Sólo un ingenuo podría creer los resultados de la Encuesta Nacional de Calidad e Impacto Gubernamental (ENCIG) 2019 del INEGI, sobre la evolución del problema de la corrupción en Tlaxcala que según los datos disponibles señalan que ese grave y añejo problema ha disminuido en los últimos tres años.

De acuerdo con el Inegi, entre 2017 y 2019 la tasa de víctimas de corrupción disminuyó 7.6 por ciento y 17 por ciento en incidencia, es decir, hubo menos las víctimas y actos de corrupción por cada 100 mil habitantes.

Según los datos disponibles, sólo 37.5 por ciento de los tlaxcaltecas considera que la policía contribuye a generar una sensación de seguridad, mientras que 67.7 por ciento enfrentó al menos un problema para realizar un trámite, pago o solicitud de servicios aunque el nivel de satisfacción general fue de 74.6 por ciento, aún por debajo del promedio nacional que es del 79.3 por ciento.

La percepción de los tlaxcaltecas puede ser creíble y hasta entendible si se cree que la actual administración encabezada por Marco Antonio Mena Rodríguez es un poco más honesta que la presidida por el ex gobernador Mariano González Zarur y la conducida por el ex mandatario panista Héctor Ortiz Ortiz, consideradas como las más corruptas de los últimos 20 años.

En el actual gobierno del estado si hay focos de corrupción y una estructura muy visible de donde operaba y con quiénes, lo que ha evidenciado que resulta inservible el sistema estatal anticorrupción y un desperdicio los millones de pesos que se destinan a pagar jugosos salarios a una estructura burocrática que sólo la hace de tapadera de múltiples prácticas indebidas que se realizan al interior de las dependencias.

Un ejemplo que podría ilustrar lo que sucede al interior del gobierno es lo que se presenta en la Coordinación General de Ecología que está bajo la responsabilidad del verde ecologista, Efraín Flores Hernández, quien dicen que anda juntando su cochinito para pagar su campaña a la presidencia municipal de Chiautempan.

Si algún tlaxcalteca tiene la necesidad de ir a esa instancia del gobierno para tramitar un estudio de impacto ambiental que requiere para instalar un negocio o llevar a cabo la construcción de un inmueble, se enfrentará a un grupo de servidores públicos domesticados que hacen de la corrupción un sistema efectivo.

La directora de Normatividad, Inspección y Gestión Social, Yolanda López Mata no le resolverá nada y le impondrá mil trabas para llevar a cabo los trámites, para lo cual recurre a Eduardo Caporal Rodríguez, jefe del Departamento de Denuncias e Inspección que también suele emplear a una subordinada de nombre Lazara Cuatle.

Al ver el interesado que su trámite en la Coordinación General de Ecología no prospera, recibirá la sugerencia de buscar a Salvador Santos que suele entregar los árboles que dona esa dependencia, pero que en realidad es el operador de Efraín Flores en los arreglos obscuros que se amarran en esa área del gobierno.

Dependiendo la urgencia y el tipo de estudio de impacto ambiental que se requiera es la mochada que pedirá Salvador Santos que no sólo incluirá dinero en efectivo, sino que últimamente abarca despensas que al parecer son distribuidas estratégicamente entre habitantes de Chiautempan a nombre del funcionario estatal que se mueve para ser considerado como aspirante a la alcaldía de ese municipio.

Si el interesado cumple con los pedimentos, en automático su estudio de impacto ambiental es aprobado y Salvador Santos se encarga de recorrer todas las áreas de la dependencia para ordenar que se agilice el trámite y se entregue a la brevedad.

De acuerdo con las evidencias que se tienen, se presume que una importante cantidad de recursos ha dejado de ingresar a las arcas estatales por esa operación ilegal que se lleva a cabo en la Coordinación General de Ecología, pues dependiendo del estudio éste implica una contribución al estado de siete mil pesos hasta veinte mil pesos.

Efraín Flores es un funcionario que se incrustó en la actual administración como una cuota que el gobernador Marco Mena le entregó al Partido Verde Ecologista de México por apoyar su nominación en las elecciones del 2016, sin embargo ese nefasto político ha defraudado la confianza del mandatario.

Valdría la pena que se analizara la permanencia de Flores Hernández en el gobierno porque es evidente que para él ya empezó el año de Hidalgo. Los verificentros son también un buen ejemplo de la corrupción que prevalece en la Coordinación General de Ecología, de ahí que no resulta muy complicado comprobar el cagadero que existe en esa área de la administración.

Dicen que Efraín Flores es tan cínico que en su oficina existe una enorme televisión que representa la gran corrupción que encabeza, pues ese aparato habría sido “donado” por las tiendas Oxxo a fin de tener las facilidades que se requieren para abrir en Tlaxcala ese tipo de establecimientos.

Grave. No.