Ciro Murayama, consejero del INE, descubrió en Torreón una estrategia para desviar el dinero de empleados a las cuentas del PRI… aquí pasó lo mismo

Miguel Angel Covarrubias Cervantes, Alcalde San Damion Texoloc, Demuele Kiosco, Orina, Tlaxcala Online

Creo que no solo en Tlaxcala la oposición quedó como estatua de sal ante maniobras tricolores que permitieron a ese partido obtener el financiamiento necesario para movilizarse antes de la elección.

Para sorpresa de muchos, el Instituto Nacional Electoral (INE) comenzó a meter las manos ante las muchas pruebas de abuso de autoridades priístas, por ejemplo descontando voluntariamente o no, diversas cantidades a burócratas, por el simple hecho de reclamarles esa fuente de trabajo como un favor del partido en el cual militan, u obligan a hacerlo.

Una nota de Reforma, describe descuentos hechos por el ayuntamiento de Torreón, Coahuila, a cientos de empleados. Los responsables aseguraron contar con el beneplácito de los afectados para quitarles 3.5 de sus ingresos quincenales, para apoyar al tricolor.

Pero el consejero del INE, Ciro Murayama, detectó que mientras los ingresos de dicha burocracia rondan en novecientos y tantos pesos quinecenales, los descuentos superaron los trescientos pesos, o sea por ahí del 31 por ciento.

Recordemos las advertencias del propio INE, aclarando que es un delito el condicionamiento de los empleos bajo argumentos partidistas.

Pero acá en Tlaxcala, los descuentos directos a nómina fueron la constante. Ni a los mismos afectados los consultaron. Simplemente se activó una campaña de terrorismo laboral y, aquellos de quienes llegó a sospecharse que rechazarían compartir con el PRI sus quincenas, fueron privados de sus fuentes de trabajo.

El mensaje corrió como pólvora, el resto ustedes lo conocen.

Por eso creo muy sano que el consejero Ciro Murayama, amplíe sus investigaciones al estado de Tlaxcala, donde no solo se afectaron las percepciones de miles de burócratas, convirtiéndolas en un recurso manejado en medio de la opacidad y transferido a alguna cuenta –en Torreón mandaron el dinero a la chequera de la Fundación Collosio.

Pero aquí quién, comenzando por el gobernador Mariano González Zarur, es capaz de introducir sus manos en el fuego para garantizar la honestidad de sus operadores políticos, o mejor dicho mapaches que cobran con niveles directivos.

Si a eso le suman el extraño engarrotamiento de la oposición –más ocupada en intercambiar piquetes de ojos entre candidatos y sus patrocinadores- la partida de madre a los burócratas es un delito consumado, sin objeción alguna y acaso motivo para que en estos momentos el señor Manchis sostenga su panza entre carcajada y carcajada.

Y ya metidos en la impunidad

Es posible, nos dicen, que los ricos más poderosos de Tlaxcala, unos que se dedican a hacer colchas con la figura del Rey León, y un papá y su hijo –que resultaron flamas para la lana- estarían concretando la compra de la propiedad donde se asentaba la planta Nestlé, cuyos directivos decidieron emigrar ante el nulo caso que las autoridades les hicieron cuando comenzaron a ser víctimas de extorsiones.

Y en ese lugar ya se avecina la llegada de Fábricas de Francia y Liverpool, como para dejar inscrito en la historia, si el tal Ortiz fue capaz de agenciarse terrenos con vocación netamente ecológica para erigir el centro comercial Gran Patio, ¿por qué carajos los manchis estos y sus manchi socios no han de hacer lo mismo, si en Tlaxcala es una máxima la acción de saqueo.

Imaginen ustedes una mesa con puro hampón, presumiéndose las propiedades logradas a la buena, pero preferentemente a la mala, al grado que a veces ni tienen idea de los lugares de los que son dueños.

Nada más tomen ustedes nota, 71 por ciento de las propiedades del municipio de Tlaxcala pertenecen al hijo de un ex gobernador, hasta cuentan lo gracioso (yo no le veo nada de eso) que resultó de aquél político voraz, su respuesta a un jovenzuelo (con el tiempo se puso muy barrigón y le dio por cantar igualito a José José).

–          Hasta dónde poseé usted, preguntó el mozalbete cuando se encontraban en la zona más alta del Albergue de la Loma.

–          Hasta donde le alcanzan a ver sus ojitos, estimado jovenzuelo, le respondieron.

Y lo gracioso consistió en la pregunta, ¿todo, todo?… –bueno, esto donde estamos parados no, porque usted, jovencito, fijó la vista a partir de la acera de enfrente.

Digo, con ese antecedente, las manchiescrituras por qué no han de requerir hasta un camión para poder ser trasladadas a donde les corresponda.

Uno estalla porque va al día, igual que la mayoría. Otros en cambio, aprovechan los procesos democráticos de los cuales salieron fortalecidos para  asegurarse una panzota en esta generación, la que sigue y así sucesivamente hasta que reciban un castigo divino, o de perdis una investigación de la superioridad.

De ridículos

Nadie ha dicho que el alcalde de Tlaxcala se pase de gracioso cuando sueña con ser gobernador, y para ello usa ese estilo que mezcla uno como autismo y una cruda permanente.

Nadie ha dicho que un contralor más pelón que Carlos Rojas o Salinas, ya cuente hasta con su casa de campaña para contender por la alcaldía de Tlaxcala. Y conste que era panista-orticista y luego marianista.

Nadie reclama las micciones sobre el kiosco de su pueblo que con o sin la voluntad de la gente hizo el alcalde de San Damión Texoloc, un jovencito Covarrubias que cada día se parece más a los Abarca de Iguala, Guerrero.

Creo que esas micciones sobre la voluntad de la gente están cobrando popularidad entre esta devaluada clase política. Ahí tiene usted al meón más poderoso haciendo lo propio sobre los fideicomisos con carácter social, producto de años y años de reclamos, pero hoy, sujetos a desaparecer de un plumazo, con el concurso del Congreso más complaciente de la historia.

Y para cerrar con broche de oro, el que también ya se apuntó para contender por la gubernatura es el formidable Gelacio Montiel Fuentes, para lo cual hace unos días sus huestes convocaron a la conformación de un gran frente de unidad de las izquierdas…