Mientras a nivel nacional y uno que otro estado las preferencias hacia Morena se han empezado a mover hacia abajo por los embates que está recibiendo el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador por los escándalos generados por la inseguridad, el incontrolable aumento de precios, la difusión de información confidencial que fue sustraída ilegalmente de computadoras del Ejército y recientemente por los detalles que se describen en el libro el “Rey del Cash”, en Tlaxcala se mantienen las tendencias y el respaldo a ese partido y a las autoridades emanadas de él.

 

 

Nadie puede garantizar que las preferencias electorales prevalecerán como hasta hoy, porque también es probable que los número se muevan si es que los ciudadanos terminan por desencantarse de Morena, AMLO y el gobierno de Lorena Cuéllar Cisneros.

 

Hoy Morena goza de un respaldo ciudadano que ronda entre el 45 por ciento y el 52 por ciento. Su voto de rechazo apenas si alcanza el 9 por ciento y la intención de los ciudadanos de volver a votar en los siguientes comicios por ese partido para que se mantenga en el poder es casi del 76 por ciento.

 

Obviamente el gobierno del presidente López Obrador ha sabido construir en la entidad una base electoral importante que hoy en día no tiene ningún problema en respaldar el proyecto de Morena, lo que demuestra que el trabajo que inició Lorena Cuéllar como la super delegada de Bienestar y que hoy en día continúa el responsable de esa dependencia, Carlos Luna Vázquez, ha sido eficiente y eficaz.

 

Una de las razones que explicarían por qué Morena y sus gobiernos tanto federal como estatal son bien evaluados por los ciudadanos y las ciudadanas de Tlaxcala, tendría que ver porque en la actualidad casi 360 mil familias tlaxcaltecas reciben un apoyo económico por parte de la administración de López Obrador.

 

Tan sólo en adultos mayores consideran un padrón de 107 mil 746 beneficiarios más los cerca de 10 mil personas con discapacidad. En conjunto cada bimestre se les distribuye puntualmente 450 millones de pesos, recursos que estos tlaxcaltecas agradecen porque nunca antes un gobierno les había repartido dinero.

 

El presidente Andrés Manuel López Obrador alcanza en Tlaxcala un nivel de aprobación del 62 por ciento en promedio, mientras que la gobernadora Lorena Cuéllar obtiene un respaldo favorable del 57.4 por ciento, lo que la ubica como una de las mandatarias con mejor calificación por su desempeño.

 

Lo malo para la mandataria tlaxcalteca y de lo que poco se ha dicho, es que mientras ella sale bien evaluada, no así sus funcionarios que para un porcentaje importante de la población son desconocidos y lo que es peor que no se les reconoce que trabajen al ritmo de su jefa.

 

Llevan más de un año en el poder y ningún colaborador de Lorena Cuéllar ha destacado por su trabajo. Sí el gobierno estatal resulta bien evaluados en algunas áreas es porque los ciudadanos y las ciudadanas atribuyen ese factor a la gobernadora y no a un funcionario en específico, según los resultados que arrojan diferentes estudios que se han elaborado para medir el desempeño de los servidores públicos.

 

Según las opiniones de las personas entrevistadas en este estudio, ningún funcionario representa a Morena o se percibe que trabaje bajo los lineamientos de la Cuarta Transformación. También los ciudadanos ya ubicaron que muchos servidores públicos de la actual administración estatal son de otras entidades como Puebla, Morelos y de la Ciudad de México y que éstos no están comprometidos con el desarrollo de Tlaxcala.

 

El gobierno de López Obrador ya enfrenta un desgaste natural, pero aun así se espera que en Tlaxcala siga siendo un factor clave para que Morena obtenga buenos resultados en las elecciones presidenciales del 2024.

 

Localmente la gobernadora tendrá que revisar y evaluar el desempeño de sus colaboradores, porque tarde o temprano necesitará que la ayuden a cargar con el peso del gobierno y de su administración, sobre todo porque hay rubros como la corrupción, la inexperiencia y falta de resultados que empiezan a ganar terreno entre el imaginario colectivo y que de continuar terminarán afectando su imagen.

 

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