Es el amo chico, el junior más popular de Tlaxcala… torero, bohemio, poderoso, buen mozo, Marianito no puede andar navegando por ahí, sin rumbo. Su papel tiene que definirse… sus atribuciones y, desde luego, sus limitaciones.
Bajito de estatura, simpático, de ojo grande, bueno para la lidia de toros y mejor publirrelacionista de su papi, el hoy gobernador electo, Mariano González Aguirre, es un talentoso profesionista (comenzó con Ciencias Políticas, siguió con Derecho y acabó en Negocios internacionales de la UDLA) para el cual, los próximos seis años transcurrirán con el natural vértigo de quien desearía hacer del disfrute un placer perenne.
Es, ni más ni menos señores, el junior del momento. El soltero más codiciado. Al que todos aplaudirán cuando cante “mi querido viejo”. El que guarda su distancia de los libros y posee un estilo natural para tomarte del hombro, apretarlo y guiñar un ojo, como nada más podría hacerlo él, interlocutor de singular manufactura, dueño del amor paternal de aquél a quien sigue con una lealtad toda prueba (pese a la beca orticista que según los mal pensados, acortó distancias entre su progenitor y el actual mandamás de Tlaxcala)
Marianito es, según podemos ver, un cúmulo de virtudes. Como lo son todos los jóvenes (bueno, no todos porque parte de ellos carecen de la solvencia en todos los ámbitos como él la ostenta).
Por eso, debe definir su estatus.
¿Qué papel habrá de jugar entre hoy y el 15 de enero, y de esa fecha en adelante?
1.- Podría asumirse como leal escudero de su padre, el inminente gobernador; pero, en qué momentos y con qué perfil legal. Tomemos en cuenta el ofrecimiento del pupilo de Sánchez Piedras, cuando alude a la transparencia como condición. No vaya a ser el nepotismo un nubarrón que afecte al soleado entorno de quien ayer lunes, celebrando su día con los abogados hablaba de coordinación y no de sumisión entre poderes, y ofrecía rendir cuentas a los ciudadanos de cada peso que pase por sus manos.
2.- Podría ser el eficiente operador político, capaz de diluir con sabias y discretas decisiones, de la más sencilla a la más compleja crisis. Bueno… creo que aquí el asunto se complica con aquello de la discreción, porque al eterno adolescente le fascina el reflector. Ha de verse el agraciado instante en que el ganador de la jornada electoral recibe la constancia de mayoría de manos del consejo general del IET.
3.- Otra opción sería la distancia. Qué tal salir de Tlaxcala para no perjudicar a su señor padre, el divo, y radicar, por ejemplo en la Ciudad de México, a lado de su madre, la primera actriz Hilda Aguirre. Mmm, y, ¿privarse del gusto de vivir su principado intensamente?… dime, qué serían los antros tlaxcaltecas si el potrillo, o mejor, el novillo, se ausenta. ¿Quién con ese estilo único para pagar la cuenta de los cuates?… y conste que lo más intenso de una vida loca en que se puede convertir el desempeño de un chavo, así, tan singular, está por venir.
4.- ¿Qué tal asumirse en el administrador del rancho eh… así, podría estar cerca, pero a la vez no exponer a su padre el gobernador a la mirada escrutadora de sus críticos?… buena medida, ¿no?… total, qué tan lejos está la hacienda… ¿para qué se hicieron los helicópteros?… ¿para qué sirven los escoltas y los vehículos blindados?… pues para ir y venir y, que la gente diga: mira ahí ha de ir Marianito… condenado muchacho, quién en la vida podría tener una oportunidad como él…
El ojo escrutador de Adriana
Recordará usted la efímera pero sentida ausencia de Adriana Dávila Fernández, luego que pasaron los comicios. Y claro, la reaparición de la panista para anunciar que no impugnaría los resultados, pero se mantendría vigilante del comportamiento del gobierno entrante.
Por aquí rompió el silencio y, luego luego la mandó a traer el ganador de la elección, Mariano González, para tomar un cafecito, dicen que en el rancho, pero eso sí, con la más absoluta discreción.
Imagine usted la escena: en las tierras buenas del feudo marianista, irrumpe el camionetón (ok, ok, uno de los camionetones) usado como transporte personal de Adriana. Ella va en el interior, pensativa, nostálgica, viendo los interminables pastizales que negrean con la imponente figura del toro bravo.
Se acerca al casco del bello sitio. Caporales por aquí y por allá. Caballos, buganvilias coronando puertas viejas pero bien conservadas. Y ese olor a tierra húmeda, a cuero (el de las sillas de montar y el del personal femenino que sirve a los amos)… – Bienvenida, Adriana. – Gracias, Mariano (y se dio la extraña charla).
Ya sabe usted, temas sobran (ajá)… que las lluvias, que el calor, pero lo más importante del encuentro: “no dejes fuera mis propuestas”. – Claro que no, respondería el dueño del lugar.
¿Cuáles?, nos preguntamos.
Mas lo bueno del despliegue fue la buena voluntad de ambos contendientes (Adri no llevó a la menudita Minerva) para darse la mano en señal de que atrás quedó la competencia y, de hoy en adelante, lo que se dará es una relación respetuosa por el bien de Tlaxcala (pácatelas).
Después vendría el encuentro de Adriana con su inventor. Bueno, así, cara a cara no se dio, pero el Presidente le envió un recado que, palabras más, palabras menos decía: “gracias por tu participación y, felicidades por el elevado número de votos alcanzados”. Dicen que así de parco fue el mensaje del michoacano.
Otros a su servicio se encargarían luego, de dibujar las opciones a la frustrada rompedora de barreras. Más o menos a través de Cesar Nava y otros personajes que laboran en la Presidencia, el planteamiento fue el siguiente:
1.- Te sacudes el cansancio después de la tremenda campaña, y tomas el control moral del partido (bueno lo que queda de él) para que tu carrera política no acabe luego de la frustrada elección, con el alto encargo de convertirte en el personaje que comande la oposición al nuevo gobierno, que sancione cada acto y repruebe cada error. Para facilitarte esa labor, el gobierno federal (también, lo que queda de él, porque ya está en el tercer tercio) te ofrece puertas abiertas de las dependencias, para que en tu calidad de lideresa moral panista, cumplas con los importantes apoyos ofrecidos que, a la larga se conviertan en votos para la próxima elección, la más importante para Felipe Calderón, o sea la de 2012.
2.- Te incorporas a la oficina de Presidencia. No precisamente como una empleada fundamental, pero a lo mejor en labores lo suficientemente sencillas como para la capacidad mostrada en los comicios tlaxcaltecas. Conste que tendrás presencia en Los Pinos, pero hasta ahí habrás llegado, a ser una burócrata más, sin grandes alcances, sin grandes planes… para lo que tus fuerzas dieron…
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