El día de ayer se vivieron dos momentos que se contraponen y que reflejan los duros momentos que se están viviendo en Tlaxcala por la pandemia.

Por un lado, se percibió el desánimo y desesperación de los tlaxcaltecas que no pudieron recibir la atención médica para salvar a sus pacientes contagiados por el mortal virus y por el otro, la esperanza y el nuevo respiro que recibió el personal que labora en los hospitales y que representa la primera línea de atención a enfermos de Covid-19 al llegar las vacunas que hoy se les empezará a aplicar como una medida de protección.

 

Aunque la versión oficial de las autoridades de la Secretaría de Salud a cargo de René Lima Morales es que en los hospitales estatales aún hay capacidad para recibir enfermos, lo cierto es que ayer fue un día difícil y varias familias tlaxcaltecas comprobaron que lo anterior es falso porque sencillamente sus pacientes que presentaban cuadros complicados fueron rechazados y enviados a morir a sus casas.

 

Una familia de Santa Úrsula Zimatepec, comunidad del municipio de Yauhquemehcan, solicitó la ayuda de la diputada local Luz Vera Díaz para conseguir que un paciente fuera trasladado a un hospital Covid ante su grave cuadro de salud generado por el coronavirus.

 

La legisladora no dudo en hablar con René Lima, quien sí le tomó la llamada y atendió la petición de ese representante popular que le pidió una ambulancia para trasladar al enfermo y que éste pudiera ser ingresado a un nosocomio, pues la familia no había logrado ninguna respuesta favorable en el sector salud.

 

La respuesta del funcionario estatal fue contundente, le tengo que informar que no hay espacio en ningún hospital y que ya estamos saturados, pero déjeme ver cómo le podemos ayudar.

 

Ese arranque de honestidad dejó preocupada a la diputada Luz Vera que de inmediato comunicó la respuesta del secretario de Salud de Tlaxcala a la familia que solicitó su intervención.

 

Al final la ambulancia llegó y el enfermo fue llevado y regresado a su casa porque efectivamente nunca hubo un espacio, dejando sin sustento la versión del director de Epidemiología de la Secretaría de Salud federal, José Luis Alomía, en el sentido de que la saturación hospitalaria de Tlaxcala era del 53 por ciento para la noche del 11 de enero.

 

A los pocos minutos ese tlaxcalteca contagiado perdió la vida y su doloroso fallecimiento comprobó lo que se viene diciendo desde hace algunos días, que los hospitales Covid de Tlaxcala se encuentran sin capacidad para recibir a más pacientes.

 

Y a la par de que se manejaba lo anterior, en redes sociales se empezaron a difundir versiones sobre la escasez de medicamentos en los mencionados nosocomios, lo que estaría provocando que algunos pacientes intubados estuvieran despertando generando preocupación entre el personal médico.

 

También se decía en otros mensajes que circulaban en las distintas redes sociales que en Tlaxcala había jóvenes y niños enfermos de Covid-19, mismos que estaban mostrando complicaciones por los síntomas que tenían.

 

Hasta este día, René Lima no ha fijado una postura oficial sobre la capacidad hospitalaria ni sobre la escasez o no de medicamentos, así como tampoco ha desmentido o confirmado la existencia de jóvenes y niños con cuadros complicados de coronavirus.

 

Resulta preocupante el manejo que ha recibido la pandemia al iniciar este nuevo año, porque hubo voces que alertaron sobre el actual colapso hospitalario debido a que el número de personas contagiadas iba a la alza y a que las autoridades nunca aplicaron medidas para aumentar la capacidad de camas y otras para romper con la ola de infectados.

 

Por la tarde de ayer se percibió cierto ánimo entre el personal que labora en los hospitales Covid del estado y entre los tlaxcaltecas cuando se confirmó que el primer lote de vacunas para protegerse de ese mortal virus llegaron a la entidad y empezaron a ser distribuidas para su aplicación a partir de este día.

Por un lado hay esperanza y por otro desolación.

 

El relajamiento de las medidas sanitarias está teniendo un alto costo.

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