Pareciera que el secretario de Salud de Tlaxcala Alberto Jonguitud Falcón y la líder sindical de los trabajadores de esa dependencia Blanca Águila Lima se equivocaron en su estrategia para enfrentar las acusaciones que el diputado local del PT, Víctor Castro López, ha lanzado en su contra por los malos servicios y el favoritismo existen en la contratación de personal que logró su base sin tener algún mérito o preparación.

Desde hace algunas semanas se mantiene vigente en los medios de comunicación el tema de la salud, sin que hasta ahora haya funcionado la estrategia mediática oficial para enterrar el asunto o desacreditar al legislador del Partido del Trabajo, quien pese a lo que se diga ha movido al gobierno estatal que ha evidenciado su vulnerabilidad y que le duele el desgaste que enfrenta al no poder contener los señalamientos negativos que acumula ese sector.

Víctor Castro ayer comprobó que una parte de sus compañeros legisladores siguen al servicio del gobierno del estado, pues optaron por suspender la sesión para comer y retrasar el desarrollo de la misma para evitar el impacto mediático de la intervención del petista y para cansar al personal de la Sesa y a los agraviados por los malos servicios de esa secretaria que acudieron para respaldar las acusaciones del diputado.

La lista de los familiares de Blanca Águila que han obtenido una base como personal de la Secretaría de Salud fue expuesta, así como los amigos de la líder sindical que se han beneficiado con sus favores, como el hijo de un director de un medio de comunicación local que cobra dos salarios al desempeñarse como delegado del gremio y como personal médico en otro hospital.

El diputado del PT expuso en la tribuna del Congreso del Estado casos de negligencia médica. Uno de ellos involucró a una mujer que durante su proceso de parto le extirparon sin su consentimiento la matriz y un ovario en el hospital comunitario de Zacatelco, situación que podría implicar el pago de 20 millones de pesos como indemnización por parte de la Secretaría de Salud de Tlaxcala.

Aunque las anomalías detectadas y los casos de negligencia médica en el sector de la salud del estado son ignoradas por la mayoría de los medios de comunicación local, los expedientes de los mismos ya están siendo integrados para que sean expuestos a nivel nacional y en la Cámara de Diputados, donde los afectados buscarán el respaldo de los legisladores federales y de las futuras autoridades que encabezará el presidente electo de México, Andrés Manuel López Obrador, para que sean investigados y en su momento se proceda a imponer las correcciones y sanciones a que haya lugar.

En Tlaxcala el equipo de transición del futuro mandatario del país trabaja en la integración de varios expedientes que acreditan malos manejos financieros y la operación de lo que se conoce como la mafia en el poder. El de la priista Blanca Águila, líder sindical de la Sesa y ex candidata del PRI a la diputación federal por el segundo distrito es uno de los más documentados y amplios, por lo que no descarte que sea uno de los primeros en ser investigado formalmente por las autoridades que se encargarán de castigar la corrupción.

El tema de la salud que forma parte del triángulo de prioridades de la actual administración ha sido descuidado y el encargado de esa área del gobierno, Alberto Jonguitud Falcón, nunca ha demostrado un avance o una transformación de ese sector, por lo que la permanencia de ese hidalguense es inexplicable porque hasta ahora su trabajo ha hecho más mal que bien.

Con esa crisis que nunca será reconocida por las autoridades estatales se llevan a cabo los preparativos del segundo informe de gobierno de Marco Antonio Mena Rodríguez, evento que podría quedar manchado por las protestas que están siendo organizadas por el personal de la Sesa, los afectados por los malos servicios de esa dependencia y los señalamientos que pudiera hacer Víctor Castro en su calidad de diputado local.

Llama la atención que ninguna autoridad estatal haya buscado al diputado local del PT para conocer sus quejas y tratar de canalizarlas por la vía institucional, lo que demuestra claramente la falta de operación del secretario de Gobierno, José Aarón Pérez Carro, quien seguramente está más preocupado en revisar su agenda para saber cuándo podrá comer en algún restaurante de la feria de Tlaxcala que en evitar el golpeteo a su jefe y a la Secretaría de Salud.

Con esos colaboradores es entendible la crisis que enfrenta el gobierno en el asunto de la salud.