En Tlaxcala si existe un problema de inseguridad y éste no es invento de los medios de comunicación o de la oposición.

 

 

Desde que inició funciones la actual administración el 31 de agosto del 2021 y hasta la fecha, el tema de la presencia y creciente delincuencia se ha mantenido vigente y los hechos así demuestran.

 

Una de las dependencias más inestable y con más responsables ha sido la Secretaría de Seguridad Ciudadana que va por su quinto titular (el primero fue el prófugo ex policía federal Alfredo Álvarez Valenzuela, le siguió Maximino Hernández Pulido, para después ver la llegada del mediocre ex militar Raúl Ruiz García que entregó el mando al cadenero que trabaja como policía estatal Guadalupe Ballesteros Arellano que fue sustituido por el disque académico Ramón Celaya Gamboa).

 

A lo largo de casi 20 meses que está por cumplir el gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros se han tenido avances en la certificación de policías estatales y municipales, en la compra de equipo y armamento, incluso se ha logrado reducir algunos indicadores de ciertos delitos, pero las tendencias han tenido altibajos y se han registrado hechos violentos como ejecuciones y otros delitos que al final han influido de manera negativa en el imaginario colectivo que percibe que el problema de la inseguridad se ha agravado.

 

Un error que ha cometido el gobierno lorenista es presumir cifras e indicadores para justificar y contrarrestar las múltiples críticas hacia la tímida y equivocada actuación de las autoridades. Maneja datos y números oficiales que no siempre reflejan la realidad de lo que pasa, pero se le olvida que las víctimas de los delitos son personas y que éstas tienen familia que se sienten ofendidas cuando ven que los asesinos o ladrones siguen libres y que no hay ningún criminal en la cárcel por un homicidio doloso registrado, por el robo violento que sufrió en su casa, por el intento de feminicidio que enfrentó una hermana, una hija, una mamá o una pariente, y que nadie haga nada para encontrar a las mujeres desaparecidas o para encerrar a los violadores.

 

Hay hartazgo y que mejor ejemplo lo que pasó en el municipio de Tlaltelulco donde los habitantes cansados de la inseguridad confrontaron al torpe alcalde Marco Antonio Pluma Meléndez, quien lejos de asumir su responsabilidad como autoridad alentó a los ciudadanos a recurrir al linchamiento para detener la ola de delitos en esa población.

 

Ante tal postura, el limitado secretario de Gobierno de Tlaxcala, el cansado y debilitado Sergio González Hernández, sólo se limitó a pedir a los pobladores que no le hagan caso a su presidente municipal porque si llevan a cabo esa acción sería algo grave.

 

Las víctimas de delitos y los ciudadanos lamentablemente ven que las autoridades y uno que otro diputado local como Rubén Terán Águila recurren a la politiquería para “defender” desde la tribuna del Congreso del Estado a su gobernadora y sus datos oficiales que, según ellos, han colocado a Tlaxcala como uno de los estados más seguros del país, para lo cual destacan las cifras reales cómo si eso fuera lo importante y no el dolor y el sentir de las personas que han sufrido el asalto, que han perdido un familiar en un hecho delictivo o que hoy sencillamente tiene miedo de salir a las calles.

 

Los diputados del PRD y PRI, Juan Manuel Cambrón Soria y Blanca Águila Lima, respectivamente, desquiciaron a los legisladores morenistas en la sesión de ayer y evidenciaron con otros datos que en la entidad el problema de la inseguridad es grave y que la estrategia oficial no ha funcionado, por lo que exigieron la salida del lenguaraz secretario de Seguridad Ciudadana, Ramón Celaya, quien dijo en una reciente entrevista que estaba muy contento con lo que ha hecho cuando para su mala suerte hay otra información que confirma que ha fracasado.

 

El funcionario que se asume como un superpolicía como lo era el ex jefe de su esposa, Genaro García Luna, que está preso en los Estados Unidos por narcotraficante, llegó a la dependencia estatal el 16 de enero de este año y presumió los siguientes datos:

 

Puestas a disposición 544

Vehículos recuperados con reporte 87

Motos recuperadas con reporte 54

Camionetas recuperadas con reporte 26

Transporte de carga recuperado 13

Detenidos 217

Personas con droga 30

 

Y si se revisan los datos correspondientes al mismo periodo pero del año pasado cuando Maximino Hernández Pulido tenía bajo su control la Secretaría de Seguridad Ciudadana se detectó lo siguiente:

Puestas a disposición 738

Vehículos recuperados con reporte 186

Motos recuperadas con reporte 113

Camionetas recuperadas con reporte 53

Transporte de carga recuperado 29

Detenidos 409

Personas con droga 42

 

Y por si lo anterior no fuera suficientemente revelador, van otros datos que demuestran que algo está pasando.

 

Los homicidios registrados en la entidad entre el 16 de enero al 17 de abril del 2022 fueron 21, cifra que se incrementó notablemente en el mismo periodo de este año al ubicarse en 35.

 

El problema de la inseguridad es real y mientras no se reconozca seguiremos empeorando.

 

El presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha optado por enfrentar ese problema con abrazos y no balazos.

 

En Tlaxcala la administración de Lorena Cuéllar pareciera que su estrategia se basa en la negación, en discursos lambiscones, en porras y en llamados a la paz, política que obviamente tiene muy feliz a los delincuentes.

 

Grave lo que está pasando.

 

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