Los nuevos diputados del Congreso Tlaxcalteca, hundiéndose y consumiéndose en sus pasiones por poder y dinero, no tienen la mínima idea de la oportunidad que la historia les ha brindado, acaso sin merecerla, digo yo.

Ya empezó a correr el tiempo, los hechos empiezan a decir más que mil palabras y entre las sensaciones de la población, esa que salió decidida el pasado primero de julio a votar y acabar, entre otras cosas, con la corrupción y la impunidad de los gobiernos priistas y panistas principalmente, en Tlaxcala y en todo el país, empieza a sembrarse la “duda” de si en verdad habrá de producirse un cambio en las conductas de los nuevos gobernantes.

Trataré de decirlo con cuidado, los perfiles de nuestros representantes populares en el Congreso local, de la “nueva” generación de la izquierda, son muy penosos y peor sus orígenes.

La relación de irregularidades que seguramente ya conocen los legisladores morenos, no solo en las cuentas públicas 2017 de un número importante de municipios y que fueron aprobadas bajo sospecha de cohechos por sus antecesores, sino también en lo que respecta a las correspondientes del gobierno del estado y sus entes, no son un asunto menor. La presunción de desvíos, mal uso de recursos públicos y más dramáticamente el posible daño al patrimonio de los mexicanos y tlaxcaltecas por parte de servidores públicos, tiene que ser revisado, auditado con todo el rigor que se requiera e identificar a los responsables para aplicar las sanciones respectivas.

A través de una investigación que este portal de noticias ha estado dando a conocer en diversas entregas en las últimas semanas, se desnudan literalmente como ejemplo de las cochinadas que se les permiten a los servidores públicos, los actos vergonzosos, ilegales e ilícitos, del trácala secretario de Educación Pública del estado Manuel Camacho Higareda. Información respaldada con documentos en nuestro poder y que fueron emitidos en su momento por el Órgano de Fiscalización Superior del Congreso Local.

Indigna el silencio del titular de educación de Tlaxcala, porque su “valemadrismo” raya en un cinismo atroz que tiene con los pelos erizados a todo el sector que ya se organiza desde diversos puntos para ir por su cabeza, porque ya no lo quieren.

Dentro de la Secretaría del ramo, el soberbio funcionario ha acumulado enemigos, mismos que se sienten agraviados por las decisiones que ha tomado en contra de los opositores a la agónica Reforma Educativa, aplicándoles según él, todo el rigor de la misma y a sus amigos, premiándolos con puestos directivos y permitiéndoles cobrar en diversas dependencias, como la recién nombrada responsable de Secundarias, Ana Lucía Flores Aguilar y su esposo Cuauhtémoc, quienes están en la lista de los que reciben su lana de diversas áreas del gobierno estatal.

Camacho ha guardado silencio, pensará, algún día se les olvidarán mis tropelías, pero lo que los señores diputados hacen, de quedarse callados, de no ver nada, de ser indiferentes por los compromisos de protección que están cerrando en lo oscurito, es todavía más indignante, han pasado de ser la tan esperada transición para eliminar la corrupción a la complicidad, el desinterés, a la impunidad institucionalizada o de plano, la ineptitud.

Los flamantes y nuevos diputados locales, en lugar de andarse paseando con nuestro dinero por algunas de las hermosas playas del país para estrenarse en el cargo, deberían de tomar cartas en el asunto, revisar el cómo es que con tantas irregularidades, ilegalidades e ilicitudes, sus antecesores “aprobaron” la cuenta pública de la USET-SEPE del 2017 y no sólo eso, sino ordenar una auditoría inmediata a esa dependencia educativa por lo que se refiere al 2018, pues fue año de elecciones y vaya usted a saber lo que ocurrió con el ejercicio del presupuesto.

Señores diputados “morenistas”, no se engañen pensando que la gente votó por ustedes debido a sus grandes atributos, enormes propuestas de campaña o el prestigio tan distinguido que tienen; no, la gente votó en contra de un sistema que mucho daño le causó y le sigue causando a tlaxcaltecas y mexicanos y por ello les dio un triunfo contundente en las urnas; la gente les dio un “mazo” gigante para golpear con fuerza, por justicia y no por venganza, a quienes han hecho de la corrupción y la impunidad su forma de vivir.

Su pasividad y complacencia antes esos hechos ofende, decepciona y son una vergüenza para los tlaxcaltecas; la gente los observa y si no lo piensan así, están muy equivocados.

La misma población que los puso donde están, con la esperanza de que se comportaran diferente, ve con enojo que ustedes no son sino “más de lo mismo” o quizás peor.

Sentados cómodamente en sus nuevos privilegios, se han olvidado muy pronto de las causas, los motivos, las razones y sobre todo de la encomienda que les dio la población, para acabar con un gobierno prepotente, corrupto e impune, que se ha enriquecido y se sigue enriqueciendo, ahora con su participación y complicidad.

Diputados, su vergonzoso silencio y su inexplicable inactividad ante esos agraviantes hechos de corrupción efectuados por el secretario de Educación Pública, Manuel Camacho Higareda, los hace cómplices y representan una gran traición al pueblo tlaxcalteca.