Hace una semanas y por un largo tiempo era común ver reunidos en forma amigable al actual secretario de Salud, René Lima Morales, a la directora Administrativa de la Sesa, Guadalupe Zamora Rodríguez y a la dirigente sindical, Blanca Águila Lima, por lo que ahora resulta extraño que el primero y la última se hayan puesto de acuerdo para organizar y realizar un movimiento de protesta que sólo busca el despido de la que antes era su aliada y confidente.

La problemática que se vive en la Secretaría de Salud de Tlaxcala más que tener una justificación relacionada con la escasez de medicamentos e insumos en las clínicas y hospitales de la entidad, así como denunciar un supuesto hostigamiento laboral, pareciera que tiene otro origen y que éste estaría relacionado a un desacuerdo personal entre René Lima y Guadalupe Zamora.

Trascendió que entre el titular de esa dependencia y la encargada de administrar los recursos había algo más que confianza y trabajo, pero que el encanto se rompió cuando un supuesto proveedor con aires de gigoló apareció en escena.

Desde que Guadalupe Zamora asumió la dirección Administrativa de la Sesa en julio del 2018, nunca se habían presentado quejas por la falta de medicamentos o de acoso laboral por parte de la conflictiva dirigente sindical Blanca Águila, no así por parte de los pacientes tlaxcaltecas que en diferentes ocasiones lamentaron la escasez de medicinas y vacunas y que las autoridades siempre negaron.

Esa funcionaria fue una de las pocas que había recibido un reconocimiento por el trabajo que realizó para poner en orden a la Secretaría de Salud de Tlaxcala, donde para nadie era desconocido que prevalecían serios problemas financieros, administrativos y de contratación de servicios que el anterior encargado del área, Mario Hernández Ramírez, nunca pudo atender y resolver.

Hay evidencias que hacen suponer que René Lima y Blanca Águila están de acuerdo en las acciones de protesta que desde el martes pasado lleva a cabo el personal sindicalizado de la dependencia para exigir la destitución de quien fuera su amiga y aliada Guadalupe Zamora.

Resulta extraño que el secretario Lima Morales no revele e informe que esta semana se descargaron dos tráiler que transportaron todos los insumos y materiales que se requieren para atender una probable contingencia provocada por el coronavirus que ya llegó al país y que hasta ahora no haya hecho públicas las fotografías que demuestran que en los almacenes de las clínicas y hospitales hay medicamentos, con lo cual podría demostrar y evidenciar que las acusaciones de los sindicalizados carecen de veracidad y sustento.

También genera dudas el hecho de que el personal directivo de la Sesa haya alentado y presionado para que ayer los hospitales y sus pacientes fueran abandonados, pues en esos nosocomios sólo se brindó atención en el área de urgencias y todas las citas médicas programas fueron canceladas, sin importar que un enfermo hubiera esperado tres o cuatro meses para ver a un especialista.

Otra actitud extraña es la violencia verbal que Blanca Águila y sus seguidores han utilizado para descalificar a Zamora Rodríguez y que en las mismas protestas no se lance ningún señalamiento negativo contra René Lima, quien al final es el jefe de la directora Administrativa y responsable de la Secretaría de Salud.

El caso es más que conocido por el inútil secretario de Gobierno, José Aarón Pérez Carro, quien como ya es su costumbre suele recibir a las partes en conflicto y darles un buen trato, pero que de nada sirve porque simplemente ese torpe funcionario es incapaz de solucionar los problemas que llegan a su escritorio.

Pareciera que el gobernador Mena Rodríguez está parcialmente informado de la problemática del estado, porque si en realidad tuviera los datos completos del conflicto de la Sesa lo más seguro es que ya hubiera intervenido para poner fin a una confrontación personal que ya está dañando a los pacientes y a los ciudadanos que se ven afectados por las protestas de los trabajadores de la Secretaría de Salud.

Urge que alguien ponga orden en la Sesa.