El fondo moches ya es historia en Tlaxcala. Morena y sus aliados que lo crearon y lo mantuvieron por tres años, ayer tuvo que rectificar el rumbo y con el respaldo de nuevos comparsas como como el PRI, el PAN, el PAC y un legislador del PRD, votaron por un presupuesto de egresos que margina a los diputados de manejar y etiquetar recursos para obras a los 60 presidentes municipales.
La gobernadora de Tlaxcala, Lorena Cuéllar Cisneros, doblegó a los legisladores que buscaban salir de su órbita de influencia y demostró que hoy la que ejerce el poder es ella y que en el Congreso del Estado se seguirá haciendo lo que ella decida, tal y como ha pasado en las últimas semanas en que no ha tuvo problemas para imponer a la procuradora de Justicia y a una magistrada del Poder Judicial.
Una vez que los diputados locales aprovecharon el descuido entre los operadores lorenistas que permitieron que el PRI y el ex gobernador Mariano González Zarur se quedara con la posición disponible en el Instituto de Acceso a la Información Pública y Protección de Datos Personales del Estado de Tlaxcala a través del “mapache electoral y nuevo comisionado Ángel Espinoza Ponce, un grupo de legisladores impulsó la intentona de mantener el mal llamado “fondo moches” y votar el presupuesto de egresos a través de cédula para no ser evidenciados.
Sin embargo, ese grupo que ya tenía el respaldo de doce legisladores se empezó a fragmentar cuando Lorena Cuéllar asumió la operación de frenar la rebelión, desalentar los recortes al presupuesto de egresos que envió al Congreso local e impedir la creación de una bolsa de 500 millones de pesos que los diputados pretendían disponer para asignar obra en los ayuntamientos tlaxcaltecas.
Los resultados de la intervención directa de la mandataria ayer quedaron expuestos cuando 24 de 25 legisladores locales aprobaron el plan de gasto de la gobernadora Cuéllar para el 2022, siendo el perredista Juan Manuel Cambrón Soria el único que se pronunció y voto en contra, mostrando congruencia política.
Los destellos de independencia y de contrapeso al poder de la gobernadora que se observaron en algunas decisiones asumidas al interior del Congreso del Estado durante los casi últimos cuatro meses fueron una ilusión que ayer ya desapareció por completo, pues no se necesita ser un avezado analista político para detectar que los diputados bailarán de ahora en adelante al son de la música que se toque desde el Palacio de Gobierno.
Al estar involucrados tantos legisladores y operadores, no tardará en conocerse si hubo algún incentivo para que los legisladores tlaxcaltecas dejaran sus ideas opositoras para asumir una actitud de sometimiento y obediencia, pues sencillamente nadie cree que hayan tenido un cambio en su comportamiento de la noche a la mañana.
Se dice que para conseguir el respaldo de algunos legisladores se comprometieron ciertos cambios y movimientos que se registrarán en posiciones claves del Congreso de Estado, mismos que podrían verse en enero una vez que se reanuden las actividades en el edificio de la calle Allende.
La gobernadora ya tiene su presupuesto de egresos y por lo tanto no tendrá pretextos para no entregar resultados en los siguientes meses. La mandataria deberá hacer realidad la racionalidad del gasto, la austeridad, la disciplina presupuestaria, pero también garantizar la transparencia, la rendición de cuentas y procurar un manejo escrupuloso de los recursos públicos a fin de evitar la corrupción.
Lorena Cuéllar ganó y se impuso a los actuales diputados, quienes están muy, pero muy lejos de seguir los pasos de los ex legisladores locales que sí tuvieron la capacidad de enfrentar y doblegar al entonces gobernador priista Marco Antonio Mena Rodríguez, quien terminó por aceptar la creación del “fondo moches” que ayer fue sepultado para no volver nunca más.
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