En Tlaxcala los esfuerzos para atender y enfrentar la emergencia sanitaria que provocó el Covid-19 no son parejos.
Mientras el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez jala todos los días a sus funcionarios para que se incorporen a la dinámica que impone la actual situación, hay quienes optan por la simulación y el camino más fácil a fin de no complicarse la existencia, porque lejos de atender sus responsabilidades prefieren mantener viva la esperanza de concretar sus aspiraciones político-electorales rumbo a los comicios del 2021.
La defensa del empleo en la entidad se ha convertido en una prioridad para la actual administración. Tras la cancelación de casi 3 mil fuentes de trabajo durante abril, para mayo las autoridades han concreto la entregar de mil 363 créditos del Programa Emergente de Apoyo a la Economía Estatal por un monto de más de 23 millones pesos que han permitido conservar un total de 3 mil 708 empleos.
Al finalizar el actual mes se comprobará que tan efectivo resultó ese mencionado programa gubernamental, porque según las proyecciones realizadas la pérdida de empleos formales en Tlaxcala podría alcanzar los 3 mil puestos laborales que se sumarían a las cancelaciones registradas en abril.
En lo que se refiere a la atención de pacientes contagiados por el coronavirus, el gobernador Mena ha demostrado capacidad y planeación para enfrentar la pandemia. Los servicios médicos no se han saturado ni tampoco se han llenado las camas disponibles, porque hasta ahora se ha ocupado el 45 por ciento de las existentes pese a que el número de infectados en la entidad se ha multiplicado durante los últimos diez días.
Es evidente que la dinámica y los esfuerzos del mandatario tlaxcalteca no son replicados por los funcionarios estatales.
Ayer, el limitado secretario de Educación Pública, Florentino Domínguez Ordoñez, confirmó lo que todo mundo sabía y que era que el actual ciclo escolar concluiría sin clases presenciales.
Lo malo del anunció es que ese funcionario se mostró como un incapaz y sin ninguna vocación docente al sostener que en automático todos los estudiantes tlaxcaltecas pasarían de grado o estarían aprobados en sus estudios, siendo hasta el momento el único estado del país que optó por esa medida cuando en otras entidades se determinó llevar a cabo una evaluación o aplicar ciertos criterios de apreciación para los alumnos.
Es obvio que “el profe” Florentino Domínguez tiene prisa por cerrar el año lectivo porque necesita tiempo para seguir en la puja por la candidatura del PRI al gobierno del estado.
La calidad educativa, la actualización docente y las acciones para mejorar los indicadores de aprovechamiento y eficiencia terminal pueden esperar. Total el programa de becas del estado es lo que quizá puede sacar a flote a la presente administración en ese rubro.
Por cierto, ayer Florentino Domínguez confirmó que si contrató a una empresa de la Ciudad de México para llevar a cabo la millonaria sanitización de todas las escuelas del estado. Incluso sostuvo una reunión con los funcionarios de la dependencia que participaron en ese negocio para reclamarles su falta de lealtad, “porque no es posible que el pendejo del e-consulta se haya enterado cuando el jefe pidió que el asunto se manejara con discreción”.
Con un secretario de Educación tan burro y rupestre que se puede esperar.
Otro funcionario que se encuentra rebasado y que su dependencia opera y da resultados no por él, sino por el personal es René Lima Morales, encargado de la Secretaría de Salud.
Si bien el equipo para atender a los enfermos de Covid-19 es entregado en los hospitales dispuestos para recibir a ese tipo de pacientes, la realidad es que en otros nosocomios el personal sufre para recibir la protección que requiere para laborar en esos espacios considerados de alto riesgo.
En lo que va de la emergencia sanitaria se tienen reportados 42 trabajadores del sector salud de Tlaxcala contagiados por ese virus, al grado que varios de ellos no lograron sobrevivir.
Valdría la pena que el gobernador Mena se diera una vuelta por el Hospital General de Tlaxcala y verificara si el equipo de protección personal que deben tener los trabajadores está siendo entregado, porque no es así y hay áreas donde se puede observar a médicos y enfermeras sin esos materiales, tan es así que ellos deben comprar de su bolsa el overol Tyvek y otros instrumentos para evitar un contagio.
Esa situación no es desconocida por René Lima que también le encanta cargarle la bolsa a la líder sindical de los trabajadores de salud, Blanca Águila Lima, porque la encargada del área de epidemiología de ese nosocomio Alicia Reyes Rugeiro, sabe en qué condiciones laboran los médicos, enfermeras, camilleros y otros empleados.
Además, en ese hospital no existe una planeación para atender a los enfermos. De entrada el personal es limitado y no se da abasto. Los pacientes de todo tipo se concentran en un área y lo mismo puede haber un contagiados de Covid-19 que otro con un severo dolor de estómago.
En ese centro hospitalario no se cuenta con el triage respiratorio, es decir, el personal médico capacitado para ubicar a probables infectados de coronavirus.
La actual emergencia sanitaria está evidenciando a mucho charlatán.
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