El primer debate de los candidatos a la gubernatura de Tlaxcala está para el olvido.
Las propuestas huecas que se hicieron no interesaron a nadie. No hubo diagnósticos serios de las condiciones en que se encuentra la entidad, ni la mínima intención de explicar cómo harían realidad sus ideas planteadas para mejorar la salud y la seguridad.
En lo personal ninguna de las candidatas o el candidato brilló o destacó, por lo que nadie ganó ni mucho menos tuvo una participación que fuera determinante para sumar simpatías entre los ciudadanos y las ciudadanas.
Lorena Cuéllar Cisneros, la abanderada morenista de la coalición “Juntos Haremos Historia en Tlaxcala” salió bien librada porque no enfrentó ningún señalamiento complicado o alguna acusación seria. Si no tuvo una destacada participación, al menos se le vio segura, tranquila y con un mejor desempeño comparado con los debates que enfrentó en los comicios del 2016.
Sus planteamientos fueron generales y evitaron entrar en detalles, de ahí que quizá no tuvieron el impacto que se pretendía.
La priista Anabell Ávalos Zempoalteca, candidata de la alianza “Unidos por Tlaxcala” que integraron los partidos PRI, PAN, PRD, PAC y el PS se vio bien, pero no logró el plus que se esperaba de ella. A sus propuestas les faltó contundencia porque éstas no terminaron por llegar o convencer a los electores y a las electoras.
En materia de salud la priista fue la que más compromisos hizo en caso de convertirse en gobernadora, sin embargo cuidó tanto no entrar en confrontación con el gobierno federal que sus planteamientos no tuvieron impacto, pese a que algunos eran novedosos como el pago de becas a los niños que hubieran perdido a sus papás por el Covid-19 o canalizar más fondos para comprar más pruebas y dotar de tratamientos TNR4 a tlaxcaltecas contagiados por ese virus.
Juan Carlos Sánchez García “El Saga”, candidato a la gubernatura de Redes Sociales Progresistas se vio muy ensayado y poco natural. Apareció con saco y corbata y antes de su primera intervención decidió quitárselos para aparecer en camisa. Sus críticas hacia las abanderadas punteras de la contienda la morenista Lorena Cuéllar y la priista Anabell Ávalos fueron simples petardos que no inmutaron ni despeinaron a nadie.
Sus propuestas fueron más de lo mismo y no aprovechó el foro pese a que es el único varón en la contienda por la gubernatura de Tlaxcala.
La ex priista Viviana Barbosa Bonola, candidata del Partido Fuerza por México, es la que se vio más preparada y con más tablas. Nunca dejó de insistir en sus propuestas y aprovechó cada momento de ese ejercicio para destacar sus planteamientos en torno al deporte y a la cultura. Fue la única que habló de la necesidad de establecer un programa de salud preventiva.
Eréndira Jiménez Montiel, la abanderada del partido Movimiento Ciudadano, pasó desapercibida al igual que sus propuestas. Se esperaba mucho más de ella. Al final sólo terminó por cumplir sin destacar, pero sin verse tan mal como pasó con Evangelina Paredes Zamora, la candidata a la gubernatura del partido local Impacto Social Sí, quien tuvo dificultades para hilar sus ideas y para llevar a cabo un intento de ataque a la morenista Lorena Cuéllar.
Finalmente, la empresaria Liliana Becerril Rojas, candidata a la gubernatura del Partido Encuentro Solidario, cumplió con el debate sin pena ni gloria. Sus planteamientos fueron más de lo mismo y su desempeño fue malo porque era obvio que no practicó y que sólo se dedicó a leer y a no tener contacto visual con las cámaras que fueron colocadas para transmitir las intervenciones de los abanderados.
Sobre los moderadores habrá que decir que Elizabeth Muñoz Vázquez destacó y se vio profesional e incisiva, mientras que Víctor Hernández Tamayo decepcionó al verse inseguro, incómodo, chiquito y sin tablas para hacer preguntas interesantes a las candidatas y al candidato.
Otro actor que salió bien librado fue el actual gobernador de Tlaxcala, Marco Antonio Mena Rodríguez, pues nadie cuestionó su gestión ni realizó algún planteamiento serio que evidenciara fallas o anomalías en su administración.
El primer debate fue desaprovechado por las candidatas y el candidato. En verdad dudo que ese ejercicio realizado anoche influya para cambiar las simpatías electorales que existen en este momento hacia las abanderadas y el abanderado que compiten por la gubernatura.
La competencia sigue siendo entre dos candidatas y lo más seguro es que esa tendencia se mantenga hasta el día de las votaciones que serán el próximo 6 de junio.
Si este debate fue gris y sin mayor resonancia, imagínese cómo estará el segundo que está programado para el 16 de mayo.
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