Hemos desmenuzado tres auditorías: Itife, USET y SESESP; van más de 708 mdp de probable daño al patrimonio del estado, curiosamente diputados comparsas comen con manteca a partir de entonces.

Algo tiene que idear el ejecutivo de Tlaxcala para calmar las aguas respecto a sus cuentas públicas, aprobadas mediante estrategias mágicas pese a la abundancia de errores, omisiones, desvíos y hasta invención de nuevos rubros para gastar los millones (como los 42 mdp del Itife destinados a ¡gastos estatales!).

Hemos desmenuzado dos auditorias,  practicadas al Itife, con un probable daño patrimonial de 361 millones de pesos, y a la USET, con otro probable daño en la misma dirección, por 289 millones de pesos. O sea, en este momento van poco más de $650,000,000.00 (seiscientos cincuenta millones de pesos).

Y lo que falta.

Por ejemplo, mucho se ha hablado del súbito cambio de estafeta en el Secretariado del Ejecutivo del Sistema Estatal de Seguridad Pública (SESESP). Se fue el señor JJ Temoltzin, y llegó, ¿el corderito?, Benito Hernández Fernández. Pero, ¿y dígame, sabe usted del caos en sus estados financieros?

1.- Omiten integrar en la cuenta pública la información de los recursos federales «Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública» y de recursos estatales, únicamente la envían por los remanentes de ejercicios anteriores del Fideicomiso Fondo de Seguridad Pública (Foseg).

2.- (Omiten) solventar las veintiocho observaciones pendientes de cuenta pública. Existen gastos excesivos en varias partidas presupuestales y muchas las realizaron en el mes de diciembre.

3.- (Omiten) reintegrar o justificar los recursos considerados en el cuadro de «Cuantificación Monetaria de las Observaciones con Posible Daño Patrimonial» por la cantidad de $58,436,158.68 (cincuenta y ocho millones 436 mil 158 pesos 68/100).

* El SESESP omitió registrar en el patrimonio adquisiciones por la cantidad de $57,429485.38 (cincuenta y siete millones 429 mil 485 pesos 38/100).

* La misma dependencia adquirió vehículos con recursos en remanentes de ejercicios anteriores del Fondo de aportaciones para la seguridad Pública del ramo 33 que se asignaron a funcionarios de ese ente por la cantidad de $1,006,673.30 (un millón 6 mil 673 pesos 30/100).

4.- No presentó la distribución de los recursos, producto del superávit obtenido por la cantidad de $57,780,138.14 (cincuenta y siete millones 780 mil 138 pesos 14/100), autorizado por su órgano de gobierno, mismo que originó subejercicio presupuestal por la misma cantidad.

5.- No presentó el pronóstico de ingresos, presupuesto de egresos, organigrama, plantilla y tabulador de sueldos autorizados por su órgano de gobierno.

6.- En lo sucesivo, presentar la cuenta pública informando la aplicación de todos los recursos que administre el SESESP Fondo de Aportaciones de Seguridad Pública (Fasp), participaciones estatales e ingresos recaudados por ese ente.

7.- Los saldos finales del Estado de Situación Financiera del Fideicomiso Fondo de Seguridad Pública del Estado de Tlaxcala (FOSEG) una vez se extinga legalmente deberán ser incorporados en la contabilidad del SESESP. Los saldos al 31 de diciembre de 2011 son los siguientes:

* Deudores diversos: $5,271,155.00 (cinco millones 271 mil 155 pesos)
* Bienes muebles: $185,169,578.00 (ciento ochenta y cinco millones 169 mil 578 pesos)
* Bienes inmuebles $28,371,392.00 (veintiocho millones 371 mil 392 pesos)
* Resultado de ejercicios anteriores $5,391,147.00 (cinco millones 391 il 147 pesos)

En el ejercicio 2011, hasta la cuenta del bimestre julio-agosto continúan omitiendo información en la cuenta pública del Fondo de Aportaciones para la Seguridad Pública, Participaciones Estatales e ingresos propios.

No obstante, se firmó convenio de extinción del Fideicomiso Fondo de Seguridad Pública (Foseg) en el mes de abril de 2012, la cuenta que presentan sigue siendo del Fideicomiso.

El análisis, que no pudo ser guardado bajo siete llaves -como seguramente fue el pacto con los diputados comparsas que lo aprobaron- concluye en que la obligación del presentar la cuenta pública en el ente que hoy tratamos son: el artículo 15 de la Ley de Seguridad Pública del Estado de Tlaxcala, la cual le otorga el carácter de Secretariado, como órgano operativo del Consejo, «gozará de autonomía técnica de gestión y presupuestal.

Asimismo, la fracción XIX del artículo 16, dice coadyuvar con el Órgano de Fiscalización Superior (OFS) proporcionando la información con la que cuente, respecto al ejercicio de los recursos de los fondos federales. (artículo 2 de la Ley de Fiscalización superior del Estado de Tlaxcala y sus municipios).

Así que a los 650 mdp de presunto daño patrimonial en el Itife y la USET deben sumarse estos poco más de 58 mdp en la cuenta pública del SESESP, lo que nos arroja un saldo de 708 millones de pesos, y lo que falta, en el Colegio de Bachilleres, en Copladet, en Secoduvi, en Sesa.

Como puede usted notar, aquí no se trata de ponerse de lado de los panistas o de los perredistas, para perjudicar a los priístas. Esto es una pachanga multipartidista que afecta a nuestro patrimonio.

Aun peor, es la colusión de dos poderes, donde debiera darse el equilibrio de fuerzas. Lejos de ello, ambos se han puesto en uno de los extremos de la balanza, el que les beneficia económicamente y vencieron al pueblo, que les dio su voto en aquella elección de 2010, esperanzado en que cesaría la corrupción de la administración panista encabezada por el ex priísta Héctor Ortiz Ortiz.

Unos diputados cachetones y un ejecutivo cínico que, sin embargo se procuran seguridad y bienestar a costillas de un pueblo humillado, maltratado y ahora vemos, robado.

No podemos seguir creyendo en representantes populares de reparto, que se doblan ante los cañonazos de allá enfrente, en el colmo de los colmos, cañonazos sujetos al dos de vastos de los encargados de llevarlos dos calles, de un palacio a otro.

Bueno, acaban de pasar los Fieles Difuntos y la feria está en su apogeo. Lo peor es que hasta en la misma feria hay la intención de perjudicar a la gente, como aquello de aplicar el alcoholímetro a los comensales de cualquier restaurante que, a los ojos de una punta de malandrines de la Coeprist y hasta de Derechos Humanos, se hayan ganado el derecho a soplarle a la tripa esa cuya lectura arroja tu estado de consumo.

Te pueden llevar a la hora que quieran, pero primero tienes que pagar la cuenta. Sobre todo si estás consumiendo en La Cabaña, el  restaurante que atraca, digo, que atiende a nombre del patronato y sus guajiros.