La seguridad está convertida en un verdadero problema en Tlaxcala.

 

Las estrategias fallan y los encargados de garantizar la seguridad de los tlaxcaltecas han resultado un auténtico fracaso no sólo a nivel estatal, sino a nivel municipal.

 

La Secretaría de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala va por su quinto encargado o titular y aunque usted no lo crea la Dirección de Seguridad Ciudadana y Movilidad del ayuntamiento capitalino anoche estrenó su sexto encargado en casi 20 meses, lo que refleja claramente la inestabilidad que existe en esas áreas que debieran resultar claves para garantizar la tranquilidad y la paz de los habitantes.

 

En la primera dependencia ha despachado un ex policía federal de nombre Alfredo Álvarez Valenzuela que se encuentra prófugo de la justicia, luego estuvo como responsable Maximino Hernández Pulido que le entregó el mando al ex militar Raúl Ruiz García que no pudo con el cargo y renunció para dar paso al desprestigiado policía estatal Guadalupe Ballesteros Arellano que fue sustituido en enero de este año por el engreído académico Ramón Celaya Gamboa, quien al parecer es investigado por la Fiscalía General de la República.

 

Por lo que respecta a la Dirección de Seguridad Ciudadana y Movilidad del ayuntamiento de Tlaxcala, el primer responsable fue Francisco Javier Carreto Gámez que se mantuvo por casi 10 meses en esa área. En junio del 2022 llegó Israel García Jasso que sólo pudo permanecer en su puesto por 4 meses.

 

En septiembre de ese mismo año asumió el mando de la policía capitalina el gris ex militar, Juan Carlos Miranda Hernández, quien a principios de diciembre y en presunto estado de ebriedad provocó en el municipio de Panotla un accidente automovilístico que derivó en su cese inmediato de la corporación, lo que implicó la llegada de un nuevo encargado de la corporación de nombre Eduardo Manzano Ramírez, quien fue cambiado en abril de este año porque sencillamente no pudo frenar la ola delictiva en la capital del estado.

 

El nuevo jefe de la policía de Tlaxcala, el comisario Daniel Israel Rodríguez Montalbán, generó expectativas por su experiencia y resultados que había logrado cuando laboró en la Secretaría de Seguridad Ciudadana. A los pocos días de su llegada, el 11 de abril para ser exactos, puso a disposición de las autoridades a un comandante de la Policía de Investigación de la PGJE adscrito a la Fiscalía de Personas Desaparecidas, por ejercer violencia familiar y violar las medidas cautelares. El comandante de la procuraduría responde al nombre de Víctor N.

 

Lo anterior quizá tuvo mucho que ver con la abrupta salida de Daniel Israel Rodríguez de la policía capitalina, pues como se sabe la tarde noche de ayer fue detenido cuando se vio involucrado en un percance automovilístico. Los eficientes y sagaces agentes de la PGJE lo identificaron y procedieron a privarlo de su libertad para que respondiera al delito contra la administración de justicia, el cual habría cometido cuando se desempeñó como elemento de la Secretaría de Seguridad Ciudadana.

 

El nuevo encargado de la Dirección de Seguridad Ciudadana y Movilidad de Tlaxcala es el comandante José Juan Ortíz Ortega.

 

Es evidente que existe una rivalidad y confrontación entre el personal que labora en las diferentes áreas relacionadas con la seguridad en Tlaxcala.

 

La desconfianza y la descoordinación se puede observar claramente y es obvio que ese ambiente sólo traerá problemas y complicaciones a las autoridades y perjudicará a los ciudadanos y a las ciudadanas.

 

La crisis en seguridad es real y no es un invento de los medios de comunicación o los periodistas.

 

Alguien debería explicar la inestabilidad y la enorme rotación de los encargados de la seguridad, porque no es normal ni sano lo que está pasando en Tlaxcala.

 

Cómo estarán las cosas que ya hay apuestas en torno a cuándo se podría registrar la anhelada salida del nefasto y engreído Ramón Celaya de la Secretaría de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala.

 

Las cosas están para llorar.

 

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