Si siguen viendo al enfrentamiento como único camino de coexistencia, dejarán de jugar el importante rol de contrapesos, aunque de una de ellas se espera la traición.

La famosa trilogía de las chicas superpoderosas vuelve a las andadas. Claro, en otras circunstancias porque el Presidente… el poderoso compañero de partido de las tres, tiene los días contados en el escenario que, por cierto ya debe tenerlo agotado.

Aurora Aguilar, no me odies por ser…

Los casi trece millones de votos logrados por Josefina Vázquez Mota, no le permitieron convertirse en la «presidente diferente», pero posibilitaron a través de las ecuaciones, el arribo de Aurora Aguilar Rodríguez, tampiqueña de nacimiento pero tlaxcalteca por adopción.

Combatida con ventaja por Adriana Dávila, hasta mandarla a la banca y con más resortes fuera de Tlaxcala que aquí adentro, la ex delegada del ISSSTE logró hace poco reubicarse como contralora de Liconsa, ya muy repuesta de la dura temporada que le procuró su, «amiga Adri».

Fue la impulsora original de Josefina en Tlaxcala. Desde su nueva trinchera se mantuvo cerca de ella y hasta logró colarse al selecto grupo con picaporte a la campaña de la ex aspirante a la Presidencia.

Su papel en la nueva legislatura es interesante y, hasta intuyo que pensará en mantenerse a buen resguardo de la perversa alianza prianista -esa que ve en perspectiva alfombra roja para Peña Nieto- pues enfrenta el grave compromiso de mantener viva la flama chepinista, pese al mal resultado en la pasada elección.

Miembro permanente de las chicas superpoderosas, Aurora Aguilar, es evidencia viva del terrible odio de género al seno panista, a causa de un celo adrianista de difícil comprensión. Pero hoy vuelve al escenario con un reto grande para involucrarse desde el principio en el capítulo de la salud, pues pese a no ser médica su paso por la administración pública en puestos relacionados con el tema, la colocan como factor de retroalimentación para las comisiones relacionadas.

Ay doña Leonor…

Aguantó vara con aquellas críticas que nomás no prosperaron, respecto al uso de programas operados por la Sedesol para incrementar su número de seguidores.

Y aunque dio «el adrianazo» pese a haber guardado originalmente distancia de los excesos de la ex abanderada albiazul al gobierno, pudo conservar un poco de originalidad de aquél activismo en la chicas superpoderosas, allá cuando el PAN era una oposición creativa y el dinero no había transformado a quienes hoy miran con nostalgia esas experiencias.

Mujer de academia y panista de hueso colorado, lleva cartas credenciales muy ad hoc para involucrarse en comisiones donde lo fuerte es la guerra contra la pobreza (al menos eso se espera del nuevo gobierno).

De manera particular se ve en la doctora Leonor Romero Sevilla, la posibilidad de analizar prudentemente las limitaciones de un Ejecutivo Federal muy bien resguardado por la fauna revivida del priísmo brutal encabezado en la Cámara Baja esta vez por Emilio Gamboa, el artífice del amasiato PRI-Televisa, del que tanto se ha escrito.

Tiene la mayor de las chicas superpoderosas la oportunidad de ejercer un admirable papel en el juego de los pesos y contrapesos.

Aunque hay que estar pendientes que no traslade el adrianazo de aquí, con lo que pueda darse en los aquelarres que suelen darse en San Lázaro.

La lideresa moral

No hay duda que la senadora Adriana Dávila Fernández, lleva sobre sus hombros el liderazgo moral del panismo en Tlaxcala. Un panismo que poco a poco se desprende de su mecenas el ex gobernador Héctor Ortiz, quien habrá tomado la decisión de abandonar al partido-franquicia del que se valió para tener exitosos momentos tras su aparatosa salida del PRI.

Pero Adriana debería renunciar a la confrontación.

¿Mas?

Pues parece que la nueva oportunidad para reñir está a la vuelta de la esquina, ante la proximiodad de la elección intermedia, para renovar alcaldías y diputaciones locales.

¿Pero ahora con quién va a pelear, si se supone que Ortiz para entonces jugará sus fichas con Convergencia y el PAC?

Pues con quien se le ponga enfrente.

Sergio González Hernández, el todavía diputado federal y líder estatal de su partido es un buen prospecto para iniciar hostilidades.

¿La causa?

Las candidaturas a dicho proceso electoral.

Pero con todo el trabajo que le espera en el Senado, ¿podrá la chica superpoderosa de talla extra ejercer su liderazgo moral en Tlaxcala?

Quién sabe. Por lo pronto, le apuesto lo que quiera a que su enemigo en puerta es ni más ni menos que su aliado para la histórica chamaqueada a Ortiz, gracias a la cual dejaron de tirarle a ocupar el primer lugar en la elección recién transcurrida.

Nuevos retos

Creo que lo primero que tienen que hacer la chicas superpoderosas es entender la nueva circunstancia en la política, ya sin patrocinador y sin paño de lágrimas en la esposa de este.

¿Pelear? No creo que les convenga. T

Tienen mucho que ganar si consolidan su alianza. De hecho su grupo, las chicas superpoderosas es tal vez el único con el que cuente el PAN tras el suicidio que le representó haber jugado chueco a quien los hizo autoridades.