Este día se conocerá si la Cuarta Transformación conformada por Morena, el PT y el PES podrán retener el control del Congreso del Estado y por consiguiente mantener la hegemonía en los principales órganos de gobierno y comisiones del Poder Legislativo, por lo que así como ya quedó demostrado quiénes son los diputados que avalaron la corrupción con la aprobación de ciertas cuentas públicas, también se conocerá aquellos que dicen ser de izquierda pero que en realidad juegan del lado de la derecha.

Tras horas de intensas negociaciones, Morena en alianza con el PT y el PES tiene la confianza de retener para un diputado de ese grupo la presidencia de la Junta de Coordinación y Concertación Política del Congreso del Estado que dejará la morenista Ana Bertha Mastranzo Corona, con lo cual se redujeron las posibilidades de que ese espacio vaya a parar a las manos del legislador panista Omar Milton López Avendaño que no ha dejado de moverse para tratar de alcanzar ese propósito.

Una vez que se defina el nombramiento del presidente de la JCCP y del Comité de Administración que tampoco se prevé que salga del control de Morena, se conocerá si hay cambios en las presidencias de algunas comisiones como en la de Finanzas y Fiscalización a cargo de la camaleónica María del Rayo Netzáhuatl Ilhuicatzi, quien al final otorgó todas las facilidades al PAN y al PRD para cambiar el sentido de dictámenes de reprobatorios a aprobatorios, con lo cual quedó demostrado que la actual legislatura tuvo el mismo comportamiento solapador que las anteriores.

Los errores de la actual legislatura en el primer año de su periodo fueron más que evidentes y visibles, por lo que en este segundo año no pude darse el lujo de seguir por ese mismo camino, ya que su credibilidad no atraviesa por el mejor momento al igual que su imagen pública. Los ciudadanos no están contentos con su trabajo y desempeño, lo cual se puede comprobar porque casi siete de cada diez ciudadanos reprueban la actuación de los diputados locales.

Los legisladores deben entender que los ciudadanos si distinguen y saben que una cosa es el gobierno del presidente de México Andrés Manuel López Obrador que respaldan y apoyan y otra diferente los diputados locales miembros de la Cuarta Transformación que no cumplieron con su palabra de reducir sus salarios, castigar la corrupción y aprobar leyes que beneficien a los tlaxcaltecas.

El pueblo sabe premiar, pero también sabe cuándo castigar.

El desastroso despertar del PRI

Después de 13 meses de un inexplicable letargo, el PRI en Tlaxcala en manos del desinflado y el maltrecho Roberto Lima Morales decidió reaparecer en escena, para lo cual su dirigente decidió dejar su traje de bohemio y ponerse su camisa de porro golpeador para tratar de descalificar el Primer Informe de Gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

Para el priista y su séquito de lambiscones que ofrecieron una conferencia de prensa, la administración federal es un caos porque carece de rumbo y porque los resultados alcanzados hasta este momento son desastrosos en materia económica, en la generación de empleo, en inversión productiva, en proyectos de infraestructura, en el sector salud y en los programas sociales.

Lima Morales sostuvo que el país bajo la conducción de Morena ha perdido más de 200 mil empleos, se cancelaron más de cinco mil comedores comunitarios y se incrementó la delincuencia y el crimen organizado de manera alarmante a nivel nacional. Además, dijo que existe una economía detenida, con un cero por ciento de crecimiento, cuando el actual mandatario del país prometió crecer 4 por ciento.

Sus sesudas críticas pueden entenderse y hasta tener cierta veracidad, pero quizá no tiene la calidad moral para hablar mal del gobierno federal cuando el gobierno de su jefe el gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez no es sencillamente un digno ejemplo de eficiencia y de ser una administración de resultados.

El sector salud de Tlaxcala sigue siendo de los peores. La escasez de medicinas y de doctores es la constante, sin mencionar que la atención que se brinda en las clínicas y hospitales del estado es pésima. La seguridad está en total abandono y la incapacidad de las autoridades para detener a los criminales que abandonan cuerpos de víctimas a lo largo y ancho del estado es mayúscula.

Los proyectos de desarrollo y las obras emblemáticas (la amplicación y modernización de la carretera Tlaxcala-Apizaco, la construcción del Hospital General de Tlaxcala y la remodelación del estadio Tlahuicole) de la administración menista arrancaron el año pasado, es decir, que el gobierno del estado tampoco puede presumir que inició inmediatamente sus grandes obras.

El gobierno de Tlaxcala presume que en los últimos dos años se logró una disminución de 5.5 puntos porcentuales de la pobreza y de 2.6 puntos porcentuales en reducción de la pobreza extrema, cuando es un efecto que dejaron los últimos gobiernos locales. Ese resultado no es de una acción o de una estrategia que haya puesto en marcha la administración de Marco Mena.

En diciembre del año pasado se anunció la puesta en marcha del Programa “Supérate” con una inversión de 200 millones de pesos, sin embargo hasta ahora nadie sabe en qué consiste esa acción gubernamental y para cuando se empezarán a entregar esos apoyos económicos a los tlaxcaltecas que forman parte de ese programa.

El PRI antes de exigir cuentas y resultados a nivel federal, debería analizar si tiene calidad moral para reclamar. O no.