No puede ser un asunto menor explicar ante los representantes del pueblo tlaxcalteca el gasto infame del Seguro Popular de cientos de niños enfermos de cáncer, como lo plantea el diputado don Silvestre, el mismo que ayudó a Ortiz a comprar Las Cuevas en Tlaxco.

A propósito de la celosa defensa emprendida por el diputado Silvestre Velázquez, al secretario de Salud, Chuchito Fragoso Bernal (digo, para que el médico del IMSS, perdón, del Hospital Central, otra vez perdón, quise decir el médico de cabecera del estado de Tlaxcala) para no comparecer ante diputados tras el escandaloso dispendio del Seguro Popular de enfermitos de cáncer, pues uno no se explica cómo usan los colores de su partido para aparentar una lucha legítima.

Dicen que en aquella sesión, de las manifestaciones de pacientes de cáncer y sus papás, lo que vimos no fue la iniciativa del ex alcalde de Tlaxco (por cierto más orticista en su tiempo) sino el acatamiento al pie de la letra de una presunta instrucción telefónica de, ¿a ver, de quién? (según nuestros pájaros en el alambre, del mismísimo mandamás)

Decretar que la sesión culminaba debido a la protesta fue un acto nada heroico, como lo fueron los otros legisladores en fila india abandonando la sala de sesiones. Peor fue apagar las luces y quitar el sonido a los que se quedaron a dar la cara.

Pero lo que no tiene nombre es considerar un acto de escaso interés para la Legislatura la presencia de Chucho Fragoso, para explicar –entre otras linduras- aquello de la pésima administración del Seguro Popular que cubría los tratamientos de muchos, muchos niños cuya salud quedó pendiendo del delgado hilo del cinismo de servidores públicos comprando medicamentos como parte de lo que puede ser una terrible estrategia de enriquecimiento a costa de lo indescriptible.

Hoy, el asunto no tiene mayor relevancia. Esa es la postura de don Silvestre, el mismo siendo alcalde, inmiscuido en la adquisición del predio aquél de cuarenta y tantas hectáreas en Tlaxco, en cuyo interior se halla hasta una zona arqueológica.

Es el principio de la desactivación de un movimiento más, demostrativo de la conducta reprobable de quienes deberían estar de lado del tejido social, humillado y expuesto a un fatal desenlace a causa del grotesco retraso en el pago de nutrientes parentales y quimioterapias, entre otras muchas irregularidades.

Yo creo que el señor diputado presidente de la mesa directiva, debería escuchar el llamado del supremo (¿?) a la reflexión, para anteponer el interés de la mayoría al sucio arte de mostrarse a bordo de una aplanadora, créame tan vulnerable por el rechazo social que, ojalá quepa en él un ratito de concordia, haga a un lado su naturaleza autómata y actúe bajo el compromiso al que le obliga haber rendido protesta como legítimo representante del pueblo.

A cada capilla le llega su fiesta

Qué rápido se olvidó el gobernador Mariano González Zarur, de aquellas maldiciones a su antecesor Héctor Ortiz, por el enriquecimiento que este propició a ciertas familias o individuos, así como las mascotas del sexenio. Hoy, las cosas son muy parecidas, claro los beneficiados otros pero, ¿y qué onda con aquellos que nos fuimos con la finta del cambio?

No cabe duda que este es el sexenio del grupo Apizaco. Si antes la UAT jugaba un papel protagónico en el desempeño de Tlaxcala, hoy la palomeada se llama Universidad del Valle de Tlaxcala (cuyos dueños son parientes del amo) o, qué me dice del Hospital Humanitas (de antes) al Hospital Central de Apizaco de hoy… y la que nos espera con transportistas, restauranteros, dueños de farmacias, similares y conexos.

Que puedan ser de Apizaco no tiene mayor problema. Pero la codicia mostrada para ciertas empresas, familias o individuos, es lo que no cabe en un gobierno emanado de partido en plena transformación (al menos es lo que dice Humberto Moreira).

Tome nota: de los detallazos del amo hacia la Universidad del Valle, pues contratarle cualquier curso de capacitación. Hoy por ejemplo, el Fipadic lo hace sin algún rubor, por orden de su directora honorífica, Mariana González Foullón (la amita), quien dio órdenes precisas a la directora operativa, Yethi Jiménez Pérez, para contratar nada más con mencionada universidad.

Y Yethi tuvo que hacerlo muy a su pesar, pues aún recuerda cuando fue despedida de esa institución de la manera más fea.

Hoy, es insultante la influencia alcanzada por personajes como  el rector de la UVT, Miguel García Méndez Salazar  -sobrino del hacendado, o de Antonio Carbajal (émulo del gran liberal pero en un papel diametralmente opuesto), quien jugó un papel preponderante como operador financiero de la campaña y, aquí entre nos, socio de la UVT.

Otra de… cultura

A finales de 2010 el Conaculta autorizó un presupuesto de 15 millones de pesos para cada estado de la República, de tal forma que sus representantes en provincia podrían organizar actividades con una cierta solvencia.

Pues los meses se van como el agua entre las manos y, así que digamos mucha actividad pues no hay… vamos, salvo ridículos amordazamientos a autores durante la presentación de sus obras críticas, somos demasiado conservadores en esos ámbitos.

La desconfianza no nada más es nuestra. En las oficinas centrales del Conaculta, tampoco saben qué destino se dio a ese recurso. Ni hay comunicación con la administración del amo, ni la iniciativa de aquí pa´llá para comprobar un buen uso de ese dinero.

Carlitos Gerson Orozco, director del Instituto Tlaxcalteca de la Cultura, tiene en su haber como servidor público más intervenciones desafortunadas (como la injustificable descortesía a Luis Humberto Crosthwaite que le platico), pero por ejemplo el Museo de Arte lo tiene cerrado, el estado de las portentosas Fridas, nada más lo conoce él y, aquellas ofertas de campaña de colocar a Tlaxcala en la marquesina nacional, se quedaron en puros planes.