuró siendo lideresa campesina, y aquellos, sus muy apasionados aprendices. No, ahora cada cual reclamará la parte de herencia de la que se siente merecedor.

Porque en un reflejo de naturaleza humana, tomaron lo que pudieron de ella y luego, sin sobresalto la vieron partir dejando una plaza a la cual, cada uno de los tres imprimió su particular modo de hacer política.

Alfonso fue el primero en cortar su cordón umbilical y declararse de un pensamiento de izquierda al cual no es congruente su formacion de hacendado… la casta divina de la cual proviene, pero que con el tiempo no le ha impedido allegarse los afectos de Andrés Manuel López Obrador, a cuya sombra ha logrado el trecho de carrera tras haber succionado por treinta y tantos años de la ubre priísta.

Héctor, el segundo en depositar sus carnes en la silla de mando. Igual de incongruente con los medios para lograr su objetivo, porque hubo de fingirse panista y en el colmo del delirio, demostrar afectos al monstruoso Vicente Fox y su Isabelina Martita, buenos por cierto con Tlaxcala, a la cual tomaron como alternativa para apaciguar reiteradamente su impopularidad en otras regiones, sobre todo del sureste. Lo que es la suerte, a este beatricista también le tocó una intensa relación con Felipe Calderón y sus necedades: una, para procurar presupuestalmente a Tlaxcala pasando por alto su estrechez geográfica, y el otro, para imponer a un personaje con el vientre seco y el sino de perdedora en su majadera ambición.

Mariano, el más estético de los tres y por tanto narcisista destructivo que, conforme avanzó el tiempo fue perdiendo el piso hasta lograr, en una segunda o tercera oportunidad, acariciar la silla y al poquito tiempo hartarse de ella, al grado del desprecio para poder seguir con su ego estilo a lado de sus amigos temporales, como Ivonne Ortega, con un pie adentro del CEN tricolor para fungir como secretaria general, ávida de afectos para elogiar las lipos que artificiosamente le libraron de la maldición obesa… si hubiese una cirugía semejante para aliviar a los obesos del odio…

Llegado el momento este trío ha tenido que usar sus mejores trucos para tomar las más prendas dejadas por la paisana, quien no tuvo más alternativa que cambiar el son por la Bossa Nova y su castellano amado tan al extremo con diez o más lecturas a Cien Años de Soledad.

Y si Héctor trae el plus de una comunidad universitaria dispuesta a hacer política y a cobrar con la razón las afrentas marianistas como el deseo de hacer estacionamiento su icónica Plaza del Bicentenario, pues qué caray verdad, los astros están alineados y los partidos políticos casi coleccionados comenzando por el de casa: el PAC, el de Heladia, Convergencia, y el de Manolo Espino, Concertación Mexicana.

En ese loco afán de don González por ser non en cada uno de los muchos negocios que le quitan el sueño, pues lo mismo anima a morenistas encabezados por su primo Poncho que a los universitarios orticistas u, orticistas universitarios, a atrincherarse, muy dispuestos a no dejar piedra sobre piedra en la próxima elección, cuando otra vez  se aplique un doloroso hierro en el costillar del astado este, falto de casta y con muy malas ideas.

El joven Cervantes

Desgastado por las constantes demostraciones afectivas a un impasible Mariano, el actual diputado verde, Gregorio González, parece haber llegado al final de la relación con el hacendado, pues no hay peores favores que los hechos a quien ni los pidió, ni los sabe agradecer cuando de todas formas se hicieron.

Ya lo veo participando como abanderado tucanero en el municipio de Apizaco, para pelear por la oficina que alguna vez compartió con Alex Ortiz, de no muy buenos recuerdos, ni en el PAN, como tampoco en el municipio cuya cabecera es la Ciudad Modelo.

La madrina poderosa

La simpática Josefina Cuéllar, no entiende que para hacer nombramientos sin derramar lágrimas primero tiene que consultarlo con aquél del cual es subalterna (ya ven como le fue con sus acuerdos originales con el sindicato del Cobat). Pero como no aprende, hace poco su compadrito de Texoloc, Martín Hernández González, le pediría aplicarse a fondo para abrir a su hijo, o sea el ahijado de aquella, una subdirección en el sistema.

«Vas a ver que vas a ser», fue más o menos lo que respondió la poderosa madrina a los entusiasmados y cándidos Martín grande y Martín chico, mas no se acordó de la madriza moral y emocional que le puede costar el andar haciendo como que es capaz de tomar sus decisiones por ella misma.