A diferencia de la gobernadora Lorena Cuéllar Cisneros que se sigue activa y con vitalidad, la mayoría de los funcionarios estatales lucen cansados o se les percibe con una actitud conformista, lo cual es preocupante porque apenas van 18 meses y 15 días de los 72 meses que estarán al frente de la administración.

 

 

Mientras la mandataria proyecta dinamismo y planeta proyectos para mejorar el bienestar de los tlaxcaltecas, sus colaboradores nadan de muertito, han dejado de esforzarse o lo que es peor, han optado por reciclar datos y cifras oficiales de lo que se ha hecho, evidenciando que en los siguientes meses no habrá ninguna acción y obra novedosa o que serán contados los hechos que se puedan presumir o destacar.

 

Los datos y acciones ejecutadas en 18 meses deberían ser un referente para destacar lo que se está haciendo y lo que se hará. Se tendría que estar hablando de metas, de números de personas beneficiadas y de aquellos indicadores que reflejen que Tlaxcala se está transformando y avanzando, para lo cual es urgente que los funcionarios salgan de su insultante letargo y proyecten las acciones y programas del gobierno lorenista.

 

Los actuales colaboradores de la gobernadora pierden mucho tiempo en grillas internas, chismes, acusaciones, en lamentos y en buscar culpables de los señalamientos críticos que reciben de los medios de comunicación. Pocos son los que están concentrados en su trabajo y en entregar resultados en los siguientes cinco meses y medio que faltan para que se cumplan dos años de gobierno.

 

Los estudios de opinión pública que se han levantado en Tlaxcala para evaluar el desempeño y la imagen de la actual administración confirman que la gobernadora Lorena Cuéllar sigue cargando, sin la ayuda de su gabinete, la imagen de su administración, proceso en el que curiosamente se han sumado sus dos hijas Mariana y María Fernanda Espinosa de los Monteros Cuéllar que tanto en el DIF Estatal como en la Secretaría de Bienestar, respectivamente, proyectan trabajo y acercamiento con los ciudadanos.

 

Aunque no lo crea, las hijas de la mandataria tlaxcalteca salen mejor evaluadas entre todos los miembros del gabinete legal y ampliado. Vaya, hasta registran un mejor posicionamiento entre los funcionarios estatales que se mencionan como posibles candidatos a un cargo de elección popular para los comicios del 2024.

 

El protagonismo y el conformismo son elementos que impiden proyectar adecuadamente las acciones del gobierno estatal.

 

Por ejemplo de qué sirve que el gobierno lorenista presuma la entrega de 270 armas cortas y largas que implicaron una inversión de 7.5 millones de pesos, mismas que fueron entregadas a 27 municipios de la entidad si casi la mitad de los policías municipales no están certificados y por lo tanto éstos no pueden portar una pistola.

 

Pero es obvio que el troglodita Ramón Celaya Gamboa, secretario de Seguridad Ciudadana, tenía la necesidad y urgencia de presumir algo, porque sencillamente su desempeño en los últimos dos meses ha sido pésimo y negativo para la percepción ciudadana.

 

A caso ese torpe funcionario no sabrá que hay municipios tlaxcaltecas que tienen más armas asignadas que policías certificados.

 

Otro caso sería el de la voraz secretaria de Turismo, Josefina Rodríguez Zamora, quien después de su desastrosa comparecencia ante los diputados locales optó por esconderse. Hasta ahora la empresaria de apellidos de “abolengo” no ha mostrado ningún interés por promocionar a través de una campaña seria y profesional a Tlaxcala dentro de los destinos que pudiera captar a los vacacionistas que aprovechan la Semana Santa para viajar.

 

Pero la inercia del conformismo es tan fuerte que incluso envuelve hasta los funcionarios recientemente nombrados, como el gris Noé Altamirano Islas, quien despacha como secretario del Trabajo y Competitividad, pues nadie sabe qué hace, qué proyectos tiene y cuáles son sus objetivos.

 

Si el anterior secretario Ignacio López Sánchez destacaba por no hacer nada, su reemplazo sigue sus pasos, lo cual no es entendible porque en teoría el nuevo funcionario debería mostrar más vitalidad, esfuerzo, entrega y compromiso, sin embargo al parecer no es así porque de inmediato se puso a nadar de muertito a fin de no complicarse la vida.

 

Podríamos seguir citando ejemplos, pero la lista se alargaría mucho y al final quizá llegaríamos a la conclusión que hay mucha gobernadora y un gabinete pequeño que no ha sabido crecer ni seguir el ritmo de trabajo a Lorena Cuéllar, aunque haya farsantes como Gimena Lara Pérez, coordinadora Planeación e Inversión del gobierno de Tlaxcala, quien insiste en vender espejitos y proyectos que se ven y se oyen muy bonitos, pero que en realidad ninguno se ha podido concretar o aterrizar.

 

Hasta ahora se desconoce cuál será la obra emblemática o la que vaya a distinguir al gobierno de Lorena Cuéllar.

 

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