Ya se está haciendo insana costumbre del amo que en cada triunfo local lo abruma el aire de provincia, entonces la enfila hacia la capital… nada más que ahora tendría que pensar en un o una interina… y créame, al interior del gabinete, ya se conforman quinielas.

La visita del secretario de Educación, Aloso Lujambio, a Tlaxcala pero con el propósito de auto promover su precandidatura a la Presidencia, se dio en condiciones especiales.

Primero, animó a el ex gobernador de Tlaxcala, Héctor Ortiz Ortiz, a salir de su bunker localizado en Ixtulco, por cierto a unos pasos de la casa de gobierno, para fungir como atento anfitrión del lindo Alonso, quien viene resultando una fórmula azulina para contrarrestar al adonis edomexano del tricolor, Quiquepeña.

Superada la descalabrada (varios de sus colaboradores, como danny Herrera dicen que fue con maña) y acompañado por su inseparable escudero Domingo Fernández, se animó a dar la esperada acogida a tan célebre personaje del gobierno federal.

Tomemos en cuenta que tras la salida de la seño Adri, de la Secretaría de Hacienda, para no parecer fan de Ernesto Cordero (uno más de la lista de diez), es muy probable que la nueva familia panista de Tlaxcala (o sea, Ortiz, Adriana y Sergioglez) hiciera correr entre sus dedos una especie de fluido eléctrico con la línea de apoyar al bello Alonso.

Pero ni estos, panistas de la aldea, y mucho menos los otros aspirantes, esperaban el descalabro asestado por su líder el Presidente, para quien sea o no panista el próximo ungido es lo de menos, mientras sea el mejor.

Yo creo que a Calderón lo tiene como embrujado el hechicero de las alianzas, Manuel Camacho Solís. Y también advierto que entre los dos ya le echaron el ojo al carnal Marcelo Ebrard, como para fundir la versión, «aiga sido» del panismo, con el devaluado chuchismo perredista, en una nueva conferencia de no somos chingones, pero somos hartos.

Todo para impedir que los priístas y su brutal renacer en manos del profe Humberto Moreira Valdés, un madreador nato dispuesto a todo con tal de defender como un perro (¿?) a por lo menos dos figuras, a saber: la de quiquepeña y la del líder del senado, Manlio Fabio Beltrones Rivera.

Digamos que el objetivo de Calderón y Camacho, no es tan malo, aunque sus métodos pragmáticos son, por más que lo nieguen la perdición del rumbo del país en una etapa aprovechada por personajes de la talla de Elba Esther, quien asegura que dicha polarización no la mortifica, sino al contrario, la lleva a analizar con detenimiento con quién se irán los millones de maestros, buenos pa la grilla, y mejores para cobrar su quincena.

El hecho es que Héctor Ortiz, dejó el ayuno del protagonismo, como lo manda ese pacto no escrito entre gobernadores y ex gobernadores, dispuestos los primeros a cooperar para que los segundos no la pasen mal; y los segundos, a mantener cerrada la boca para no quitarle reflectores al de turno.

De la tal reaparición, lo más llamativo resultó el amago de Ortiz, en el sentido de responder, con una importante convocatoria al golpeteo del gobernador Mariano González, sobre todo en temas como el de la Plaza del Bicentenario, la venta ilegal de coches por chatarra, la Central de Abasto y una bola de cosas más, puestas en la mesa del debate para ver de qué cuero salen más correas.

Mariano, nada tarugo en este entre, ya ordenó el pago de tres quincenas a los ex empleados para no dejarlos en la inopia, pero también como principio del cierre a tantos frentes abiertos, la mayoría de los cuales se le revirtió. Primero por andar regateando el precio de sus servicios a los buenos profesionistas y segundo, porque actúa con el hígado, y los graves riesgos que ello implica.

La reaparición de Ortiz, significa también su renuncia a dejar de participar en asuntos electorales.

Como puede usted ver, está cantada la mancuerna de candidatos al Senado.

Adriana Dávila-Héctor Ortiz, en una alianza por conveniencia para los dos. Para Adriana, porque a pesar del poder acumulado gracias a las inexplicables concesiones obtenidas de su protector el Presidente, carece de popularidad, no todos la quieren… sólo unos cuantos y yo diría que en la actualidad muy pocos.

A Ortiz no sólo le conviene, sino le urge inmunidad gracias al fuero senatorial, luego de evaluar el tamaño de los odios de Mariano, desatados hoy que se encuentra en el trono. Odios de largo plazo según se ve.

Aunque, en la eventualidad de un triunfo de quiquepeña en 2012, el primero en tener lista la petaquita para irse de lo que sea al gobierno federal pues claro, es Mariano González Zarur, a quien eso de triunfar en su tierra y luego tirarla como chancla que no ha de volver a levantar, ya se está haciendo costumbre.

En ese escenario, hagan apuestas señoras y señores, porque el interinato es una posibilidad latente… quién le gusta para interina… ¿Anabel?… Apoco….