En apariencia Morena y sus aliados el PT y el PES retuvieron el control del Congreso del Estado al conservar la presidencia de la Junta de Coordinación y Concertación Política y el Comité de Administración con la diputada del PT Irma Garay Loredo y el morenista Rafael Ortega Blancas, respectivamente, sin embargo en los hechos los que ganaron y lograron seguir mandando en el Poder Legislativo como lo han hecho desde septiembre del año pasado es la chiquillada conformada por el PAN, PRD, PRI, Nueva Alianza, Movimiento Ciudadano y el Verde Ecologista.

El bloque mayoritario de Morena, el PT y el PES lejos de entender y aprovechar su fortaleza y número desechó la posibilidad de superar sus diferencias y optó por fracturarse nuevamente, entre los morenistas proclives a la corrupción, a los arreglos en lo obscurito y a velar por sus intereses personales y los que están convencidos de las bondades del proyecto que impulsa el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Los primeros son encabezados por Víctor Manuel Báez López, diputado con funciones de mayordomo del senador Joel Molina Ramírez y del director del Canal Once y ex gobernador tlaxcalteca, José Antonio Álvarez Lima.

Como sucedió hace un año, ese grupo no tardó en prostituirse ante las propuestas indecorosas que le hizo la chiquillada, la cual terminó por venderle su amor y fidelidad a un precio muy caro para lo que realmente representaban al interior del Congreso local, de ahí que juntos empezaron a vivir su desenfrenado amasiato que les permitió repartirse el botín, perdón, el control y las posiciones del Poder Legislativo.

El otro grupo de nueve diputados miembros de la Cuarta Transformación que coordina la morenista Ana Bertha Mastranzo Corona trató de recomponer el rumbo y la unidad al enviar señales de buscar la reconciliación, pero ayer comprendió que con el dinero y la traición no se puede competir porque hubo algunos legisladores como la muchacha petista María Félix Pluma Flores, el doble cara de José Luis Garrido representante del PES y uno más de Morena que terminaron por sumarse a los políticos que suelen prostituirse sin ningún pudor con tal de satisfacer su hambre de poder y de recursos públicos.

Se dice que esos legisladores fueron determinantes para que la presidencia de la Junta de Coordinación y Concertación Política fuera a parar a las manos de la limitada petista Irma Garay, quien apenas si pudo sumar 13 votos para su causa, logrando un voto más de su adversario Víctor Castro López que estuvo a punto de ganarle la partida.

Si en un año Garay Loredo no pudo coordinar a los tres diputados de su bancada del PT, lo más seguro es que le resulte imposible dirigir ese órgano de gobierno del Congreso del Estado, de ahí que muchos aseguran que seguirá los pasos de su amigo, consejero y protector Víctor Manuel Báez que fue removido hace unos meses de esa posición por sus constantes torpezas y errores de operación.

Los más felices con la ineptitud, deshonestidad, incompetencia y modorra de los diputados de la Cuarta Transformación son los del PAN representados por el labioso Omar Milton López Avendaño, los del PRD que los coordina un aspirante a morenista, el delicado Miguel Ángel Covarrubias Cervantes, la priista Zonia Montiel Candaneda, la versátil militante de Nueva Alianza Luz Guadalupe Mata Lara, así como la puntual María Isabel Casas Meneses que pertenece a Movimiento Ciudadano y la intrascendente Verde Ecologista Maribel León Cruz.

En esos diputados realmente está el poder del Congreso del Estado en Tlaxcala y si no me cree pregunte por sus jugosas dietas, salarios y otros estímulos que reciben por fungir como damas de compañía con facultades para ordenar e imponer su ley.

El grupo de legisladores de la Cuarta Transformación afines a los intereses de la “super delegada” del gobierno federal, Lorena Cuéllar Cisneros, recibió un revés y dejó de controlar la Junta de Coordinación y Concertación Política, sin embargo aún pudo retener el Comité de Administración donde Rafael Ortega logró su ratificación con una votación sorprendente al sumar 23 de los 25 sufragios en juego.

La suerte de la actual legislatura está echada.

Correrá la misma suerte que las anteriores en manos del PAN, PRD y PRI al cargar desprestigio y mala fama. Sin dudas será un fracaso de la Cuarta Transformación que impulsa el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador.

Resulta ridículo que Morena y sus aliados en otros espacios de poder en el país y a nivel nacional mantenga a raya al PAN, al PRI y al PRD y que en Tlaxcala los legisladores de esos partidos sean el verdadero factor de fuerza y decisión en el Congreso del Estado. Difícil de creer, pero es la pura realidad.