Para muchos presidentes municipales se está convirtiendo una pesadilla los cierres de sus administraciones, no sólo porque ya enfrentan varias observaciones que tarde o temprano se convertirán en procesos resarcitorios, sino porque la escasez de recursos públicos y la falta de obra pública los está llevando a perder el respaldo de los ciudadanos y las ciudadanas.
Aunque usted no lo crea, hay alcaldes que ya no quieren queso, sino que buscan salir de la ratonera en donde ellos mismos se metieron por su ambición y excesos. Poco se ha hablado de las auditorías practicadas por el Órgano de Fiscalización Superior a las actuales administraciones municipales, sin embargo muchas siguen sin poder justificar gastos, solventar documentalmente hablando ciertos movimientos financieros y comprobar adecuadamente la aplicación de fondos públicos.
Se menciona que muchos alcaldes y alcaldesas podrían enfrentar la reprobación de sus cuentas públicas y empezar a padecer los engorrosos procedimientos para aclarar y solventar las observaciones que, mientras siguen en el poder no resulta tan complicado, pero que una vez dejando el puesto, se vuelve un permanente dolor de cabeza porque los responsables terminan solos y sin el aval y respaldo de los colaboradores.
Para los ciudadanos la mayoría de las actuales administraciones no sólo son más corruptas que las pasadas, sino más ineficientes porque sencillamente no se observa la realización de obra pública tal y como se venía desarrollando anteriormente.
No se puede decir que no hay obras en los 60 municipios tlaxcaltecas, pero éstas son escasas y contadas y una parte importante es realizada por el gobierno del estado y no por los ediles que están conscientes que sus administraciones han estado muy limitadas de recursos.
Por esa razón, ayer cayó muy mal la noticia que los municipios de la entidad sufrirán un nuevo recorte presupuestal superior a los 38 millones de pesos, el cual impactará en sus finanzas y limitará aún más su capacidad para hacer obras o para atender la prestación de los servicios públicos.
La molestia de los ciudadanos contra las autoridades municipales ya es una realidad y la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros que mantiene una presencia permanente en las poblaciones que conforman el estado ha constatado que los reclamos de los ciudadanos es real, como la protesta que apenas enfrentó en un evento público donde le reclamaron que la población tenía varios días sin agua potable y que nadie atendía el problema.
Hoy la realidad de los presidentes municipales es otra. Su bono democrático con el que llegaron ya tiene semanas o meses que se agotó y las sospechas crecientes de que han manejado incorrectamente los fondos públicos alentarán la presencia de conflictos que no tardarán en aparecer.
Una gobernadora decidida, pero sola
En lo personal no me cansaré de decir que los colaboradores de la actual mandataria son unos irresponsables y poco solidarios con su jefa.
Mientras Lorena Cuéllar salió del país para atender cuestiones de agenda en el extranjero, fue evidente que ninguno de los funcionarios estatales involucrados en asuntos de seguridad o en el proyecto del Autotren salió a dar la cara para defender la estrategia para combatir a los delincuentes o para destacar la futura puesta en marcha un moderno sistema de transporte en la capital.
Nadie habla del tema y lo mejor que hacen es esconderse, lo cual genera que los medios de comunicación aborden a la gobernadora en la primera oportunidad que tienen y la cuestionen sobre esos temas de interés público.
Fiel a su estilo, Lorena Cuéllar defendió los avances de su administración en materia de seguridad, los cuales se observan en algunos indicadores que van a la baja, pero nunca dijo que el asunto estuviera resuelto o que no hiciera falta redoblar esfuerzos como unos quieren dar a entender.
Una cosa es la delincuencia común y otra lo que ha brotado de delitos de alto impacto, fenómeno que nos guste o no se dio tras la llegada de Ramón Celaya Gamboa, secretario de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala.
Es obvio que la mandataria no evade el tema y mucho menos su responsabilidad, de ahí que urge que Ramón Celaya de resultados y que enfrente a los medios de comunicación, porque se ve muy mal que deje esa tarea a su jefa.
Respecto al Autotren, Cuéllar Cisneros aclaró que el proyecto se mantendrá pese a las protestas de ambientalistas y urbanistas que consideran que su construcción afectará árboles y la imagen de la ciudad, pues desde su punto de vista se trata de un grupo reducido.
Me parece que al gobierno y a la empresa responsable del Autotren les urge dar a conocer el proyecto y sus implicaciones a fin de que realmente haya un análisis serio que determine si el mismo ayudará o realmente perjudicará.
Por lo pronto, la gobernadora está decida a respaldar el Autotren que sigue sin tener el aval del gobierno federal, permiso que se necesita para que arranquen las obras si es que la primera etapa realmente se desea que esté terminada en octubre de este año.
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