Hasta ahora no hay ningún estudio serio o alguna casa encuestadora de prestigio que haya salido a respaldar la engañosa versión de que en Tlaxcala hay un empate técnico en las preferencias electorales entre las dos coaliciones que se disputan la gubernatura del estado.

 

 

Lorena Cuéllar Cisneros, candidata de la coalición “Juntos Haremos Historia en Tlaxcala” que conformó Morena, PT, PVEM, Nueva Alianza y el PEST encabeza la intención del voto con una diferencia mínima de 10 puntos porcentuales sobre la abanderada del bloque opositor amplio integrado por el PRI, PAN, PRD, PAC y el PS, Anabell Ávalos Zempoalteca.

 

Hay encuestadoras serias que otorgan una mayor ventaja a la candidata de la Cuarta Transformación que impulsa el presidente de México, Andres Manuel López Obrador, al grado que ponen una diferencia de dos a uno sobre la priista Anabell Ávalos, quien hay que decirlo, si ganó en imponer su estrategia mediática de generar la percepción de que puede obtener el triunfo en los comicios del 6 de junio y de que en estos momentos se ubica uno o dos puntos arriba que su contrincante.

 

La percepción no es realidad, pero si ayuda a generar incertidumbre, confusión y falsas expectativas no sólo en la clase política, sino entre periodistas, líderes de opinión, la burocracia y entre los ciudadanos y las ciudadanas.

 

Asegurar que la priista Anabell Ávalos puede ganar es válido y hasta entendible, pues está en una competencia electoral que está por llegar a su fin, pero creer que sólo porque los eternos enemigos como marianistas y orticistas caminan hoy de la mano, porque el PRI, el PAN y el PRD viven un amasiato de ocasión, porque la mayoría de los ex gobernadores del estado respaldan a la ex alcaldesa capitalina, porque los enemigos de Lorena Cuéllar se unieron y porque “cientos” de tlaxcaltecas se han sumado en los últimos 45 días al proyecto que representa la coalición “Unidos por Tlaxcala” van a obtener el triunfo, es inverosímil, porque, insisto, no hay ningún estudio ni casa encuestadora que validen esa hipótesis.

 

Anabell Ávalos es víctima de la “ceguera de taller”. Se ha traicionado a ella misma. Aunque niega una y otra vez que no está obsesionada con la gubernatura de Tlaxcala, en realidad todas sus acciones demuestran que sí.

 

Sin importarle las ofensas, el desprecio y el bloqueo que sufrió y fue víctima, regresó al redil del hacendado ex gobernador Mariano González Zarur y ha aceptado rodearse de corruptos y traicioneros como Mariano González Aguirre, Juan Antonio González Necoechea, José de la Luz Sosa Salinas, Liliana Becerril Rojas, Rafael Ortega Blancas, José María Méndez Salgado, Claudia Pérez Rodríguez, Serafín Ortiz Ortiz, Santiago Sesín Maldonado y otros cientos más.

 

A la priista hay que reconocerle su trabajo, esfuerzo y capacidad para convencer y sumar políticos y a políticas a su proyecto, sin embargo creo que no le alcanzará para ganar la gubernatura el próximo 6 de junio.

 

Me puedo equivocar como pasó en los comicios del 2016 cuando escribí que Lorena Cuéllar obtendría el triunfo y que en realidad no fue así, ya que tras un amañado proceso electoral el ganador de esa jornada fue el priista Marco Antonio Mena Rodríguez.

 

Los datos y análisis apuntan que la hegemonía del PRI en Tlaxcala está por perderse y que Morena y sus aliados pasarán a asumir el control del gobierno con Lorena Cuéllar.

 

En nueve días sabremos si lo anterior es una realidad.

 

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