Por la boca muere el pez, es un refrán marinero que bien se le podría aplicar al bisoño político tlaxcalteca, Alfonso Sánchez García, secretario de Infraestructura e hijo del ex gobernador perredista Alfonso Sánchez Anaya.

 

 

Sin entender los tiempos y los ritmos de la política y sin acatar la instrucción de su jefa la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros que ha pedido a sus colaboradores ser funcionarios de tiempo completo, ese junior que fue abandonado por unos momentos por su papi abrió la boca sin conectar la lengua con el cerebro, lo que lo llevó a cagarla una vez más.

 

Sánchez García confirmó en un evento público del gobierno del estado en el que estaba la mandataria Lorena Cuéllar Cisneros sus intenciones de participar en los próximos comicios para un cargo de elección popular.

 

Sin dimensionar sus palabras, el inexperto funcionario incluso trató de hacerse el chistoso al declarar a los reporteros que lo entrevistaron que no diría a qué cargo le gustaría participar, pero después de unos segundos reconoció que de preferencia sería uno federal, porque según él, ese puesto da un mejor posicionamiento.

 

Alfonso Sánchez incluso dijo que su probable participación lo haría a través del partido Morena porque tiene el respaldo.

 

Y ante la pregunta de que si le gustaría gobernar Tlaxcala, el pipiolo político después de soltar una carcajada nerviosa alcanzó a decir que no, para de inmediato agradecer la pregunta. “Por el momento no es el tiempo, estamos pensando únicamente en las intermedias”, agregó el hijo consentido del ex mandatario Alfonso Sánchez Anaya.

 

El secretario de Infraestructura no es el primer funcionario que intenta aprovechar su cargo para ganar posicionamiento político y simpatía rumbo a los futuros comicios. El secretario de Cultura de Tlaxcala, el vanidoso y hasta delicado Antonio Martínez Velázquez, mantenía una abierta promoción hasta que fue reconvenido por su jefa la gobernadora, quien le recomendó presentar su renuncia si su deseo era alcanzar una candidatura a una diputación federal, porque ella quería colabores concentrados en su trabajo y no en sus aspiraciones.

 

Lo mismo ha pasado con otros miembros del gabinete, incluido el secretario de Gobierno, Sergio González Hernández, quien si bien aspira a convertirse en Senador, no se mueve ni busca los reflectores de más porque sabe que ahora lo importante es dar resultados en la actual administración estatal.

 

Si la indiscreción de Sánchez García tendrá consecuencias o no aún no se sabe, pero su permanencia en el gobierno lorenista provocará muchas críticas y señalamientos, porque para nadie es un secreto que él en compañía de su papá sostiene reuniones con alcaldes para pedirles que apoyen y respalden su proyecto al Senado.

 

Lo mismo ha hecho con ex presidentes municipales y diferentes políticos tlaxcaltecas, lo cual evidencia que está utilizando el cargo para hacer proselitismo, algo que sencillamente está prohibido por la ley.

 

Cómo se verá la presencia del secretario de Infraestructura de Tlaxcala en la inauguración o arranque de obras, sobre todo cuando uno observa a sus colaboradores entregando tarjetas y un pasquín elaborado ex profeso para difundir la imagen y las acciones que ha realizado ese servidor público.

 

Será que la gobernadora Lorena Cuéllar avalará esa conducta ilegal y hasta ventajosa o pondrá un límite o un hasta aquí a ese imprudente colaborador, pues es obvio que su administración será severamente criticada y señalada por permitir el uso de recursos públicos para favorecer a un gris funcionario que saltó a la política porque su papi sueña con recuperar el poder en el estado a través de su limitado hijo.

 

El pachangon de la casta divina

 

Es curioso ver como hay políticos que dicen trabajar por Tlaxcala, pero que sus acciones demuestran que desprecian a sus paisanos y que prefieren realizar su vida social en otros estados para demostrar pipiris nice.

 

Al inicio de la actual legislatura, la “exquisita” diputada Alejandra Ramírez Ortiz, dio muestras de su glamour para presumir sus segunda nupcias en Acapulco, Guerrero, en un evento al que sólo asistió un exclusivo selecto grupo de invitados.

 

Y para demostrar que ella representa bien a los pipiris nice, decidió festejar los 15 años de su hija en la Hacienda de San José Actipan, en Cholula, Puebla, lugar a donde se dio cita lo mejor de lo mejor de la sociedad tlaxcalteca.

 

Las fotos del evento que circulan en las diferentes redes sociales muestran a una quinceañera rozagante y la casta divina de Tlaxcala en pleno.

 

 

Atrás quedaron las acusaciones, las descalificaciones y las diferencias. Hoy, aunque usted no lo crea, los Ortiz se abrazan y comparten el pan y la sal con los Cuéllar, los Mena y los Sánchez Anaya.

 

Qué bonita familia y que viva la casta divina cabrones.

 

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