Es que el tricolor ya no aguanta otra elección como la del primero de julio


El derrumbe tricolor en la reciente elección debería motivar al «coordinador de los esfuerzos de todos» (¿?), a pensar en propuestas fuertes de su partido, para no volver a vivir la tragedia en los comicios intermedios, y luego andar con aquello de que, «una elección no califica a un gobierno» (cuando lo ocurrido señala en sentido contrario).

Con el mal carácter de dicho coordinador y lo impredecible de sus decisiones, la vacada anda espantada pues, es más vigente que nunca aquello de: «el que se mueve no sale». Ahora, si no te mueves pero no estás en el ánimo del tlatoani, pues no le aunque que parezcas estatua de marfil, de todos modos te mandan tu ración de cuero.

Creo que la inteligencia estatal -acaba de dar muestras de lo atinada que es- (ajá), ya detectó los puntos neurálgicos, donde seguramente ya se evalúa a los más adecuados prospectos para declararlos candidatos a priori en alguna de estas posibilidades, a saber:

1.- Al abanderado natural del rumbo, hombre o mujer con alta simpatía entre la militancia, se le pedirán sus datos y se le avisará que en breve lo llamamos. (a ver, ¿cuándo creé que hagamos la llamada?)

2.- Al más impopular, al que genera cuantiosas apuestas (en contra)… a ese no es necesario perdir sus datos (para llamarlo después) ya que generalmente anda metido en el gobierno y la comunicación es directa y fluida. Ahora, que gane la elección… ¡esa es una pregunta interesante! (jeje)

Pero hay uno más. Puede ser militante de la oposición aunque, con la capacidad necesaria para pactar acuerdos perversos cuyo propósito sea dar una lección a esos políticos inquietos, ingenuos y con un positivo concepto de la democracia.

Sólo así se puede hallar una pequeña ventana que permita asomarse a la extraña forma de pensar, actuar, castigar y disfrutar con un sufrimiento que, se supone fuera de guión.

Entonces se dan alianzas como la pactada en Apizaco, con un alcalde, Orlando Santacruz Carreño, convencido de que el PAN dejó de ser la franquicia interesante.

Lo que a nivel nacional ocurre con el albiazul, en la patria chica tiene detalles muy parecidos (digo, hay que guardar las proporciones, verdad).

De aquél supuesto convenio de beneficio mutuo, se dio el único triunfo priísta en la elección del primero de julio. Dos malas vibras conjugaron su intensidad. Uno, Orlando, daría una lección al atrevido este de Humberto Alba, por andar volando tan alto con la creencia de que tal puede pasar sin el consentimiento de ciertos tlatoanis a quienes el detalle nomás no les cuadró.

Del otro lado, ganó la candidata más impopular del PRI. Guadalupe Sánchez Santiago, curiosamente hija de uno de los políticos más queridos de Tlaxcala. Pero así es la genética… a veces se da y otras, pues ya ve usted las encuestas del propio PRI, se supone que la candidata-concesionaria de radio estaba hasta abajo en la preferencia electoral. Tremendo error.

Hoy nos damos cuenta que ese logro no fue obra de la casualidad.

Alguien con estructura propia colaboró para conseguirlo.

Lo extraordinario del caso es que quien metió las manos es un orticista de hueso colorado… lo que son las cosas, verdad, el enemigo natural del marianismo tuvo que meter las manos para darle el único gusto de la jornada electoral.

¡Caracoles!

Nada más hay que echar un vistazo al municipio de Tlaxcala, y comparar lo que «el coordinador de los esfuerzos de todos» opina del mismo.

En ese mismo ejercicio, observe usted lo que don Tlatoani piensa de Apizaco.

Como que hay gato encerrado… Cómo está aquello de que el gobierno federal nos evalúa viendo al municipio gobernado por un tarugo priísta y no a la pujante y bella ciudad modelo, cabecera del municipio de los amores de don Mariano, claro, gobernado por un, ¿panista?

El ánimo en los municipios va hacia arriba.

Y aunque ahorita por orden del señor hacendado la vacada -decíamos- anda espantada, no tarda para que entren en calor y de altiro toda la hacienda se inquiete.

Nomás es cosa de esperar un poco de tiempo.

Ya verá.