A finales del 2020 y a principios del 2021, cuando Morena era oposición en Tlaxcala y aun no ganaba la gubernatura, no paraba de exigir que el entonces gobernador priista Marco Antonio Mena Rodríguez sacara las manos del proceso electoral y que él junto con sus funcionarios se abstuvieran de intervenir en los comicios.

 

 

Por conveniencia, por miedo o por verse como un mandatario democrático, Marco Mena terminó por no participar ni apoyar a la candidata de su partido y otros más a la gubernatura, la priista Anabell Ávalos Zempoalteca, lo que permitió a Morena y sus aliados ganar las elecciones en Tlaxcala con Lorena Cuéllar Cisneros a la cabeza.

 

Y si bien la gobernadora Cuéllar ha pedido a sus funcionarios que se abstengan de intervenir y mostrar su interés por participar en las futuras elecciones, bajo la premisa de que ella necesita colaboradores de tiempo completo, en los hechos hay subordinados que no la obedecen y están empezando a contaminar el ambiente pre electoral de Tlaxcala.

 

El pasado viernes 14 de abril en una propiedad de Juan Manuel Lemus Pérez, director del Instituto de Capacitación para el Trabajo del Estado de Tlaxcala (Icatlax) que se ubica por Totolac el secretario de Gobierno, el ex panista Sergio González Hernández, encabezó una reunión de carácter político electoral para promover su imagen y descalificar al grupo del ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya, la cual terminó con una borrachera con mezcal en donde los personajes antes mencionados y otros más como el ex funcionario y ex diputado local, Baldemar Cortés Meneses, revelaron sus intenciones de conquistar el poder y evitar que sean las dinastías familiares de la entidad las que sigan controlando el futuro de la entidad.

 

Si bien el grupo del ex gobernador Alfonso Sánchez se había adelantado en la promoción de los esposos Alfonso Sánchez García y Marcela González Castillo, secretario de Infraestructura y presidenta de la Junta de Conciliación y Concertación Política de Congreso del Estado, respectivamente, para conseguir posicionamiento y ser considerados como serios aspirantes al Senado u otro cargo de elección popular para los comicios del 2024, la tribu de Sergio González no está dispuesta a ceder más espacios y tiempo, de ahí que utilizando su posición aprovecha ahora a Morena y la estructura de ese partido para ganar simpatías.

 

Dudo que la gobernadora Lorena Cuéllar esté avalando que funcionarios de su administración estén abiertamente metidos en asuntos políticos y electorales, porque es obvio que la acusarán de estar violando la ley y de no ofrecer y garantizar lo que en su momento ella exigió al ex mandatario tlaxcalteca, Marco Mena, de no intervenir en asuntos relacionados con los comicios.

 

Los llamados lorenistas puros andan desatados y el pasado sábado sin ningún tapujo mostraron músculo y poder, pues prácticamente impusieron a la estructura de los comités municipales de defensa de la cuarta transformación del Partido Movimiento de Regeneración Nacional que operarán en Tlaxcala, lo cual es un vil agandalle de ese grupo porque muchos morenistas impuestos se estarían perfilando para lograr las candidaturas a las alcaldías.

 

Alejandro Peña Villa, secretario de Organización de la dirigencia nacional de Morena aceptó que fuera Sergio González, el ineficiente secretario de Gobierno de Tlaxcala, el que encabezara el evento junto con el respaldo de la estructura lorenista que controla el diputado federal Steve Esteban Del Razo Montiel, José Luis Ángeles Roldán y otros 16 consejeros estatales de ese partido.

 

También estuvo el intrascendente Carlos Augusto Pérez Hernández, que dice ser el líder estatal de Morena, así como algunas presidentas municipales como la ex priista de Mazatecochco, Leandra Xicoténcatl Muñoz y la verde ecologista de Amaxac, Nancy Cortés Hernández. También se vio por ahí a los desprestigiados alcaldes de Tetla de la Solidaridad, Ixtacuixtla y Muñoz de Domingo Arenas, Andrés Ramírez Galicia, Jesús Rolando Pérez Saavedra, Prisco Fernández Héctor, respectivamente.

 

Al evento no se vio a los morenistas ligados a otros grupos y que representan, les guste o no, una fuerza que no debería ser despreciada o minimizada.

 

Por ejemplo, nadie observó a la senadora Ana Lilia Rivera Rivera, a la diputada federal Dulce Silva Hernández, al alcalde capitalino Jorge Corichi Fragoso, al ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya. No se puede hablar y presumir unidad cuando lo que prevalece es la exclusión.

 

El ambiente electoral en Morena se está enrareciendo cada vez más. El activismo de las grupos que apoyan a las corcholatas presidenciales andan cada días más activos, incluso uno que otro político ya está recurriendo a las plumas amaestradas que estaban al servicio del PRI para hacerse víctima de complots y de falsas estrategias puestas en marcha, para según él, impedir que se conviertan en candidatos al Senado o a una diputación federal.

 

En Morena es tan grande la ambición que las tribus se alistan para enfrentarse y disputar con todo las candidaturas a los diferentes cargos de elección popular. Hoy muchos creen que alcanzando una nominación tienen garantizado el triunfo en las urnas, sin embargo se pueden llevar una sorpresa porque para los ciudadanos no está pasando desapercibido el pleito que existe en ese partido donde prevalece una vulgar lucha por el poder.

 

A los morenistas tlaxcaltecas les urge un líder fuerte y con capacidad, porque de continuar las cosas como hasta ahora, sus procesos internos para elegir candidatos para los comicios del 2024 serán seguramente un desastre.

 

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