La crítica de Mariano al régimen que llega a su fin, es implacable; sin embargo se vale de personajes vigentes en el poder. Pareciera que cada sexenio promueve a sus propios íconos del latrocinio y, a veces, estos consiguen repetir.

Ahora que fue borrada toda huella del llamado cacicazgo académico, en tanto modelo líder del poder en Tlaxcala, el PRI  de antes, está que se desborda, con evidentes deseos de contribuir, “a la recuperación”, ya que caímos del 23 al 32, en materia de dinamismo económico y crecimiento.

Así como ocurrió en la etapa complementaria del gobierno perredista encabezado por Alfonso Sánchez Anaya, el caos impera ahora en este régimen, enfermo, pero con una prolongada agonía, hasta el 15 de enero de 2011.

Y la condena, la crítica, el señalamiento, son una constante, un particular placer de quienes habrán permanecido doce años soterrados, porque el pueblo ya no los apetecía, y votó dos veces en su contra, en sendos compromisos con las urnas realizados en los meses de noviembre, de 1998 y de 2004.

Ese cacicazgo académico del que hablábamos, acarició enormes posibilidades para afianzarse en el poder, pero enfrentó por un lado a un Presidente empecinado en ganar con una apuesta empobrecedora, y por el otro a una lideresa nacional del PRI, sumando méritos para, eventualmente, ser merecedora de la candidatura de su partido a la Presidencia.

El resultado pudimos verlo el pasado cuatro de julio. Ganó el PRI. No por contender con un gran candidato, sino por incorporar poco a poco a la causa marianista a grupos impensados, usando en primera instancia la labor persuasiva de Beatriz.

Hoy, el PRI de antes, de regreso al poder, desdeña a camaradas suyos que compraron cual franquicia al PAN y se sirvieron de él con la cuchara grande.

En su momento, el tricolor resultó un corral insuficiente y frustrante para su necesidad de mando, igual que ocurrió seis años antes con otro priísta, Alfonso Sánchez Anaya, quien adquirió en comodato a un PRD que nada era, sino un puñado de idealistas con hambre.

En otras palabras, el PRI se combatió a sí mismo durante doce años. Hoy, regresa al poder un proyecto orgulloso de su sello tricolor, pero incapaz de enviar al asilo, o a la cárcel, a graves casos patológicos, siempre presentes en la pachanga de disfrazar al PRI, de PAN, PRD y hasta de Convergencia, con tal de conservar sus prerrogativas de siempre.

Con esos, el nuevo gobierno y sus condenas a los seis años recientes, dejan varios cabos sueltos:

1.- Mariano habla de seis años de decrecimiento, y no de doce, lo cual reafirma que se alió con Alfonso (Sánchez Anaya), quien envió a varios peones de la talla de Mariano Andalco, Felipe Sánchez Lima y hasta Xavier Santacruz (pura gente fina).

2.- Mariano alerta respecto a la luz roja del semáforo, pero es incapaz de sacudirse a ex priistas que, en paquete vuelve a impulsar a personajes como José Juan Temoltzin (y conste que llegaron a odiarse), para “reforzar” ámbitos como la procuración de justicia, incluso, al Poder Judicial.

Como le diré, ¿Recuerda los documentados excesos de personajes de la talla de Víctor Cánovas, Daniel Herrera y Wilfrido Domínguez?, pues haga de cuenta  que con los dos mencionados aquí arriba caemos esquemas idénticos de corrupción, solo que con la variante del terror, dados los antecedentes registrados dentro y fuera de Tlaxcala.

Enhorabuena por la convocatoria de González Zarur, quien ayer abarrotó el Jeroc’s, hasta con tres veces más invitados de los 400 previstos.

Bien por sus acciones de planeación, a través de cinco ejes, con los cuales propone un gobierno realmente interesado en sacar al estado adelante.

Pero habrá de tomar en cuenta que, si los académicos empoderados se desgastaron como nunca llegaron a pensarlo, tras perder la elección de julio de 2010, qué podremos esperar a lo largo del sexenio próximo: ¿los mismos actos de latrocinio, de corrupción, pero aderezados con intolerancia y persecución?

¿Las mismas prácticas que hoy merecen la condena, pero a cargo de nuevos personajes, dispuestos a servirse con suficiencia, tras estar seis años fuera de escena?