Ofrece dinero como quien regalara besos, aunque hasta estos hay que darlos con gracia…

Cuando las campañas políticas se vuelven rutina, los personajes que las protagonizan, actúan cansados. Hablan porque lo tienen que hacer. Pierden la proporción de concentraciones, comilonas, templetes, caravanas… y, sustituyen las ideas por mecanismos más efectivos con un impacto que inicia con los líderes y desciende hasta la persona más modesta.

En el video tomado a Oralia López Hernández, se aprecia a una mujer hastiada del trajín promocional. Sin ruborizarse, entrega billetes y sin advertir las consecuencias legales sugiere una conveniente relación con la autoridad en turno.

Subyace en el diálogo con ciudadanos la posibilidad de accionar la mano generosa del gobierno a cambio de anticipar sufragios.

Nada nueva la técnica usada, describe , no obstante, una versión actualizada de mapacherismo aldeano con consecuencias legales para quien lo encarna.

Pero no se explica que una ex funcionaria de inteligencia caiga en prácticas a las que seguramente deploró en su momento, cuando era capaz de interpretar desde los códigos ocultos en conversaciones, hasta el lenguaje corporal utilizado en las reiteradas reuniones con grupos, encabezados por ella.

Si en cada reunión organizada Oralia López entrega un promedio de tres mil pesos, como se capta en el video que, ya está en youtube; y si a diario encabeza entre seis y diez actos de esta naturaleza, estará disponiendo de unos 30 mil pesos diarios, que, multiplicados por los días en campaña resultan un dineral.

Ahora, corresponde al IFE aplicar el respectivo criterio para contabilizar estos recursos. En otras palabras, ofrecer públicamente esos apoyos económicos tenían otro propósito que, no era precisamente el de solidarizarse con la causa social, ya sea deportiva, constructiva o de otro tipo, sino de crear un efecto avalancha en el subconsciente colectivo.

Eso es una trampa.

Es una afrenta a la doctrina panista que, mucho cuidado tiene de no caer en estas tentaciones.

Es un desafío, porque tiene que explicar de dónde obtiene esas sumas para repartirlas entre los descamisados, así como Eva Perón lo lograba a través de la fundación que encabezaba. Nada más que aquí ni es esposa del Presidente, ni encabeza fundación alguna… ah, y físicamente no se parece nada a Evita.

Este es un aviso para todos los candidatos que no creen posible entablar un diálogo de honestidad con los electores.

Estoy seguro que a partir del efecto Oralia, todos han puesto sus barbas a remojar y, buen cuidado tendrán de tomar con puntualidad sus vitaminas para no caer en el letargo que los lleve a regalar dinero como quien regala besos. Además, hasta esos besos los tendría que dar con gracia pues, puede haber quien la rechace.