El partido en el poder tiene las instituciones pero está bien pobre, con un líder que no gestiona ni para gasolina; el que acaba de salir, por lo menos tiene el bono sexenal que no pagó, pero , si el PRD fuese equipo de futbol, ya estaría descendiendo.

Aunque en Tlaxcala, el Partido Acción Nacional (PAN) conserva parte de la inercia calderonista-orticista –cuyo raro papel en torno a Adriana Dávila- lo llevó a asegurarse de ahogar la victoria cantada de la protegida del Presidente, cobra fuerza su tendencia cuesta abajo, tras asumir funciones la nueva dirigencia.

Sergio González Hernández, es un líder comprometido con la causa de Adriana. No oculta su parcialidad y padece los ataques que en su momento profirió en contra de Héctor Ortiz, bajo el esquema partidario de miras muy cortas y gusto por el conflicto. Hoy comprueba que sin el orticismo su partido es un zombi.

Y hace esfuerzos sobrehumanos por controlar sus declaraciones, pues sabe que el pez por la boca muere.

El remedo de secretario general panista, Rolando Romero López, no se cansa de verlo como una plataforma para encontrar chamba. Su antiadrianismo disfrazado de súbito culto a la ex candidata al gobierno de Tlaxcala lo dibuja de cuerpo completo.

Creyó que humillándose ante la mujer a la que despreciaba podía conservarse como delegado en Sagarpa, empleo que por cierto le consiguió la senadora Rosalía Peredo Aguilar. Suponía que era posible seguir con la compañera Leonor, su cónyuge, cobrando por partida doble en el gobierno federal.

Y aún con el antecedente, se oponía a dejar la oficina, de la cual tuvieron que sacarlo a emujones…

Estos dos, son los nuevos dirigentes panistas, signos inequívocos del hundimiento de ese partido en toda la República, como cíclicamente ha pasado.

Salvo las candidaturas a senadores, del ex gobernador Héctor Ortiz y la ex candidata al gobierno local, Adriana Dávila, para el PAN la elección de julio de 2012, está muy clara. Los aguardan tiempos de fracaso.

Porque, dígame quiénes le parecen de peso para aspirar a convertirse en diputados federales. ¿Adolfo Escobar, Caritina, Alejandro Aguilar?

Son tiempos de vacas flacas. Mejor que se pongan a trabajar, porque suelen dejar a medias su mediano papel desempeñado y luego hasta regresan a seguir despachando, como una burla al pueblo, cansado de la clase política vigente. Bastante mala, aquí entre nos…

En el PRI

Del resultado en el Estado de México, este tres de julio, veremos cómo le irá a ese partido en el 2012. El personaje clave se llama Enrique Peña Nieto. En torno de él, cientos ya están formados a lo largo y ancho del país.

Tlaxcala no es la excepción.

Tal vez el más cercano a Peña Nieto, sea el calpulalpense Noé Rodríguez Roldán, actual titular de la Coordinación de Planeación (Copladet), por cierto con las manos atadas por el misceláneo-gerente de Tlaxcala.

Digamos que entre los nombres relativamente nuevos, el de Noé, aguantaría el  claro enfrentamiento entre marianistas y beatricistas, tomando al PRI como campo de batalla.

Y de la apuesta marianista al senado, cobra fuerza el ex senador Joaquín Cisneros  Fernández, haciendo mancuerna con la seño Perla López Loyo (a quien le da por andar paseando a sus bisnietos en la Plaza de la Constitución), como para que la gente le exprese su profunda admiración por tan lindo gesto.

En el jaloneo entre marianistas y beatricistas, la fila de aspirantes a diputados federales es larga y con gente muy “valiosa”, como el eterno aspirante a otra cosa, a lo que sea, Fermín Sánchez Varela, el gavilán Ernesto García Sarmiento (cuyo liderazgo en el PRI está en el ocaso, para dar su lugar a la todavía secretaria de gobierno del señor Manchis).

No dudes que muy formado en esa fila se encuentra Pedro Pérez Lira, el superbrillante alcalde de las no obras en Tlaxcala, el de traje de bombero en la granizada, el de traje de polecía ente los gendarmes, el único alcalde huehue, en cuyo corazón se abriga la esperanza de llegar como candidato a la elección federal.

Por cierto, la candidata beatricista que hacía mancuerna con Noé Rodríguez, es Lorena Cuéllar Cisneros, a quien el señor Manchis ve como su sucesora y, por eso trata por todos los medios de aplastarla. Si ponerle enfrente a su tío Joaquín sirve de algo, ni siquiera lo duda.

La guerra entre parientes se pone intensa. Yo creo que es un uso perverso en el que una familia sale perdiendo, pero así es la política en la era del señor Manchis.

Y en el PRD…

Se llama Salvador Méndez Acametitla, y es tan insignificante como su obra en el Partido de la Revolución Democrática (PRD), cuyos baluartes (jeje) Mariano Andalco y Narciso Xicohtencatl, dejaron la grilla para entrar de manera formal a la política con el señor Manchis.

Junto al portento de secretaria de Comunicaciones y Transportes (¿?) Gisela Santacruz –y su eterno administrador, Rafael Molina Jiménez- conforman al grupo pesado de lo que alguna vez detentó el poder en Tlaxcala.

¿Salvador Méndez, qué?

Pos ni a cuál irle

Unos por soberbios, otros por peleoneros y los menos favorecidos, por ser una nulidad, pero la política de partidos en Tlaxcala en este momento, se circunscribe:

1.- Al odio personal entre el gobernador en funciones y el ex gobernador. Uno, atizando fuego cada que puede con amenazas de meter al bote al primero que se deje, y el otro nomás moviendo la cabeza, con lo cual le gesta la próxima manifestación.

2.- A tres partidos políticos, con la necesidad de un patrocinador (hoy se le llama padre político) para poder comprender sus mismos documentos.

En otras palabras, con dinero baila el perro. Y aquí en Tlaxcala, no todos tienen dinero.

Unos, como los orticistas, conservan entre otras cosas el bono sexenal no pagado a colaboradores. Pues es una lana (como sesenta millones) para dar la batalla al partido en el gobierno, que está bien quebrado y con un líder incapaz de ir a pedir lana a instancias federales.

Así que la miseria en la que subsiste el partido de chavita (el señor Méndez Acametitla) es el factor de sacrificio en esta época  de las vacas flacas en la política.

Y súmale que son unas peleoneras…