Pero planeamos invertir fondos federales en la elaboración de tacos solares de canasta; la historia de una funcionaria vital que no se halla a gusto con su trabajo.

Debe haber una razón muy importante para desconcentrar a la promotora económica del estado, Adriana Moreno Durán, cuyo antecedente de haber quebrado las factorías heredadas por su señor padre, lo traslada ahora al menaje tlaxcalteca.

Le fue impedido dejar este empleo. Cómo olvidar aquella condena telefónica cuando la funcionaria se animó a pedir permiso a su patrón: – «…señor, me quieren en Economía». Y la indignación de quien le firma sus cheques no se hizo esperar: «¡No hay permiso!».

¿En la Secretaría de Economía?, ¿Y para qué la querría el secretario Idelfonso Guajardo Villarreal?, ¿Hay que hacer un programa de grandes alcances el impulsado por Moreno para producir tacos solares de canasta?

Moreno Durán, debería pensar con detenimiento tomar unas largas vacaciones; hay razones de fondo:

1.- Cuando debió atender a cuerpo de rey a los ejecutivos de Audi -a quienes el gobierno poblano vendió el terreno donde se asentarán a ochenta centavos el metro cuadrado- la señora Moreno Durán prefirió asistir a la noche mexicana encabezada por su patrón. Fue incapaz de modificar la agenda del gobernador y la propia para dar prioridad a los empresarios teutones.

2.- En condiciones similares, que nunca conocerán la luz, se fueron de Tlaxcala los ejecutivos de otra marca automotriz. Hyundai, a quienes en el Bajío les ofrecieron ventajas inmejorables para asentarse.

3.- Estos son los grandes fracasos de Tlaxcala, con repercusión histórica que describen una política inexistente de fomento a la economía, pero eso sí, unas tremendas ganas de la actual funcionaria para cambiar de plaza y sentirse importante por ser la única tlaxcalteca dentro del gabinete de Enrique Peña Nieto.

En la Sedeco no hay limitaciones económicas. Dispone de recursos para viajes internacionales. Presuntamente usa la cobranza de programas federales de fomento para financiar su gasto corriente, mas a la hora de entregar cuentas, difunde a detalle su intervención para instalar dos tortillerías que utilizan foto celdas para sustituir el uso de gas LP, y así abatir los costos de los tacos de canasta.

Como ve usted, hay una diferencia grande entre batirse hasta el último aliento defendiendo el derecho de los tlaxcaltecas a contar con una empresa de la talla de Audi, y este proyecto que le platico, para usar fondos federales en la compra de chicharrón, frijolitos, huevito con rajas, longaniza, y salsa dentro de un gran frasco de mayonesa, todo adornado con un pliego plástico de color azul.

Esto no es pitorreo. Es la política de Desarrollo Económico de Tlaxcala.

A dos años de gobierno y ocupando el lugar 27 como estado atractivo para la inversión privada, la titular de Sedeco se dio cuenta que algo hace falta para impedir que los inversionistas se vayan, hastiados por tanto trámite: “Si no nos ven competitivos somos menos deseables para su operación en Tlaxcala, por eso nos importa mucho que tengamos un gobierno eficaz y eficiente que disminuya al mínimo necesario los trámites que sean simples y sencillos que es lo que está pidiendo el mundo y que tengan un costo claro en relación al servicio que se presta”.

Esto ocurre a dos años de gobierno. Tal vez, cerca de los seis, y si no se nos ha ido al gobierno federal, la señora Moreno haya tenido el valor de incidir en el cambio de ese marco regulatorio del que tanto se queja.

¿Y los útiles escolares?

Acaba 2012 y un nuevo desafío legal de la administración corriente está en ciernes: no se entregará a tiempo el apoyo a miles de alumnos, tras meses y meses de actitud especulativa y aparente análisis respecto al mejor negocio para gastar lo presupuestado.

Se habla de 260 chamarritas para darlas en enero a igual número de beneficiados, simultáneo a la entrega de sus útiles escolares. ¿Sí, y cuánto cuestan?, ¿quién las va a confeccionar?, ¿alguien debe haber decidido el color verde y las manchigrecas para hacer ahora a 260 mil niños, promotores involuntarios de la imagen de Mariano, por cierto en el sótano según Liébano Sáenz, el encuestador priísta por antonomasia.

¿Por qué será que en el gobierno se preguntan las causas por las cuales los ciudadanos perdieron la confianza en la autoridad? La respuesta no es difícil de encontrar.

¿Andamos mal… pues hagamos de ello un negocio?

El Oficial Mayor de Gobierno, Ubaldo Velasco Hernández (al que no quisieron ni de candidato a alcalde de Apizaco, ni a diputado local) pactaría la aplicación de encuestas de carácter presuntamente electoral, con un costo superior a los 25 millones de pesos.

Obvio, desesperados como están porque hasta los mismos priístas les han retirado su confianza, pensarían adentrarse en temas mediante los cuales aseguren un buen lugar a los candidatos y candidatas a diputados locales y alcaldes.

Y surge la pregunta obligada. ¿Quién va a hacer esas encuestas?, ¿cómo surge la iniciativa?, ¿en qué ayuda al estado gastar semejante cantidad?, ¿se llevó a concurso público o se decidió adjudicarlas a los amigos?

Me parece que adelantadamente varios brillantes subalternos de Mariano se dieron cuenta que la nave hace agua y se hallan en pleno año de Hidalgo. Lo que no consigan ahora, dificilmente lo harán más adelante, cuando pudiera ser una realidad el cambio de titular del ejecutivo y dios sabe que destino aguarde a los máximos beneficiarios del ingenuo temperamental.

Veinticinco millones para encuestas. Es un exceso. Sobre todo porque se trata de una inversión a ojos cerrados. Bueno, a ojos cerrados para el pueblo, no así para aquellos encargados de mover esa fortuna.