Los hechos violentos que han venido ocurriendo en el Centro de Reinserción Social de Tlaxcala deberían de ser un foco de alarma para la actual administración estatal, porque de continuar el descontrol no tardará en registrarse un conflicto mayor entre los internos de ese penal.

 

 

El motín presentado la mañana del domingo estaría relacionado con la salida de un ex comandante de la Policía Estatal de nombre Irvin P., quien logró un amparo de la justicia federal para ser liberado, sin embargo se sospecha que para quedar bien con Guadalupe Ballesteros Arellano, secretario técnico de la Secretaría de Seguridad Ciudadana y el responsable del Cereso de Tlaxcala, el capitán Carlos Quijano Crisóstomo, habría pasado información sensible sobre los internos que tenían prebendas.

 

Hace unos días las autoridades estatales y federales llevaron a cabo un operativo de revisión en la cárcel de Tlaxcala, lo que permitió incautar teléfonos, tabletas y otros objetos que no estaban permitidos, pero al parecer no todos los detenidos recibieron el mismo trato, pues hubo reclusos que siguieron conservando sus privilegios.

 

Se cree que en estos momentos los internos del penal mantienen una abierta, pero soterrada pelea y disputa por el control de cobro de cuotas y por el comercio de licor y drogas.

 

Si el dizque “académico” metido a policía, Ramón Celaya Gamboa, secretario de Seguridad Ciudadana de Tlaxcala, quiere realmente salvaguardar la integridad física de los presos, mantener el orden y la gobernabilidad al interior del Centro de Reinserción Social, entonces debería darse una vuelta para comprobar que serían ex policías de investigación y estatales lo que tendrían privilegios y que éstos controlarían muchas operaciones irregulares.

 

Entre los detenidos y que curiosamente tienen inmunidad se podría mencionar a un ex comandante de la Policía Ministerial o de Investigación, quien lo mismo ha sido relacionado como protector de los asaltantes de trenes, de autotransporte, el cobro de cuota para operar a colombianos y quien les habría abierto la puerta a gente del norte del país que estaría dedicada al secuestro, extorsión, trasiego de drogas y narcomenudeo.

 

No se puede ocultar que su internamiento en el Cereso de Tlaxcala le ha sentado más que bien a dicho personaje. Ahora, se rumora que el ex comandante Luis P., operaría desde el interior del penal, portando dos teléfonos celulares que los atiende en el patio, en la biblioteca, en los locutorios o en el área administrativa, con la permisibilidad de Guadalupe Ballesteros, quien junto con el capitán Carlos Quijano, tendrían amenas tertulias durante las madrugadas.

 

Para nadie es un secreto que se ha montado dentro del penal un despacho jurídico donde la abogada Johana Espejel Sarmiento, ocurre diariamente y hasta varias veces. La licenciada se daba a la tarea de encontrarse con el célebre comandante Irvin P., quien fuera detenido en cumplimiento a una orden de aprehensión federal (C.P. 157/2021) acusado de robo a autotransporte y secuestro exprés. Su captura fue frente a la casa particular de la actual titular del Ejecutivo, a unos días de iniciado su mandato.

 

Ese personaje también hizo equipo y fuerza con su ex compañero comandante de la Policía de Investigación Juan Carlos J., acusado del homicidio de un hombre que era investigado por la PGJE por la desaparición de una joven del municipio de Huamantla.

 

Todos saben que no pasa nada en los dos Ceresos de la entidad sin la autorización plena del “jefe” Ballesteros, quien hace todo lo posible por no perder su feudo de poder en el estado, lo mismo mintiendo cruz en mano frente a su jefa, como extendiendo la otra mano para presuntamente recibir las cuotas que cobraría a extorsionadores, vendedores de huachicol, narcomenudistas y toda actividad ilegal que tenga conocimiento, es decir, es lugar de combatir estos ilícitos los estaría alentando.

 

La seguridad en el estado, venga quien venga, no cambiará con la presencia de los actuales mandos, quienes son los primeros en quemar cualquier currículum que les implique competencia o un probable desplazamiento. El fuego amigo siempre ha tenido el mismo origen y hasta ahora nadie ha querido corregir esa situación que tanto daño sigue haciendo al gobierno estatal.

 

Así de claras las cosas.

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