El gobierno de México declaró anoche la emergencia sanitaria por causa de fuerza mayor debido a la contingencia por los contagios de coronavirus. Por esa razón, hay nuevas medidas para combatir la propagación del Covid-19. El resguardo domiciliario se extiende desde ayer y concluirá hasta el 30 de abril, lo que sin duda afectará y agravará la economía de miles de familias y de cientos de empresas y comercios que tendrán serios problemas para sobrevivir.
La situación económica a dos semanas de iniciadas las medidas de contención por esa pandemia mundial ya es complicada y en algunos casos grave, al grado que fue el motivo que derivó en la protesta violenta registrada en el municipio de Totolac por parte de los productores de pan de fiesta, quienes exigieron al alcalde Giovanni Pérez Briones hiciera efectivos los apoyos económicos que prometió a ese sector ante la crisis que enfrenta por sus nulas ventas y la prohibición que existe para que no se instalen ferias o en las festividades de las comunidades donde suelen comercializan sus artículos.
Las autoridades federales, estatales y municipales parece que no entienden la nueva realidad y no terminan por asimilar que los problemas económicos y sociales que están por venir rebasarán sus planes y acciones. Hay miles de mexicanos y tlaxcaltecas que viven al día, de ahí que difícilmente podrán acatar la instrucción de permanecer en su caso por cuatro semanas más a fin de evitar los contagios por coronavirus.
Cada día se conocen más casos de personas que se están quedando sin ningún ingreso o de algún medio para obtener los recursos para llevar alimentos a sus familias. Los programas sociales del gobierno ayudan, pero éstos ni son suficientes ni abarcan a toda la población en condición de crisis.
En Tlaxcala ya se registró la primera muestra de desesperación en el municipio de Totolac y no dude que conforme pasen los días se presenten protestas similares en otras poblaciones donde sus habitantes estén desesperados por no tener lo necesario para sobrevivir.
Las autoridades no pueden verse tan irresponsables e insensibles como el edil perredista Giovanni Pérez, quien después de huir de la presidencia de Totolac y dejar encabronados a los productores de pan de fiesta decidió refugiarse en el chafa restaurante conocido como Coyote´s House donde se le vio embriagándose y platicando su hazaña de cómo logró escapar del inmueble sin ser descubierto por los habitantes inconformes.
Hasta ahora nuestro estado ha corrido con suerte por llamarle de alguna manera, no sólo porque se ubica entre las entidades con el menor número de contagios por Covid-19 (4 casos confirmados), sino porque las medidas de contención de la propagación del virus, aunque no han sido acatadas por la mayoría de las personas, si han servido para disminuir la propagación de la pandemia.
Las autoridades deben mostrarse más sensibles y a la par de que anuncian medias de apoyo a los sectores productivos de Tlaxcala también deberían promover la solidaridad entre los habitantes para que se organicen y establezcan mecanismo de ayuda a fin de mitigar los efectos negativos de la crisis económica.
Los avances que Tlaxcala había alcanzado en los últimos años en generación de empleos, crecimiento económico y la reducción de la pobreza extrema no sobreviran y seguramente en este 2020 se tendrán número negativos como una consecuencia de la pandemia del Covid-19.
Los gobiernos federal, estatal y municipal deberán replantear sus estrategias y objetivos con miras a enfrentar la crisis económica.
En Tlaxcala las autoridades estatales y municipales deberán prepararse para cerrar sus administraciones con limitaciones y en un año que será más que complicado en materia financieras, de ahí que estarán obligadas a llevar a cabo un trabajo eficiente en su gasto a fin de cumplir sus compromisos y garantizar la estabilidad social de sus poblaciones.
La crisis que viene será durísima y los riesgos de que en algunos lugares se pierda la estabilidad social serán altos.
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