Pese a los obstáculos que le fueron impuestos, la morenista Lorena Cuéllar Cisneros, candidata a la gubernatura de la coalición “Juntos Haremos Historia en Tlaxcala”, logró un cierre masivo de su campaña, donde esbozó lo que será su próxima administración en caso de obtener el triunfo el próximo 6 de junio.

 

 

Ante más de 15 mil tlaxcaltecas, la ex delegada de la Secretaría de Bienestar aseguró que no encabezará un gobierno de rencores o de venganzas, pero sí se comprometió a rescatar la Universidad Autónoma de Tlaxcala que se encuentra secuestrada.

 

La campaña y algunos eventos claves como el de ayer han servido para que Lorena Cuéllar realice una evaluación y mida la capacidad de su principal equipo de trabajo, con el propósito de ir valorando quiénes obtendrán posiciones de primer nivel y quiénes serán incorporados en la administración en cargos sin importancia y relevancia.

 

El grupo del ex gobernador Alfonso Sánchez Anaya que opera a través de su nuera que se presenta como la “asesora política”, Marcela González Castillo, demostró que su control y capacidad política son espejismos, al igual que el supuesto trabajo de operador que viene desempeñando Homero Meneses Hernández, quien para algunos colaboradores cercanos a la candidata salió tan arrogante, chafa y mentiroso como el ex coordinador territorial de la campaña, el trácala diputado federal con licencia, Rubén Terán Águila.

 

La abanderada a la gubernatura de Morena, PT, PVEM, Nueva Alianza y el PEST se mostró segura y con la certeza de que el próximo domingo será electa y reconocida como la próxima mandataria estatal.

 

Diferentes casas encuestadoras y medios de comunicación la dan como la virtual ganadora de los comicios en Tlaxcala al lograr en estos momentos una diferencia importante hacia su más cercana competidora, la priista Anabell Ávalos Zempoalteca, candidata a la gubernatura del bloque opositor amplio que integró el PRI, PAN, PRD, PAC y el PS.

 

El reto que tiene Lorena Cuéllar es que los tlaxcaltecas acudan a votar el próximo domingo y confirmen su apoyo a Morena y a su proyecto político. Hoy ha puesto un especial cuidado en la designación de sus representantes de casilla y su objetivo es cubrir todos los centros de votación con tres estructuras a fin de evitar cualquier irregularidad como las registradas en las elecciones del 2016, cuando el ex gobernador Mariano González Zarur, el PRI en alianza y los convenencieros consejeros del ITE llevaron a cabo ciertas maniobras que terminaron por beneficiar a su entonces candidato y hoy gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez.

 

Anabell Ávalos no sea dado por vencida y sigue operando porque sus números y análisis de otros estudios de opinión le indican que puede ganar las elecciones. En repetidas ocasiones ha enseñado músculo y su objetivo es mostrar su fortaleza mañana martes en la ciudad de Apizaco donde cerrará sus actividades proselitistas.

 

Esa coalición denominada “Unidos por Tlaxcala” está en la pelea por la gubernatura del estado y tendrá que aplicarse con todo si quiere conseguir el triunfo que se ve complicado, pero no imposible de alcanzar.

 

Los cierres masivos de campaña son importantes y ayudan a mejorar la percepción entre los ciudadanos y las ciudadanas de que se tuvo una campaña exitosa con posibilidades de triunfo, pero esa situación está muy lejos de ser un indicador válido para asegurar que al concentrar a miles de personas se tiene garantizada la victoria.

 

La próxima gobernadora o gobernador de Tlaxcala tiene el reto de superar los más de 189 mil votos que obtuvo Marco Antonio Mena en los comicios del 2016 o incluso los contabilizados para la elección del hacendado gobernador priista Mariano González, quien rebasó los 232 mil sufragios.

 

Veremos si la pandemia y las condiciones de participación ciudadana permiten superar esas cifras.

 

La efectividad de los operadores políticos de ambos equipos pronto se comprobará, porque el próximo domingo por la noche muy seguramente se sabrá quién ganó los comicios y quién dirigirá el destino del estado durante los próximos seis años.

 

En unos días veremos quién ganó y quién perdió. Así de sencillo.

 

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