El PRI se apresta a cobrar una interminable serie de facturas al gobernador modelo, de lo que no se debe hacer con el partido.
Hace unos días los vieron, creo que en el Desafuero, uno de los restaurantes de moda en Puebla. En este lado de la mesa, el ex gobernador de Veracruz, Fidel Herrera Beltrán, inminente delegado del Comité Ejecutivo Nacional (CEN) del PRI para Tlaxcala, y del otro al enigmático Carlitos Rojas Gutiérrez, ¿asesor? de don Mariano, crítico asérrimo, pero eso sí, peñista de hueso colorado.
¿Los temas? bueno, los mecanismos para refrenar a los tricolores vecinos de Puebla, decididos a echar toda la carne al asador, primero para tener las delegaciones federales en sus manos y luego, para reorganizarse con miras a poner las peras a catorce al gobernador panista-perredista-neoaliancista, Rafa Moreno Valle, que está que tiembla por seguir sumando piezas a su rompecabezas de poder.
A los comensales los preocupaba un tema en particular: Tlaxcala.
¿Cómo parar en seco al vendaval sin rumbo que despacha en Palacio?, ¿Cómo aplicarle las sanciones dictadas desde la mullida butaca ocupada por Don Peña, mohíno contra el simulador gobernante que le prometió las estrellas y mira si le cumplió?
Lo urgente
Sin duda, en la conversación de semejantes íconos del PRI, el reparto de las delegaciones copaba su tiempo. Se siente la presión de Mariano para acapararlas, señalaban, pero al mismo tiempo condenaban eso a lo que llaman traición y que en sus códigos es imperdonable… mira que dejarse ganar así por el Peje, no tiene nombre; ya no digas el ridículo de carecer de representantes en el Congreso de la Unión.
Ah, sí, tenemos una, pero como si no la tuviéramos… jeje.
Lo de fondo
El relevo tiene que darse. Y seguramente a alguien afín a Beatriz…
Era claro que saben el teje y maneje del partido en Tlaxcala. Que están conscientes, la Paredes maniobró en su momento para que Mariano no llegara, pero en la elección de 2010 se disciplinó y también hizo hasta lo imposible, pero para su llegada, no le aunque la certeza de que venía a romper la casa. Y así esté sucediendo.
Sin duda también se habló de las posibilidades de Noé Rodríguez Roldán, actual secretario de Gobierno y uno de los más comentados para encabezar la lista del eventual relevo.
Pero, ¿de veras conoce Peña a Noé?
No mucho. Parece que el supuesto peñismo del calpulalpense era más de apariencias. Pero, a final de cuentas resultaría útil al partido pues, la sumisión a Mariano -única forma de relacionarse con él- garantizaría diálogo, porque mira, deshacerse de un tipo con ese nivel de megalomanía no deja de ser preocupante.
¿Preocupante?… Mandémoslo al diablo, mucho daño ya hizo al partido…
Wisky, cervecitas, botanas de mariscos y una animada conversación, dominaban la mesa que, negreaba con el brillo propio de Fidel, declarado listo para asestar un puntapié en el trasero a otro destructor de su partido en Tlaxcala: Enrique González González, uno de los señoritos del partido, bueno para poco pero, eso sí, con la uña bien larga…
Ah, pero el papel de Rojas…
Si Mariano no lo hubiese maltratado, como lo hizo cuando lo corrió, si aquél no hubiese tenido que arrepentirse por ser incapaz de contener al monstruoso dragón malhablado y tembloroso, que echa lumbre cada que alguien osa contradecirlo. Pero en ese momento, en el Desafuero, la cosa era ir afinando el fin adelantado de esta, que no alcanza a convertise en corriente política local: el marianismo.
¿Incorporalo al gabinete del gobierno federal?
¿Como de qué?, ¿En Hacienda?… ¡por favor!
No, en cualquier parte, la cosa es planear una retirada digna, para no dejar abiertas demasiadas heridas.
Pero, ya viste qué desorden con la administración.
Sí, ni cómo ayudarle.
Seguridad Pública, las apariencias engañan
Un análisis de la actual situación en el ámbito de seguridad pública señala al municipio de Santa Ana Chiautempan, Tlaxcala, como el lugar donde se trata peor a los policías.
El documento cuestiona una serie de recursos asignados a dicha administración, sin el cumplimiento de los compromisos básicos para merecer el apoyo del Gobierno Federal en un tema tan básico como el de la seguridad.
«No es posible aceptar que los elementos carezcan de un sitio digno donde cambiar sus uniformes, que deban pagar tres pesos a los encargados del excusado público en el auditorio de esa municipalidad cada vez que tienen necesidad del servicio, y que ni siquiera dispongan de dormitorios donde puedan reponerse de las pesadas jornadas de 24 por 24», sostiene dicho análisis.
«En el colmo de las incongruencias, pese al compromiso que ese municipio tiene con el ámbito de la Seguridad Pública, en el corto plazo planea la construcción de una plaza de toros, y deja otra vez de lado la dignificación de su policía».
«Los policías de Chiautempan tienen que entablar convenios con negociaciones particulares para utilizar sus sanitarios y otro tipo de concesiones para permitirles usar sus instalaciones para satisfacer necesidades que por ley deberían ser cubiertas por la comuna», añade el informe.
Dichas conclusiones aparecen a lado de una severa crítica al manoseo detectado en entidades como Tlaxcala, a los procesos de aplicación de exámenes de confianza, que derivan en la aprobación de aquellos que cuentan con la recomendación de los ediles y, llevan al enfrentamiento de carácter político los casos de elementos relacionados con algún personaje que resulte su adversario en dicho tema.
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