Los hay desde sedicentes ex líderes estudiantiles hasta albañiles que incumplen con la pensión alimenticia.

Al dominar la complicidad colectiva en el Congreso de Tlaxcala, los diputados dan la peor imagen en la historia de la legislatura local, pero no se cansan de elogiarse entre ellos, y eso, señores es un delicado acto de simulación, consignado ya por instituciones prestigiosas dedicadas a analizar el comportamiento de los legislativos.

El ranking 2009 nos pone por los suelos, la consulta portal por portal es desastrosa, crece la sospecha de que los de Tlaxcala son los diputados peor pagados del país, pero también el término “teoría” porque nada de lo anterior es comprobable, a causa de esa complicidad colectiva a la que nos referíamos arriba.

Conste que estos son los encargados de revisar las cuentas públicas de todos los entes de gobierno, bajo su responsabilidad se encuentra aprobar el presupuesto, las leyes de ingresos, sancionar al ejecutivo, en fin, el Poder Legislativo es la representación del pueblo que en el caso particular de Tlaxcala, es realmente parcial y de pueblo poco tienen.

O dígame si en el pueblo la gente anda en camionetas de lujo, si en el pueblo la gente cambia sus principios para… negociar; si en el pueblo acostumbran manipular la ira de grupos y en el peor de los casos, si en el pueblo les da por erigirse autoridades para normar la libertad de expresión.

Esto no es tan superficial como puede usted darse cuenta. Obtener cero en transparencia, ser emplazado por la comisión de esta disciplina para detallar la información, como se los demanda la ley y, no cumplirlo, nos llevaría a la posibilidad de iniciar un juicio político en contra de quienes cínicamente incumplen la ley, aunque lo informen al contrario.

Los diputados, los que tanto criticaron al Poder Judicial, por la impunidad con la cual se conducían magistrados que ya pasaron a la historia, se alzaron como el ejemplo de lo que no debe tolerarse.

Con su comportamiento los señores legisladores confirman que una sola causa los justifica como tales: aprobar las reformas que permitieron a Tlaxcala volver a endeudarse.

A eso se limita el papel de la actual legislatura. Y si unos representantes populares navegan con bandera de opositores u, otros lo hacen descaradamente a favor del gobernador, en los hechos, en las estadísticas, en los registros, en el ranking 2009, aparecen como los legisladores más caros del país de acuerdo con el trabajo desempeñado.

No le pagamos a un diputado para que coordine la campaña de un compañero suyo de partido.

No vivimos en la pobreza para que los diputados nos oculten cuánto ganan y si lo devengan.

Así no se vale decir que eres el representante del pueblo.

Y conste que hay de todo en el Legislativo. Desde líderes magisteriales hasta albañiles que incumplen con la pensión alimenticia; desde sedicentes ex líderes estudiantiles ocupando la Junta de Coordinación Política, hasta interesantes empresarios sin empresa que no por eso dejan de percibir ingresos debido a la representación que del gremio alegan tener.