El coqueto y galán procurador de Tlaxcala, José Antonio Aquiahuatl Sánchez, pareciera que la vida no le corre y que tiene todo el tiempo para esclarecer delitos delicados y para perseguir, en sus ratos libres, a los maleantes que operan en todas las regiones del estado, quienes lo mismo pueden cometer robos armados en tiendas de conveniencia, que dejar cadáveres de personas ejecutadas y realizar atracos a camiones de carga.
Con la seguridad que tenía por llegar al final de la moribunda administración estatal como funcionario de primer nivel porque según él ya logró echarse a la bolsa al gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez y al torpe secretario de Gobierno, José Aarón Pérez Carro, el procurador Aquiahuatl Sánchez no contaba que un homicidio de gran impacto pusiera en duda su supuesta capacidad y trabajo.
El artero asesinato de Lina N., registrado en el fraccionamiento “Las Ánimas” de Acuitlapilco, muy cerca de donde vive el presuntuoso y blindado Pérez Carro, ha evidenciado que los agentes de investigación son buenos para cumplir los deseos y órdenes de su jefe, pero muy malos para seguir la pista del responsable o responsables de ese lamentable homicidio.
La mujer de 54 años que ya anteriormente había sufrido una agresión y que fue salvajemente asesinada con varias puñaladas entre el pasado domingo y lunes de esta semana, era esposa de Aldo Lima Carrillo, titular del Instituto Inmobiliario de Desarrollo Urbano y Vivienda de Tlaxcala.
Hasta ahora los agentes del remedo de galán que es el procurador tlaxcalteca no han logrado ningún avance y tampoco tienen ninguna pista seria. Han tratado de conseguir videos de negocios y de casas particulares para tratar de ubicar a un vehículo sospechoso o a una persona extraña que haya circulado o pasado por la zona, pero para su mala suerte no han tenido éxito y las “ideas” para tratar de detener a los responsables se les han empezado a agotar.
Si el titular de la Procuraduría General de Justicia en el Estado (PGJE), José Antonio Aquiahuatl, fuera un funcionario un poquito más comprometido con su trabajo, quizá se dejaría ver más días a la semana por las instalaciones de la dependencia, porque los dos días que dedica en la actualidad para atender los asuntos que se van acumulando en su escritorio no son suficientes para esclarecer no solo el mencionado homicidio, sino otros delitos que siguen impunes en Tlaxcala.
Bajo el pretexto de la pandemia y de que varios empleados de la PGJE han resultado contagiados del mortal virus de Covid-19, el “académico” procurador solo asiste de vez en cuando a su oficina para simular que si trabaja, porque en los hechos se observa que sólo atiende y resuelve lo que le conviene.
Si José Antonio Aquiahuatl mostrara el mismo ímpetu que sin rubor alguno presumió el pasado miércoles en que se celebró a San Juan Bautista, quizá la Procuraduría General de Justicia en el Estado diera mejores resultados.
De acuerdo con la imagen que fue compartida en una red social por el funcionario estatal, éste aparece acompañado de una mujer y otro varón. Ahí Aquiahuatl Sánchez se le ve feliz y listo para disfrutar unas carnes asadas acompañadas de unas cervezas bien frías, tan especial resultó ese momento que el Mauricio Garcés versión tlaxcalteca escribió en su publicación “Excelentes momentos para revitalizar el corazón”.
Esa postal dibuja de pies a cabeza lo frívolo e insensible que es el actual gobierno estatal que en su gran mayoría se compone de funcionarios como este o como Manuel Camacho Higareda, titular del Sepuede-Icatlax, quien pide a sus seguidores que compartan las esquelas que él y la dependencia firman sobre los trabajadores que han enfermado y muerto por Covid-19, con el propósito de que se vea que el aspirante a poeta realmente lamenta la pérdida de sus colaboradores.
Lamentable, no.
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