Los dos primeros años de su administración jugó el papel de oposición disciplinada, pero ahora debe alinearse por la derecha ante el peñismo que, bien detectado lo tiene.

Gobiernos como el de Tlaxcala, para los cuales era maravillosa esa relación hasta cordial con los dos representantes panistas del Ejecutivo Federal, carecen de más alternativas que el retroceso a la postración ante la cultura del presidencialismo, del cual se habían librado, hasta la llegada de Enrique Peña Nieto a Los Pinos.

Durante las administraciones Fox y Calderón, a los gobernadores priístas les daba por evocar a la gran figura presidencial, al estilo Díaz Ordáz o López Portillo.

Respondían así a los desplantes del mamarracho en que devino el esposo de Martita Sahagún, o a los pleitos albiazules con el sello de, «haiga sido como haiga sido», con repercusión nacional (por ejemplo la imposición de Adriana Dávila, como candidata a gobernadora pese al pronóstico adverso por su improvisación).

Hoy, bajo el nombre de Presidencia Democrática, resurge el pacto no escrito de subodinación. Y saben bien los mandatarios estatales del infinito poder depositado en el hidalguense Miguel Ángel Osorio Chong, pese al desacuerdo vivido ayer jueves en el Senado, para aumentar el poder de la Segob, regresándole las funciones de la institución que, bajo el mando del polémico Jorge García Luna, dotó a Calderón de un poderoso juguete, como ningún otro presidente lo había detentado.

En este contexto, los arranques del mandatario tlaxcalteca son ya monitoreados por un Gran Hermano que, ha de dar detalle a la superioridad, de tal manera que esa otra cultura, la de golpear la mesa impacte a González Zarur y su falta de brújula, gracias a las cuales el PRI en Tlaxcala se encuentra sumido en su peor etapa, pese a ser el partido en el poder.

Nuevas acciones se ven en el corto plazo:

1.- Un priísmo a salvo de las rabietas con maña (muy enojado pero bien que se queda con los recursos) ahora con el sello del peñanietismo, en tanto la fórmula invencible del tricolor corregido, aumentado y con el nuevo corporativismo de ser en sí un producto muy superior a los limitados alcances de aldeanos personajes como el hacendado gobernador de Tlaxcala.

2.- Prospectos que se libren de la visión mediocre y miope de vividores que inexplicablemente son sostenidos en puestos clave, encabezados por Mario Armando Mendoza, metido con calzador a la política local, con todos los recursos a su alcance, pero pésimo a la hora de entregar cuentas (la escandalosa derrota de Peña Nieto en Tlaxcala es, cien por ciento su responsabilidad).

3.- Si en el tema electoral que, es prioridad para el tricolor, los cambios son inminentes, el ámbito de la gobernabilidad es ya una supervisión constante, desde luego a través del ojo avizor de la Secretaría de Gobernación, con el impasible Osorio Chong, observando y actuando, y muy dispuesto a atender solicitudes como la planteada por personajes del perfil del corrido Enrique Portillo Cisneros, distribuyendo oficios del sindicato del Colegio de Bachilleres de Tlaxcala, en cuanta ventanilla pueda, prioritariamente la Segob y la Secretaría de Educación, en manos de Emilio Chuayfet Chemor, un ex titular de la misma dependencia, además de ex gobernador, para el cual nada hay nuevo bajo este sol que hoy brilla bajo la luz tricolor.

La administración federal tiene bien identificado el pie del que cojea su gobernador tlaxcalteca y con toda seguridad habrá la necesaria supervisión que necesitan los políticos chapados a la antigua, como Mariano, que es un personaje criado bajo el amparo del presidencialismo al que le tocaron los dos primeros años de su gestión como gobernador, fuera de ese sistema, infalible, agobiante y a la vez exigente.

Procuraduría en manos de Fragoso, ¿todavía?

El bajísimo nivel argumentativo de las averiguaciones previas puede verse con la estadística mostrada por el presidente de la Sala Penal del Tribunal Superior de Justicia, el agraviado del marianismo Mario de Jesús Jiménez, quien reveló a Reforma que de 773 juicios de apelación en lo que va del mariantato, sus Ministerios Públicos sólo han ganado 43 ante la instancia a su cargo.

Cuando el mandatario estatal y su hilarante llamada de atención a la procuradora («no se olviden que soy abogado si no pueden con la integración correcta de las averiguaciones») sobrevendrían, dicen, hasta siete días de una institución sin titular, nos han revelado fuentes de confiar. Siete días que marcan el inicio de una de las peores etapas vividas por el ejecutivo tlaxcalteca y su brazo derecho… su abogada de cabecera (con quien la relación ya se había enfriado desde el declarado rompimiento con Rubén Flores Leal, innegable patrocinador de Fragoso Sánchez).

Alicia se tiene que ir. Sostenerla en el cargo es parte del sacrificio, vivido en varios servidores (como el secretario de Finanzas) víctimas del maltrato de su amo, pero sobre todo de su probada incapacidad que, justificadamente lleva al dueño de las rabietas más escandalosas de Tlaxcala a reaccionar como lo ha hecho.

Prescindir de la Fragoso en un área tan delicada será un golpe demoledor al marianismo, pero los hechos no mienten.

Lo grave de esta crisis es: si Alicia se va, quién la sustituye. No nos confundamos. Aquí lo prioritario no es el nivel académico o la vocación de servicio, sino la flema para soportar a un monstruoso verdugo sobre sus hombros las veinticuatro horas del día.¿Quién es el guapo o la guapa capaces de colocarse ese trompo en la uña?

En el IET, se respira la miseria

Y qué, que hayan salido de un proceso complejo, carísimo y al final hayan resultado los palomeados porque ya habían sido tocados en la frente por el gurú del marianismo (no es pitorreo, eh) Mario Armando Mendoza.

Ahora son solidarios consejeros de la miseria marianista, capaz de matarlos de hambre y tenerlos como ocurre en este momento, sin recursos siquiera para desempeñar su labor de monitoreo en radio y televisión.

Son, pese a los principios del instituto al cual representan, el objetivo de no hacer efectiva la imparcialidad y la fiabilidad, en aras de deber el favor a un ejecutivo que, en sus constantes actos de sinrazón ahora los tiene en ayuno y expuestos a recibir la mano solidaria del otro corporativo, el adversario orticista sediento de recuperar espacios y con recursos para paliar (y hasta solucionar) el problema de fondo de los nuevos integrantes del IET.

Pero así se las gasta el, «líder».