Que a los tlaxcaltecas nos da por invertirle a todo menos a nuestra salud.

Yo creo que en Tlaxcala, la existencia de tráileres dedicados al rubro de la salud, no debería ser motivo de tanto escándalo. Total, unos sirven en el plano institucional y otros en el electoral.

Pero lo que los candidatos y autoridades deben tomar en cuenta es que en sus manos se encuentra la papa caliente de la influenza, a la cual se pretende dar un uso para ganar simpatizantes.

Y no es justo que se utilice un asunto tan sentido como la propagación del nuevo virus, contra el cual, por cierto no hay vacuna, como tema susceptible de incluir en los discursos de los tres que, de una u otra forma están relacionados con la salud.

La irrupción del mal, fue para perjuicio de ellos, en el peor momento, porque si el país, los medios y desde luego los ciudadanos no tuviesen la vista fija en este particular, tal vez el comportamiento se daría en condiciones de impunidad.

Pienso que los famosos tráileres deberían enviarse a un estacionamiento y tenerlos ahí hasta que la emergencia esté resuelta.

Lo que sí preocupa es la falta de una política definida de salud de parte de la autoridad actual y la suposición de esta, así, sin reflexionar, que si este rubro es deficiente, parte de la pésima costumbre de ciudadanos y ciudadanas para invertir en lo que quieras, menos en la salud.
Cuando uno esperaría que la respuesta del secretario fuese en dirección a que se consolida con principios bien fundados, la operación de hospitales, centros de salud, farmacias y miles de trabajadores, la respuesta señala a una culpabilidad de las gentes, a quienes falta cultura médica.

No hacen falta las grandes inversiones como la voluntad para que el sistema sanitario funcione como un engranaje perfecto.

Ahí tiene usted el ejemplo de Cuba, donde este rubro alcanzó niveles fuera de serie. Y el dinero en la isla no es lo que abunda. Sí en cambio la determinación del régimen y de los funcionarios, como aquí en Tlaxcala no alcanzo a ver.

La superficialidad de las respuestas del secretario Constantino Quiroz me llevan a desear que no tarde el vuelco en sus consideraciones y que a este derecho constitucional de los tlaxcaltecas se le dé la importancia y continuidad que requiere.

Mire que usar términos como “los tlaxcaltecas están bien consentidos en el rubro de la salud” es una temeraria forma de faltar a la inteligencia de quienes esperamos más y no solo una actuación con base en el papel de grupo, como desdichadamente se está dando.