La declaración del ex senador suena a nota discordante en el concierto de los atropellos que celebra con soberbia la víspera del retorno tricolor a la Presidencia, pero también puede ser un llamado a tiempo para impedir el derrumbamiento a base de una violencia inédita.
Como las verdades afloran, es creciente la versión respecto a una derrota judicial inducida, de la amplia propiedad localizada a espaldas del Teatro Xicohtencatl. Se trataba, claro, de beneficiar a un amigo, creo que de nombre Mario, quien contó con la gracia de la oportunidad frente al estado de ánimo de quien toma las decisiones, chicas o grandes, para bien o no del estado.
Pues cada quien sus cuates, verdad… mientras no se afecte a terceros.
A lo mejor aquí, el detalle estriba en que tras la grave decisión que le platico, los centavos que paga uno cuando lleva a estacionar el coche a ese lugar, pues no van a dar a las arcas del estado, como antaño, sino a la cuenta de un particular… igualito que debe haber ocurrido con el título de propiedad de tan disputado bien.
El tiempo pasa y una irremediable sombra de opacidad cubre a cada ámbito de la entidad como no se esperaba, tras el victorioso grito de, sí se pudo, por ahí de julio del año pasado.
Los más románticos siguen pensando en que un buen día el buen juicio hará acto de presencia en la oficina más lujosa de Palacio, y a partir de esa añorada fecha otro gallo cantará en las esperanzadoras mañanas de los pobres, de los no tan pobres, de las clases medias, de los ricos y de los no tan ricos.
Uta… ¡pues son todos!
Mensaje de aliento
Vaya un respetuoso deseo de mejoría al ex senador Joaquín Cisneros Fernández, quien fue operado de emergencia, seguramente por el tren de trabajo que le significan los preparativos de una feria que será, según lo declaró a La Jornada de Oriente, el fin de los negocios familiares.
Mire usted, ese mensaje debe escucharlo con particular atención el junior más popular de Tlaxcala.
Que se acabe con aquél tipo de negocios, aludido por Joaquín Cisneros, es una sentida demanda de un pueblo entre maltratado y decepcionado por los mensajes de doble sentido, o como dirían aquellos familiarizados con el lenguaje de los políticos, con el doble discurso causante, al día de hoy, de un profundo resentimiento a causa del ejercicio excedido de poder.
Por eso la idea vertida por el influyente mandamás del patronato de la Feria de Tlaxcala, tiene un significado tan profundo en este momento.
Los meses transcurren y de aquella administración titubeante y errática, vemos hoy una desagradable etapa de impunidad y persecución, arropada en aquél doble discurso al que me refería líneas arriba.
Estos deberían ser los tiempos del nuevo PRI. El que según su líder nacional Humberto Moreira, escucha, concilia y actúa. En la práctica, lo digo con la pena, advierto acciones que no corresponden a los planteamientos.
Una innegable capacidad seductora en el líder quedó guardada para mejores tiempos y cobró vigencia el filo autoritario, con todo y la potencial violencia que no haría falta ni en este, ni en otro estado de la República.
Así como en Veracruz apresan periodistas por hurgar en la capital Jalapa, en el Semefo la presunta muerte de catorce personas más, aquí, crece la tentación del amordazamiento. Aunque vivamos, supuestamente esa nueva etapa de un tricolor, en apariencia echando las campanas a vuelo, de manera muy anticipada.
Según Moreira, el adversario de su partido se llama Andrés Manuel López Obrador.
La referencia fue demoledora para un PAN maltrecho y un aspirante pequeñito, como a estas alturas resulta el ex secretario de Hacienda, Ernesto Cordero.
Las encuestas encuentran tan alto al PRI que el solo hecho de atribuir a AMLO la calidad de adversario, habla de la ironía con la cual las autoridades del tricolor ensalzan su muy probable retorno a la Presidencia.
Entonces, ciertos estados de la República se han permitido celebrar con soberbia la víspera, como un anticipo de una inevitable etapa de maltrato popular, donde aquella voz de Cisneros, hablando del fin de los negocios familiares suena a burla cuando atestiguamos desplantes como el cometido por la funcionaria que desdeñó millones de un laudo ganado o del buen amigo a quien benefició el fracaso oficial en tribunales.
Ánimas porque no sea ese el destino de un pueblo que desde 1998 se despojó de aquella insana costumbre de los carros completos como trofeos atentatorios contra la democracia.
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