Seguramente más por estupidez propia que por ser una instrucción de su jefe, el narcisista y neo priista José Antonio Carvajal Sampedro, presidente del Patronato de la Feria de Tlaxcala, inició una guerra contra el gobierno federal que encabeza el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador y su Cuarta Transformación.

 

Su narcisismo lo pretende extrapolar al moribundo PRI, lo cual no sólo parece descabellado sino absurdo porque si hay un partido en México que goza del descrédito ciudadano es el Revolucionario Institucional que su sello principal es la corrupción.

 

En un video de 25 segundos que circula en redes sociales, el arquitecto Carvajal Sampedro arremete contra el gobierno de López Obrador que ha apapachado a su jefe el gobernador priista Marco Antonio Mena Rodríguez, no sólo con recursos para sus obras como la modernización de la carretera Tlaxcala-Apizaco y el próximo equipamiento del Hospital Regional de Tlaxcala, sino que lo ha adoptado como un aliado por su actitud respetuosa, amigable y hasta sumisa.

 

 

Sin medir su monumental torpeza y sus limitaciones políticas, el empleado del gobierno menista que fue designado el 16 de agosto del 2017 como presidente del Patronato de la Feria de Tlaxcala tras haber prestado el inmueble donde se instaló la casa de campaña del hoy mandatario Marco Mena, mismo que hoy es rentado por la administración estatal para oficinas gubernamentales, el bisoño priista que busca convertirse en candidato del ex partidazo a la alcaldía capitalina acusa a López Obrador de dividir a los mexicanos, de aplicar recortes presupuestales a los estados y de mostrar una marcada incapacidad para atender desastres naturales como las recientes inundaciones registradas en Tabasco.

 

Según ese funcionario menista con antecedentes de golpear a su ex esposa que salió huyendo de Tlaxcala por la violencia sicológica que sufría por los presuntos excesos con el alcohol y algo más que tenía Carvajal Sampedro, asegura que los priistas están unidos y que buscan alternativas y aliados, pero sobre todo que ahora sí están listos para trabajar por Tlaxcala y por nuestro país.

 

La campaña de desprestigio que ese burócrata inició contra el gobierno federal que encabeza Andrés Manuel López Obrador podría tener consecuencias y terminar con la tregua que funcionarios federales, Morena y sus aliados en el Congreso del Estado han otorgado al gobernador de Tlaxcala.

 

 

Se equivoca ese torpe empresario metido a mediocre funcionario y diminuto político. Si piensa que la descalificación a López Obrador lo va a hacer popular y que tendrá un crecimiento en las encuestas está mal. Lo más seguro es que su estrategia se le revierta y termine despedido, marginado y sin ninguna candidatura para los comicios del próximo año.

 

Como se podrá dar cuenta son los propios priistas lo que evidencian la falta de liderazgo de su jefe. Las críticas que el dirigente estatal del PRI, Noé Rodríguez Roldán, lanza contra el gobierno federal son petardos que provocan risa y lástima, pero la campaña de desprestigio iniciada por el mencionado funcionario estatal que presume ser amigo y tener el aval de Marco Mena cambia las cosas porque es obvio que las autoridades estatales quieren subirse al cuadrilátero de los chingadazos donde seguramente se llevarán la peor parte.

 

A qué PRI se referirá José Antonio Carvajal cuando habla que están unidos y listos para trabajar por Tlaxcala y por nuestro país, al de Enrique Peña Nieto y sus escándalos de corrupción, al PRI acusado de desaparecer jóvenes normalistas de Ayotzinapa, al PRI de los ex gobernadores señaladas de desviar recursos millonarios, al PRI que se robaba el dinero para comprar medicinas para atender a niños enfermos de cáncer, al PRI de los excesos y del pago de cantidades millonarias a sus aliados panistas para aprobar “reformas estructurales”, al PRI de las devaluaciones, del Fobaproa y las recurrentes crisis económicas, al PRI que pone a trabajar a sus militantes en las campañas y que cuando llega al poder los margina y prefiere dar posiciones a personajes sin trayectoria en el ex partidazo, al PRI de Mariano González Zarur que utilizaba enormes cantidades de recursos públicos para ganar elecciones, al PRI de los invencibles y que terminan haciendo el ridículo en los comicios, al PRI que privilegia a los hermanos, familiares y amigos.

 

Al PRI de los fraudes electorales, al PRI de las matanzas de indígenas y líderes políticos de izquierda, al PRI que permitía a sus gobernadores tener vínculos con el narcotráfico, al PRI que traicionó al país al recibir financiamiento de empresas extranjeras para ganar una elección presidencial, al PRI de las tarjetas para comprar votos, al PRI controlador de las autoridades electorales, al PRI que se robaba los recursos y despensas para los damnificados de desastres naturales, al PRI que cuyo dirigente estatal en turno aprovecha su cargo para cargar los dados a su favor en un proceso interno para elegir candidato a gobernador. De qué pinche PRI hablará el narcisista José Antonio Carvajal.

 

Por un asunto de ética y para cuidar la civilidad política en el estado, el gobernador Marco Mena está obligado a poner orden en su gobierno y en su partido.

 

Lo sano sería que pidiera la renuncia a su amigo y colaborador José Antonio Carvajal, porque si lo cobija y apapacha el que pagará las bravuconadas de ese estúpido funcionario será él. Al tiempo.