Qué dirá Mariano González, respecto a toda la grilla en el partido, donde el triunfo no le asiste, donde la hegemonía de Beatriz se hace presente en cada movimiento.

Era natural que Ubaldo Velasco Hernández, dejase la dirigencia estatal del PRI, pues la sumisión con la que actuaba hacia el gobernador electo, Mariano González Zarur, no garantizaba la cohesión de los grupos tricolores, sobre todo, de esa multitudinaria militancia fiel a Beatriz Paredes Rangel.

Así que esta, aprovechó los tiempos (de no ser necesario habrían pasado meses sin cambios) y colocó a Ernesto García Sarmiento, en esta posición estratégica para cuidar el negocio los meses subsecuentes, mientras preparan la llegada de Lorena Cuéllar Cisneros, cuyo nombre no perdamos de vista pues, habrá de posicionarse dentro de un contexto con interesante análisis.

1.- Es el personaje ideal para iniciar el renuevo generacional, sin que esto signifique el desplazamiento de los viejos cuadros, sino al contrario.

2.- Sus nexos con un PRI de tendencia conservadora (Joaquín Cisneros, Alfredo Ríos Camarena, Roque Villanueva) se equilibran con la súbita incondicionalidad hacia Beatriz Paredes Rangel, a quien demostró lealtad a toda prueba y una capacidad inacabable para realizar campañas exitosas.

3.- En consecuencia, cuenta con la gracia necesaria para no chocar con el marianismo-beltronismo-peñismo, de tal suerte que en 2012, encabece a un recuperado tricolor, alguien que pueda jalar con uno u otro grupos en histórica disputa al interior del partido.

4.- No perdamos de vista una potencial fórmula Beatriz-Lorena para el Senado en 2012, si es que a la todavía lideresa nacional no se le hace ser la abanderada a la Presidencia (nada más no levanta en las encuestas).

Será interesante la respuesta de Mariano González Zarur, al juego planteado por la de Tizatlán, pues hasta ahora no las tiene consigo en la conformación de la bancada tricolor, en los nuevos ayuntamientos priístas y, ni siquiera en el partido, en cuya cúpula se ha tenido que conformar con la unción de Sergio Pintor en la secretaría general.

Por el momento, la marianista más destacada, Anabel Ávalos Zempoalteca, se encuentra demasiado ocupada en detalles de la entrega-recepción, como para ver el 2012 en perspectiva. Insisto, esto deja un camino muy libre a la todavía alcaldesa de Tlaxcala con licencia, a cuya obsesión por continuar una ascendente carrera, nada le afecta.

El avión… el avión…

Hay que ver el desgano de los diputados salientes, “trabajando a tambor batiente” para desahogar una agenda a la poco caso hicieron cuando transcurría el tiempo adecuado.

El debate en esta legislatura dejó de tener vigencia. Y en su lugar surge la aceptación de considerables fallas, como el reconocimiento del priísta Arnulfo Arévalo, a la actuación a destiempo en los casos Calpulalpan, Teacalco y Apizaco.

Esta pasividad denota el deseo de la mayoría de la Asamblea, por pasar la estafeta a sus sucesores. Gana de hacer algo por sus representados ya no es prioritario para quienes engrosaron un expediente nada envidiable.

Entre esos despropósitos, me llamó la atención de Aristeo Calva, el presidente de la Gran Comisión, concediendo entrevistas este inicio de semana, en las cuales consideraba un hecho el éxito en la gestión legal de Alex Ortiz, ante la justicia federal, respecto a concederle de manera formal un amparo para seguir despachando como alcalde de Apizaco, a contrapelo del dictamen del Congreso.

Inquieta la declaración porque será hasta hoy martes cuando los términos del litigio permitan al juzgador tomar la decisión respecto a dicho amparo. Calva es incapaz de ocultar su interés por bien librar a su amigo Ortiz Zamora del grave problema legal al que se enfrenta, o al menos así lo aparenta dando por hecho situaciones en pleno proceso.