El proceso de elección de candidatos al Senado es más que interesante no por conocer quiénes serán los políticos y las políticas elegidas, sino porque muchos dan por un hecho que la sucesión por el gobierno de Tlaxcala que se llevará a cabo en el 2027 ya inició.

 

 

Sólo existe la duda sobre cuántos aspirantes a la gubernatura comenzarán su proyecto una vez que obtengan el triunfo en los comicios del próximo 2 de junio del 2024.

 

Si Alfonso Sánchez García sale como candidato al Senado no dudará ni un segundo en seguir aumentando su estructura y perfilar su operación para convertirse en gobernador, cargo que ocupó hace unos años su papá Alfonso Sánchez Anaya.

 

Pero a esa carrera se podrían sumar la actual diputada federal, Dulce Silva Hernández, quien ya encabeza las preferencias en Morena para el Senado. La oriunda de Huamantla mantiene un trabajo a ras de tierra con una estructura que conoce la entidad, lo que le ha permitido crecer en los estudios de opinión y mantenerse como la favorita.

 

Dulce Silva ya buscó en el 2021 convertirse en la candidata a la gubernatura. Su irrupción en el proceso interno de Morena puso nerviosa a la actual mandataria Lorena Cuéllar Cisneros que no le perdona que le haya disputado esa nominación, sobre todo porque la huamantleca mostró empuje y estrategia al grado que le permitieron ubicarse como candidata a diputada federal por la vía plurinominal, cargo que ha venido desempeñando.

 

Otra política con aspiraciones para la gubernatura de Tlaxcala es la senadora Ana Lilia Rivera Rivera, quien busca la reelección en su actual puesto, pero con miras a incrementar su activismo para lograr su sueño de detentar el poder Ejecutivo en la entidad.

 

Por parte de la oposición anote el nombre de Anabell Ávalos Zempoalteca, ex alcaldesa capitalina y dirigente del PRI en Tlaxcala, quien seguramente encabezará la primera fórmula al Senado por el Frente Amplio por México conformado por el PRI, el PAN y el PRD.

 

La priista sabe que está complicado ganar las elecciones para la Cámara Alta del Congreso de la Unión, sin embargo puede asegurar un escaño si logra una votación importante que la coloque como la primera minoría, lo que le dará la fuerza, la posición y los reflectores para trabajar por la gubernatura del estado.

 

Anabell Ávalos es ya una crítica implacable del gobierno lorenista y aprovechará todos sus errores para evidenciar que la actual administración miente, que roba y encubre la corrupción, pero sobretodo que ha traicionado a los tlaxcaltecas para beneficiar a foráneos no solo con las posiciones relevantes dentro de gabinete, sino en los negocios al entregar la mayoría de las obras y compras a empresas poblanas.

 

Lo grave de la muy adelantada sucesión que se vive en la entidad es que el lorenismo no cuenta hasta ahora con figuras representativas ni de peso para disputar la candidatura al gobierno y garantizar la continuidad de ese grupo político.

 

Basta con ver el ridículo papel que está haciendo Madaí Pérez Carrillo en su aspiración por convertirse en candidata al Senado por Morena. Sencillamente no crece en las preferencias ni porque tiene un coordinador de campaña de lujo ni porque toda la estructura del gobierno estatal está metida para apoyar a la ex directora del Instituto del Deporte.

 

Los lorenistas no pintan y eso es una realidad.

 

La mandataria llegará a su tercer año de gobierno en agosto del próximo año con la sombra de sucesión, pues para esa fecha ya se sabrá quiénes serán los futuros senadores por la entidad. Normalmente el proceso del relevo en el poder se registra en el quinto año de la administración, sin embargo en esta ocasión será diferente porque los que aspiran a la gubernatura de Tlaxcala no se mueven en la órbita del poder e influencia de Lorena Cuéllar que tendrá que lidiar con ese juego que le quitará reflector, fuerza y aliados.

 

Así de simple.

 

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