Caminando por la calle, los apuestos mandatarios de Tlaxcala y Puebla, se dijeron a sí mismos: mi  Mariano … mi Rafa… ya hagamos algo ¿no?, echar a andar el ferrocarril es un reto a nuestro tamaño y no nada más estrategia de lucimiento personal…


Los gobernadores de Tlaxcala y Puebla, Mariano González Zarur y Rafael Moreno Valle Rosas, dirigieron los ojos a un tema evocativo de mejores tiempos, como lo es el ferrocarril entre ambas entidades, partiendo de Apizaco, pasando por Santa Ana y otras tantas estaciones, con destino a los andenes localizados a un costado del mercado Hidalgo, en una de las zonas más concurridas de la Angelópolis.

A los transportistas, la idea no les gusta en lo absoluto.

Y tienen razón. Las corridas deben ser constantes, obedeciendo itinerarios impuestos por los usuarios. A veces les va bien. Otras, a penas sacan el sueldo del conductor y lo necesario para cargar combustible.

Yo creo que por eso la línea Flecha Verde, o los ATAH, tienen unidades tan viejas. O faltas de mantenimiento. Los choferes, son legendarios personajes cuyos añosos ojos han visto la transformación de los caminos entre ambas entidades y se han grabado miles de historias, unas malas y otras peores en esta ruta, sometida a últimas fechas a una tremenda presión por las complicaciones que implican construcción y ampliaciones recientes en las principales rúas.

Aún así, la idea de rescatar al tradicional ferrocarril lo llena a uno de emoción.

Mas los señores mandatarios, Mariano, el contador y Rafael, el ex priista, nos deberían impresionar con un proyecto en verdad conveniente para ambas entidades federativas.

Un ferrocarril temático con miras a la industria sin chimeneas es el ideal proyecto. No nada más echar a andar una vieja maquinaria sin más propósito que recuperar la vía, sino todo un reto para emplear a cientos y para generar importantes ingresos.

Mire el formidable ejemplo del ferrocarril en Barranca del Cobre, en el estado de Chihuahua. Es una maravilla, tanto de ruta como de la vetusta maquinaria. El costo del pasaje es altísimo, pero vale la pena el recorrido, con excitantes pendientes y paisajes inigualables.

En su interior, usted dispone desde buenos restaurantes hasta los antojos dentro de su presupuesto, si lo lleva limitado.

Ni qué decir del famoso Tequila Express, entre Guadalajara y la hacienda de la Herradura en el municipio de Amatitán. Es una aventura extraordinaria, llena de mariachis y comida y bailables, tras un espléndido recorrido por la cuna del tequila Herradura.

Pues entre Tlaxcala y Puebla contamos con el pulque y con un variadísimo abanico culinario, desde la barbacoa de borrego hasta los riquísimos gusanos de maguey; claro los inigualables escamoles, aunque esos son más hacia el poniente, colindando con Hidalgo.

He ahí la clave. Entre Puebla y Apizaco, nos quedamos cortos.

El ferrocarril tendría que recorrer rancherías, paisajes y las haciendas pulqueras, ganaderas y hasta muleras, como era la de los abuelos de Alfonso Sánchez Anaya.

Con la debida promoción, ese ferrocarril captaría a miles de visitantes y daría empleo a miles de poblanos y tlaxcaltecas.

Algunos detalles.

Las vías han sido saqueadas a lo largo del tiempo.

Verdaderas redes del crimen organizado se dedicaron a retirar rieles y durmientes.

Así que los gobernadores González y Moreno Valle, inscribirían sus nombres en roca maciza si atacan de frente tal depredación y no se dedican nada más a dejarse fotografiar como los guapos gentelmanes en el corazón de la Angelópolis, despertando suspiros a las generaciones sesenteras, setenteras y ochenteras.

Un proyecto de esta envergadura requiere cientos de millones de pesos.

Ni más ni menos que lo prometido por el amo manchis. Inversión privada, convencida de hacer un buen negocio.

Pues he ahí la oportunidad de invertir en algo realmente valioso.

Involucrar a los particulares, a los hacendados (ahora que están de moda), a los distribuidores de pulque y claro, a las tradicionales familias ferrocarrileras de Apizaco, como a las de Puebla, coronará una acción de semejante calado.

Enhorabuena por el proyecto. Pero que no quede en eso.

Si se deciden tienen en sus manos una maravilla.

Que no se trate de una más de sus estrategias mediáticas y de lucimiento personal que, dicho sea de paso, ya nos tienen chocados.