Quién más ha de llenar el estadio Tlahuicole sino la estructura completa del gobierno, del más humilde al más encumbrado… ¿acaso por secundar, con o sin ganas, la más reciente ocurrencia del patrón van a recibir un estímulo? No… al contrario.

Hacía falta el acto de evaluación de lealtad a sus subordinados, hecho por el gobernador Mariano González Zarur, para encargarles la tarea nada sencilla de llenar el estadio Tlahuicole durante la presentación del tenor Plácido Domingo.

A dicha acción, el sir comandant entenderá la grandeza de la sencillez –como la mostrada por el sinigual cantante- hacia el tejido social, al fin y al cabo el encargado de hacer o no realidad sus ocurrencias.

El nervio en la víspera del gran evento es mayúsculo, tomando en cuenta el antecedente de convocatoria de semejante luminaria, pero los precios de las entradas son prohibitivos para una masa castigada en sus ingresos por el gobernante de los ahorros fuera de tono.

Nada sería más humillante que no lograr una entrada a reventar.

Y ahí tiene usted al gobierno completito, desde el más humilde barrendero hasta los ominosos asesores –pasando por diputados, alcaldes y las esposas de ambos- acomodando boletos donde fuera, pero esperanzados en quedar bien con la afligida autoridad, víctima de la falta de planeación y hoy, dependiente de ese esfuerzo colectivo, no le hace los desplantes, malos tratos, despidos y miradas de desprecio.

Qué cosas verdad… hoy los papeles cambian.

Subordinados y pobres tienen en sus manos llenar el foro, producto de un pensamiento improvisado.

Dicen los amantes de la buena música que pagarían cualquier cantidad por presenciar el espectáculo. Tienen razón. Su elevada cultura y su capacidad económica se los permiten.

Cuánto diera el organizador porque los 15 mil lugares del Tlahuicole fuesen copados por ese nivel social.

Ahora hay que preguntarnos cuántos de esos lugares fueron comprados.

Cuántos tuvieron que regalarse, como consecuencia de la escasa promoción sujeta a las escasas semanas de difusión y desde luego dependientes del poder adquisitivo. Siendo honestos habrá muchos que se priven de ver al enorme tenor, sencillamente porque su economía tiene prioridades.

¿Se conocerá algún día la venta real de lugares?, ¿Será parte de la dominante opacidad de esta administración?

Hacemos votos porque sea un éxito. Como sea, pero se trata de la promoción del estado, bastante cara por cierto pues, ese es el precio de los arrebatos…

Esta fue la ocurrencia de hacer negocio con el mejor intérprete de zarzuela. Otras han sido viajar a Japón, a Nueva York, al Gran Tazón. De todas ellas, seguimos esperando resultados en lugar de evasivas acompañadas por largos boletines elaborados con una creatividad literaria –muy malita por cierto- con el encargo de construir escenarios de progreso, creación de empleos, vamos, riqueza en la misma proporción que lo imagina el protagonista.

Le aseguro que hoy, homofobia y misoginia han cambiado por un, “ándenle amigos, vengan al estadio, no me queden mal… qué va a decir nuestro invitado”…

¿Amigos?

Pero, no nos bajas de pobres pedinches…

Por ejemplo, el padrón de ancianos que recibe una ayuda bajó de 30 mil a 11 mil.

Al campo se le tilda de sector improductivo, incomparable con la vocación industrial y turística de la entidad.

Entonces, ¿qué destino les espera a los viejos, a los productores que no se rajan pese al clima traicionero y a la tierra desértica?

Esta es la oportunidad para aquilatar la conveniencia de reformas antipopulares, concentradoras del poder en una sola mano.

Esa mano ya se dio cuenta que sola es incapaz de mover al estado. Por más intentos persuasivos para remontarnos a los tiempos de un gobernador, un procurador, un tesorero y un chofer.

La propia vida se encargó de cobrar anticipadamente el arribo al poder con demasiado resentimiento, a los adversarios, a los pobres, a los comerciantes, a los periodistas…

El caso Zacatelco

Los perros del rancho fueron soltados para morder a la alcaldesa de Zacatelco, Blanca Águila Lima, cuya perspectiva electoral ha sido aplastada por el activismo de ejemplares comandados por Rubén Darío Domínguez y, su ansia por colocar en la nómina a gentes suyas comenzando por familiares suyos.

De un gobierno municipal que daba lustre al priísmo tlaxcalteca hoy vemos un palacio tomado por fuerzas que obedecen a la mano negra de quien pese a los odios acumulados en este primer año de su sexenio, sigue coleccionando animadversiones.

¿Será para asegurar la candidatura a diputado federal por el tercer distrito a alguno de los incondicionales… García Portilla, Velázquez Guevara?

¿Era necesaria esta violencia para cerrar la puerta?

Tal vez no, pero estos son los tiempos del ensañamiento contra todo aquello que se mueva sin la voluntad del altísimo.