La marcada división y la soberbia que impera entre funcionarios federales, legisladores y líderes de Morena seguramente serán factores que complicarán la llegada de ese partido al poder local en los comicios del 2021, porque ese instituto político que creó el hoy presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, está confrontado y siguiendo una ruta que terminará beneficiando a sus adversarios naturales el PRI y el PAN.
Si Lorena Cuéllar Cisneros, delegada federal de los Programas de Desarrollo del gobierno federal mantiene su activismo político electoral rumbo a las elecciones del 2021, lo natural es que otros miembros del partido donde hoy milita sigan su ejemplo porque nadie quiere rezagarse.
So pretexto de realizar un informe legislativo del primer periodo de sesiones del Senado, la legisladora Ana Lilia Rivera Rivera y el destartalado líder de Morena en Tlaxcala y próximamente compañero de la primera, Joel Molina Ramírez, mostraron “músculo” y utilizaron al iluso presidente de la Cámara Alta del Congreso de la Unión, Ricardo Monreal Ávila, para presumir que al menos un político de peso apoya sus ambiciones.
El otro longevo senador de Morena, José Antonio Álvarez Lima, también aprovechó el evento realizado en el domo blanco del Centro de Convenciones de Tlaxcala para decantar su apoyo para Ana Lilia Rivera y Joel Molina en la carrera por la sucesión, sacando a relucir su enorme resentimiento y desprecio por los Cisneros.
Ideológicamente preparada y con ciertos dotes de operadora, Ana Lilia Rivera dejó salir su actitud “contreras” que desde la fundación de Morena ha tenido incluso con López Obrador, de ahí que en esta ocasión tuvo la desfachatez de presentar al senador poblano Alejandro Armenta Mier como el próximo candidato de ese partido a la gubernatura de Puebla que tendrá unos comicios extraordinarios tras la muerte el pasado 24 de diciembre de la gobernadora panista Martha Erika Alonso Hidalgo.
Ese ex priista que creció políticamente gracias al grupo del ex gobernador precioso Mario Marín Torres, goza de un enorme rechazo entre los militantes poblanos de Morena y su posicionamiento está por debajo del ex candidato a la gubernatura y ex presidente del Senado, Luis Miguel Barbosa Huerta, quien es apoyado para repetir como abanderado por la dirigente nacional de ese partido, Yeidckol Polevnsky Gurwitz.
A la luchadora social Ana Lilia Rivera al parecer ya le gustó estar rodeada de ex priistas que hoy reniegan de sus orígenes y de las administraciones corruptas donde prestaron sus servicios. Se le ve cómoda y hasta feliz de tener esos aliados en su obsesión por convertirse en la futura gobernadora de Tlaxcala.
No cabe duda que ese grupo de Morena no tiene empacho en mostrarse como aliado y hasta sumiso al gobernador Marco Antonio Mena Rodríguez, con quien ayer sostuvieron una reunión sin tener ningún resultado concreto pero que el equipo de prensa del mandatario se dio a la tarea de destacar.
Al senador José Antonio Álvarez se le olvidaron las descalificaciones que solía balbucear contra Mena Rodríguez cuando estaba en campaña o al inicio de la actual administración estatal, así como también a Ana Lilia Rivera se le borraron las múltiples quejas que tenía contra el gobernador por su notable ausencia en el momento de ejercer el poder.
A Joel Molina hay que reconocerle su congruencia, pues siempre ha sido un fiel aliado de los gobiernos priistas que lo han consentido no sólo en la actual gestión, sino en la del hacendado mandatario Mariano González Zarur.
Los diputados locales que asistieron como Víctor Manuel Báez, Jesús Pérez, María de Lourdes Gutiérrez, Ana Bertha Mastranzo, Patricia Jaramillo, María del Rayo Netzahuatl, Irma Garay y Luz Vera ya evidenciaron de qué lado van a jugar, lo cual resulta bueno porque algunos mantenían una doble cara.
La aparición de ese grupo y su lucha por la candidatura de Morena al gobierno de Tlaxcala es positiva y hasta buena, porque Lorena Cuéllar deberá entender que tiene rivales y que la nominación oficial en ese partido no la tiene asegurada como suelen decirle sus más cercanos colaboradores que siguen operando como si fueran oposición y no gobierno.
Un claro ejemplo de lo anterior, es que la “super delegada” fue una espectadora más en la organización de la primera gira oficial del presidente de México, Andrés Manuel López, quien el jueves de esta semana visitará Tlaxcala.
Aunque parezca increíble, ella y su séquito siguen asumiendo un papel de oposición y permiten que el gobierno del estado marque la agenda y controle invitados y la logística de la visita de López Obrador.
Lorena Cuéllar debe asimilar que no es invencible y que los errores se pagan muy caro, como sucedió en los comicios locales del 2016 cuando fue derrotada en las urnas por el hoy gobernador priista Marco Antonio Mena.
Por lo pronto ya sabemos quién es la candidata de Marco Mena en Morena para la sucesión o no.
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