Las marranadas que el OFS detectó a las cuentas públicas del ejecutivo fueron descubiertas pero nadie dice nada; ojalá lo anoten las senadoras en la agenda de su próximo cafecito en Tlaxcala.
Por lo menos dos temas prioritarios deberían estar agendados para analizarse en una nueva reunión de las tres senadoras tlaxcaltecas, Martha Palafox Gutiérras (PT), Adriana Dávila Fernández (PAN) y Lorena Cuéllar Cisneros (PRD).
Para comenzar, las cuentas públicas del poder ejecutivo, a las cuales aprobó la asamblea local pero en condiciones de un maloliente cochinero, con novecientos, mil o más, millones de pesos, mal empleados, desaparecidos, desviados, en fin, parte de una asquerosa acción bipartita (Congreso-Ejecutivo) que no debe quedar impune.
De cada una de ellas le dimos cuenta y créame, nos impresionaron los cientos de toneladas de cemento endurecido porque no lo repartieron, o que en lugar de casas para las familias pobres, con programas de la federación se haya impulsado la construcción de locales comerciales o segundos pisos en propiedades de personas no susceptibles de dichos apoyos.
Digo, es un ejemplo entre muchos. Como aquél de las empresas pertenecientes a la familia Romano Montealegre, beneficiadas por la política de adjudicación de obras… comenzando desde el remozamiento de la Casa de Gobierno.
El trío de senadoras vive un momento importante. No pueden sucumbir al papel de paladinas tlaxcaltecas. Cuando acordaron este cafecito en el Posada, no imaginaban los alcances de su decisión.
No nos vayan a salir conque unos propios del atento gober les llevaron regalitos. Y sus análisis comiencen a disiparse, o a hacerse raros raros, tal y como actualmente pasa con los diputados locales, nada más tome nota, con presupuesto para obra pública, pese a que su función nada tiene que ver con el cemento y los ladrillos, entre otras concesiones.
El otro tema, sin duda, es la renovación del Consejo General del Instituto Electoral de Tlaxcala (IET).
Nos urge un organismo confiable.
No perdamos de vista que el ejecutivo salió herido de muerte por sus propias maniobras sucias en la elección federal de julio de este año. Y seguramente querrá sacarse la espina.
Varios de los aspirantes a consejeros resultaron familiares de políticos en funciones.
Creo que en el fondo es un asunto intrascendente. Los lazos sanguíneos poco tienen que ver con la forma de pensar de las nuevas generaciones. Si resulta consejera o consejero algún hijo o hermano, concubina o amigo de los protagonistas del poder, qué importa, si al rendir protesta realmente lo hace convencido de los principios de democracia, certeza, honestidad e independencia con los cuales se rige el instituto.
Ahora, si a las senadoras les da por lanzar el mensaje a su amigo (ajá) Mariano, en el sentido de que mantenga sus manos fuera de dicho proceso de renovación, seguro el ciudadano mandatario la piensa dos veces antes de involucrarse más de la cuenta.
No perdamos de vista que ya venía operando para conformar un sistema autoritario en el ámbito electoral.
Incidió en la desaparición de dos magistrados en la Sala Electoral, de forma que hoy las deliberaciones que ahí se tomen solo tendrán un punto de vista. Murió el debate, la posibilidad de confrontar el análisis y las ideas de quienes conformaban la conciencia en ese organismo.
Reiteradas veces se manifestó partidario de desaparecer al IET para encargar al IFE la organización de los procesos electorales locales.
Como si eso fuese barato. Como si no requiriera de un trabajo extremo para desmantelar a un organismo conformado por tlaxcaltecas, para dar la preferencia a ciudadanos venidos de otras latitudes, muy respetables seguramente pero ajenos a la realidad local.
Asi que, senadoras, ya cuentan con dos asuntos para la agenda. El cafecito, les juro que se los paga el pueblo, pero por vida suya no se dejen comprar…
Los liberadores de proxenetas
Acostrumbrado a debatir atrocidades con la prensa, el magistrado Mario Jimenez, concurrió ayer martes a El Sol de Tlaxcala, para explicar las causas que llevaron a él y a Francisco Flores Olayo, a liberar a un lenón confeso y sentenciado a once años de prisión, la reparación del daño a dos mujeres que explotaba y el pago de una cuantiosa multa.
Jimenez, quien tiene un amplio antecedente en esto de las decisiones polémicas que cambian, sumen y destruyen la vida de las familias tlaxcaltecas, responsabilizó a los abogados de la Procuraduría General de Justicia del Estado, de redactar las averiguaciones con criterios básicos, erráticos, o sea, con las patas…
Bueno, si los tontos abogados bajo el mando de Alicia Fragoso Sánchez, colaboran a que estos magistrados puedan ganar con el sudor de su frente una buena propina… ¡pues es culpa de la procuradora!
Así lo pensaron. Eso les convino. El resto usted lo sabe.
¿Quién paga los platos rotos por estas mediocridades de una institución y la consecuente ganancia para esos abogados, «inteligentes», verdad, y comprometidos con el Derecho?
Pues las víctimas de la trata de personas.
Entonces ha quedado al descubierto el porqué todos los esfuerzos por combatir en Tlaxcala la trata, con repercusión para el país entero.
Como si fuesen miembros del crimen organizado, intervienen unos abogados imbéciles de la Procuraduría. Elaboran averiguaciones deficientes y las ponen en las manos de verdaderos demonios del Derecho, a quienes les resulta sencillito detectar las pendejadas urdidas en la procu, elaborar sentencias sorprendentes para el estado y, ¿usted lo dudaría?, ganar «honestamente un lana». ah, la culpa no es de ellos…
Por cierto, al magistrado Francisco Flores Olayo, se la tiene sentenciada el gobernador Mariano González Zarur.
Jugaría un papel protagónico para quitar una cantidad con muchos ceros al ex gobernador Tuilio Hernández Gómez, cuando este, hace años, se vio involuntariamente involucrado en un delicado asunto de carácter penal (su rancho era usado para guardar mercancía ilícita, de robos en carretera).
Respecto al dinero que tuvo que pagar Tulio para no ser presentado en la Procuraduría, Mariano diría a su entonces abogada de cabecera (hoy procuradora) Alicia Fragoso Sánchez. «déjalo, los va a vomitar…»
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