Ya viene la última feria de Tlaxcala en manos de Danny “el travieso” Herrera Murga, quien luego de un merecido descanso, vuelve a la escena con nuevos bríos para no dejar títere con cabeza durante “La Feria de todos los antros”.

Tras unas necesarias vacaciones (no sé si en Ixtapa, Huatulco u Oceánica), Danny el Travieso Herrera Murga, regresa por sus propios fueros para hacerse cargo de la fiesta más importante de la entidad: la Feria de Tlaxcala.

Oye, es el último año y hay que sacar lo que se pueda…

¿Escaparate cultural, artesanal, de música y contento?, no, para nada… hay que reponerse de los excesos y, si para ello es necesario abusar con el precio de los locales, pues, qué caray, verdad…

Ahora bien, si los principales espacios pueden quedar en manos de incondicionales, ya sabes, el negocio es más seguro entre cuates, para poder cubrir aquello de que les venden bebidas y otras cosas que atarantan, lo mismo a menores de edad que, a quien ande ganoso de sumarse a la conmemoración de este año de Hidalgo.

Dicen que ante la dificultad encarada por Danny para dejar el sitio aquél (ya sabes no, donde te la pasas entre terapia y terapia, y no necesariamente a base de arcilla en la piel), el alegre jefe ofreció el soberano negocio a mister Jesús Luévano.

Y también dicen que este lo rechazó, temeroso de hacer el oso, pues ignora las jugadas de pizarrón atribuidas al malhablado de Turismo, y lo más grave: carece del equipo humano necesario para organizar “un latrocinio colectivo”, en contra de aquellos despistados, dispuestos a hacer bulto durante las más de tres semanas, entre octubre y noviembre.

Ajá, y quién conforma al tal equipo ese, tan infalible como efectivo (para la tranza).

Haz de cuenta que tienes frente a ti al raro team de candidatos del Partido Socialista (PS), propuesto por Herrera. O sea, Margarito Pérez (el mago, porque desaparece todo), Jaime Montiel (el caporal, pues se la pasa correteando bueyes… en la Pamplonada) y “las conejitas”: un puñado (creo que son cuatro) de maravillosas ¿políticas?, cuya transformación física, pecuniaria y hasta doctrinal, es un escándalo.

Se les conoce como las cuatro (des) gracias de Terrenate.

Vamos, al grado que una de ellas, hasta alcaldesa de ese municipio resultó electa.

A su paso por varias direcciones administrativas amasaron la solvencia (¿moral?… ¡ora!…) que les permitió levantar el feudo más célebre de aquél municipio, pasando de la modesta y acogedora casita, en la cual pasaron sus primeros años, a la mansión de los locos Adam’s en pleno corazón de esta comarca.

Bueno, lista la pandilla (el travieso, el mago, el caporal y las Periañez)… que suelten a los toros y que Dios nos agarre confesados, pues estaremos ante el cínico negocio en que se convierte a la Feria de Tlaxcala.

No sé qué esperan

Dos personajes dos: Víctor (el nayarita) y Daniel (el travieso), han impreso –cada cual a su muy particular estilo – la peor imagen de corrupción al régimen que corre.

Creo que una administración con el mínimo de intolerancia al delito, a estos dos y a otra media docena, los tendría a buen resguardo, porque no se puede concebir semejante grado de cinismo.

Lo peor estriba en que personajes de esta ralea ya se apuntan para reafirmar sus parcelas de poder, digamos en el área de procuración de justicia del fabuloso gobierno priísta prometido por Mariano González Zarur.