Donde urge que la dirigencia nacional de Morena, el partido de Andrés Manuel López Obrador, ponga orden es en Tlaxcala, porque corre el riesgo de enfrentar rupturas y divisiones internas que al final pueden complicar su cómoda ventaja que tiene rumbo a los comicios federales y locales previstos para el próximo 6 de junio.
Como se esperaba, la lista de aspirantes a la candidatura al gobierno del estado ha crecido y la abrupta aparición de la empresaria huamantleca Dulce María Silva Hernández sin duda vino a reforzar la presencia mediática de Morena en Tlaxcala, debido a que medios que se resistían por consigna a considerar que ese partido podría ganar la gubernatura, ahora ya lo aceptan y hasta presumen que hay militantes tan buenos que, según ellos, en semanas o días pueden lograr un posicionamiento que les permita disputar esa nominación a morenistas que llevan años y meses buscándola como la super delegada de Bienestar, Lorena Cuéllar Cisneros y los senadores Ana Lilia Rivera Rivera y Joel Molina Ramírez.
La incursión de varios morenistas en la lucha por la candidatura al gobierno de Tlaxcala resulta positiva y hasta alentadora porque cuando la dirigencia estatal y nacional definan el método por el cual elegirán a su abanderado y éste se lleve a cabo, seguramente los que no resulten beneficiados se verán en la obligación de aceptar el resultado y de apoyar a quién resulte ganador, situación que pondrá a prueba su disciplina y lealtad al proyecto político de López Obrador.
En los siguientes días se empezarán a dar señales claras de cómo se va a mover y a jugar la contienda interna por la nominación, pues habrá que ver si el dirigente nacional de Morena, Alfonso Ramírez Cuéllar, mantiene como encargado del partido en Tlaxcala al senador Joel Molina, porque si es así prácticamente lo estaría bajando del proceso y lo estaría condenando a trabajar para buscar no sólo al mejor abanderado al gobierno, sino a las diputaciones federales y locales, así como a las alcaldías y presidencias de comunidad.
Pero si se confirma que la delegada nacional de Morena en el estado, la diputada federal Xochitl Nashielly Zagal Ramírez, asume en breve las funciones de líder estatal y quita el control del partido a Joel Molina, éste si será considerado como un aspirante al gobierno de Tlaxcala, aunque su posicionamiento siga siendo raquítico, al igual que el de su compañera en el Senado, Ana Lilia Rivera.
La desbocada y poco cuidada aparición de Dulce María Silva en el proceso interno de Morena para tratar de conseguir la candidatura al gobierno de Tlaxcala la ha llevado a cometer errores que demuestran su novatez y su falta de aseo político, situaciones que podrían costarle muy caro no sólo ante las autoridades electorales, sino en su partido porque al final podría terminar con una nominación a un cargo de elección popular de menor relevancia.
Para nadie ha pasado desapercibido que la empresaria en su loco afán de hacerse notar habría recurrido a ciertas estrategias empleadas por otros políticos para posicionarse. Se dice que contrató “bots” para que hablen bien de ella en la redes sociales, al grado que éstos de plano la manejan como virtual candidata de Morena al gobierno de la entidad y lo que es peor que habría pagado notas que están siendo difundidas en diferentes medios de comunicación destacando su labor altruista a través de su fundación, la cual este fin de semana donó cubrebocas y caretas al Hospital General de Huamantla.
Sus brillantes asesores son tan chafas que ni siquiera consideraron la importancia de tomar diferentes fotografías de esa entrega de material para que al menos disimularan un poco su burda estrategia de promover torpemente a esa bisoña política.
Lorena Cuéllar, la super delegada de Bienestar, sigue en lo suyo y quizá sólo espera los tiempos adecuados para separarse de su responsabilidad en el gobierno federal para iniciar su camino a la candidatura de Morena al gobierno de Tlaxcala.
Nunca ha negado su interés de convertirse en la sucesora del actual gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez, sin embargo su deseo no la ha llevado a cometer errores ni descuidar su trabajo como representante del gobierno federal en Tlaxcala, pues sabe que las precipitaciones no son buenas.
La tlaxcalteca conoce el estilo y las formas del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, de ahí que ella sabrá el momento indicado para separarse de su cargo y dedicarse de tiempo completo a la grilla política.
Si antes de noviembre Lorena Cuéllar deja su cargo, tenga por seguro que ella y nadie más será la candidata de Morena al gobierno de Tlaxcala.
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