A un mes de la elección surge la propuesta contranatura de unir a perredistas con sus históricos enemigos los panistas, en un contingente abultado, pero altamente riesgoso.
Falta un mes para los comicios y, el extraño maridaje PAN-PRD ve en el destiempo a su peor enemigo. Ni siquiera el diálogo de sordos entre César Nava y Carlos Navarrete, es tan dañino como la devaluación ideológica que se plantean como efectivo mecanismo cortoplacista para reponerse del horror que les ocasiona el avance tricolor.
Apuestan a una elección entre dos fuerzas, aunque en ambas deban sentarse a la misma mesa supuestos adversarios de doctrina y los dos pongan cara de viejos amigos separados por razones sin valor.
¿Y dónde quedó la formación? No la hay. Nunca ha existido. Si acaso, reducidos grupos de radicales se hallan olvidados, retirados de la vida política, viviendo en amasiato con sus ideas, sabedores que de no actualizarse pisoteando sus principios, están condenados a la exclusión.
El pin-pon ¿perredista?-panista, ha de obedecer a la voluntad superior (para ellos) dispuesta a batirse para impedir que la echen de Los Pinos, como tanto alardeó el tristemente célebre Vicente Fox de Sahagún, de sus antecesores priístas.
Lo delicado, para la causa tricolor, es que pese a la relación contranatura de azules y amarillos, hay evidencia de avances sustanciales aprovechando los errores del Revolucionario Institucional.
Vale echar una mirada a la cercana entidad poblana, donde la imposición de Javier López Zavala, un sujeto malquerido por las mismas filas priístas, ha permitido al ex tricolor y hoy representante de los intereses panistas-perredistas -Rafael Moreno Valle-, un crecimiento a tal grado que es probable que se tenga un fin de película el próximo 4 de julio.
Ni qué decir de Xóchitl Gálvez, en Hidalgo o, de Gabino Cué, en Oaxaca. La mixtura de frijoles con pápalo está dando resultado.
Sucede que en Tlaxcala, a un mes de la elección y ante la pobre cifra alcanzada por la candidata de la alianza honestidadytransparencia, Minerva Hernández, los enemigos del PRI se dieron cuenta de que pueden llegar a entenderse en un amasiato por conveniencia, aunque tengan el grave problema de elegir entre dos mujeres no dispuestas a ceder lo que consideran su inminente liderazgo.
Una, la gallina que trae los huevos (así se describe la panista) pasó del kínder a la universidad (según su adversaria y potencial aliada perredista). La otra, tiene doctorado, pero no enciende la pasión de las mayorías. Digamos que se trata de proyectos disfuncionales que juntos podrían aspirar a dos cosas:
1.- A sumar cuantitativamente a sus seguidores, pasando por alto que unos aplaudan la ridícula propuesta obispal de dejar la elección en manos de la Virgen de Ocotlán, mientras los otros, con una perspectiva bien amplia, observan verdaderas injusticias en la realidad proselitista, pues pese a la solidez de la abanderada, la campaña nada más no cuaja.
2.- Corren el inminente riesgo de radicalizar las posturas de sus simpatizantes, por lo que pese al abultado contingente en el que sueñan, puede que lo caótico del perredismo contamine al inmaculado albiazul del Cesar’s team, al grado que lejos de conseguir consolidarse como una fuerza superior al PRI, entreguen a este la plaza en charola de plata. Es, desde luego, la justificación de grupos identificados con Convergencia, PT y PRD, para sumarse al priísta Mariano González Zarur, cuyo mérito a estas alturas es aguantar los tiempos para reaccionar lo menos errático posible (como le ocurrió hace seis años, cuando ya se sentía gobernador).
Así que si la apuesta de Presidencia es formar al perredismo afín (el que excluyó a AMLO) en su lucha por no dejar Los Pinos, aprovechando errores, inercias y resistencias de sus enemigos históricos los priístas, el temperamental Mariano debe poner sus barbas a remojar, con la seguridad de que el mínimo error lo manda al sótano.
Ya no está tan solo como al principio. Ahora busca la compañía de partidos pequeños y grupos modestos, con los cuales por cierto, en otras circunstancias ni siquiera habría accedido al diálogo.
Mas lo cierto es que tras el estúpido accidente de la comitiva adrianista que causó dos muertes, las encuestas registran una sensible baja (algunos aseguran que hasta de cinco puntos), mientras el divo no registra crecimiento alguno en la intención de voto, pero tampoco baja.
De esa forma, el jefe del orticismo cuenta con la coartada para justificar una eventual derrota electoral ante el amigo-Presidente y de esa manera pueda completar la cauda de frases, llenas de simbolismos, a saber: “si siñor Presidente”; “No siñor Presidente”; “Me doy, me doy, siñor Presidente”, y la más reciente y probable: “Ya ve siñor Presidente, no dio el ancho…”
Errores, esa es la palabra clave, esa es la condición que aprovecharán los adversarios para capitalizarlos a niveles que, créame, pueden causar la derrota.
En Chiautempan
El talentoso Mauricio Flores Arellano, es probablemente el primer candidato panista con una perspectiva de triunfo electoral sustentada en su preparación académica y consistencia albiazul, sin entrar en los desgastantes terrenos del escándalo. Este miércoles se le vio sin la sobreactuación que para desgracia de los de su partido, tiene la wild girl (la de los huevos…).
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